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PERIODISMO ESTETICO

A través de historias más humanas y fotos impactantes, la revista 'Diners' ha logrado recuperar el <BR>valor de la crónica literaria.

13 de diciembre de 1999

A lo largo de sus 36 años de vida la revista Diners se consolidó como una publicación de
carácter familiar y, si es posible, casi tradicional dentro del mercado editorial. Sin embargo en los últimos
ocho meses la revista ha tomado un nuevo aliento que ha sorprendido a sus fieles lectores que no esperaban
encontrar en sus sobrias páginas a Isabella Santodomingo sobre la grupa de un caballo como Dios la trajo al
mundo o el enternecedor abrazo de Enrique y Alejandro Santos con el torso desnudo. Detrás de este cambio
de enfoque se encuentra su director, Germán Santamaría, quien con la ayuda de Carlos Duque, Olga
Sanmartín e Iván Beltrán se han dado a la tarea de rescatar la crónica literaria como estilo narrativo en un
medio de comunicación. "Quisimos regresar al periodismo bien escrito que sin ser noticioso puede captar la
realidad del país con belleza e intensidad. Recuperar la estética del alma a través de historias más humanas",
señala Santamaría.Pero no se trata simplemente de narrar los acontecimientos de una manera diferente
o curiosa. Quizá la evolución más notoria se presenta en el campo de la imagen pues por primera vez en
mucho tiempo una revista nacional le da a la fotografía la importancia que se merece como manifestación
artística. En las crónicas de Diners las fotos de Carlos Duque sobrepasan el papel, hablan por sí mismas y
hasta se podría afirmar que no necesitan explicación. La escena de Juanita Acosta tratando de
defenderse de unos supuestos violadores tiene una fuerza avasalladora y al lector le basta una sola
mirada para entender el sufrimiento de un personaje que, a pesar de su belleza, es víctima de la
violencia.Esa capacidad de generar emociones encontradas se ha convertido en una buena herramienta
periodística y ante los buenos resultados no sería raro que otras publicaciones continúen por el mismo
camino y las crónicas de tinte humano recuperen el lugar que les corresponde.