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POR UN PELO

9 de diciembre de 1991

EL MINISTRO DE DEFENSA, RAFAEL PARDO Rueda, cumplió su cita a la peluquería como acostumbran hacerlo todos los cristianos cada tanto. Se sentó con la consabida revista a entretener el obligado rato. Un acucioso peluquero lo reconocio y -sin decir nada- resolvió que su deber era hacerle un corte a la altura de su cargo Resultado: (ver foto).
Cuando cerro la revista y se enfrentó con el espejo, Pardo Rueda quedo atónito al volver a ver a sus orejas.
Pero las consecuencias de su nuevo look, no sólo tuvieron que ver con un desconocido y gélido frío en la nuca. Al llegar a la oficina, un sentimiento colectivo de