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Prueba reina

En las celebraciones de final de año, a pesar de las prohibiciones y las advertencias, es común que las autoridades sorprendan a algunas personas conduciendo bajo la influencia del alcohol.

18 de diciembre de 2003

En las celebraciones de final de año, a pesar de las prohibiciones y las advertencias, es común que las autoridades sorprendan a algunas personas conduciendo bajo la influencia del alcohol. Pero si se trata de una celebridad el asunto pasa a ser noticia. Eso le sucedió en las pasadas festividades a Diana Ross, quien fue arrestada en Tucson, Arizona, acusada de conducir en extremo estado de embriaguez. Las autoridades la encontraron estacionada en un espacio exclusivo para minusválidos de Blockbuster pasada la media noche. Aunque la cantante trató de justificar su presencia en el lugar asegurando que iba a alquilar una película, su hablar confuso y su caminar tambaleante la delataron. Por si fuera poco, cuando le pidieron hacer el tradicional cuatro, cayó al suelo en medio de un ataque de risa. Más diciente que los 0,20 grados de alcohol encontrados en su sangre (más de dos veces el límite permitido en Arizona) es el alfabeto que la artista de 58 años escribió a petición de las autoridades. Basta mirarlo para darse cuenta de su estado.