Home

Gente

Artículo

Realeza

¿Punto final?

No estaba embarazada y no la mandaron a matar. Todo fue un accidente. El informe oficial sobre la muerte de Lady Di intenta poner fin a las teorías conspirativas.

23 de diciembre de 2006

En las mentes de muchos no faltaban imágenes de un complot de película: la princesa Diana huyendo aterrorizada de un carro que la perseguía y chocaba repetidas veces, mientras la reina Isabel y su esposo Felipe de Edimburgo esperaban la llamada de los servicios secretos británicos para escuchar la frase clave: 'misión cumplida'. Quienes pensaban que el informe sobre la muerte de Lady Di tendría escenas similares capaces de tumbar la monarquía se quedaron con los crespos hechos.

Después de una investigación que tardó tres años, que costó 7,3 millones de dólares, en la que fueron entrevistados alrededor de 400 testigos y que produjo un documento final de más de 800 páginas, la conclusión es que la llamada 'princesa del pueblo' no fue víctima de una conspiración. En la madrugada del 31 de agosto de 1997, una suma de errores llevaron a ella, a su compañero Ehmad 'Dodi' Al Fayed y al chofer, a su destino final en el puente El Alma de París.

De acuerdo con John Stevens, ex comisario de la Policía Metropolitana de Londres y encargado de la investigación, llamada Operación Paget, todo se debió a un desafortunado accidente, como ya lo había revelado siete años atrás un informe realizado por las autoridades francesas. En él se había señalado que el exceso de velocidad y el estado de embriaguez del conductor habrían ocasionado las muertes. Pero con Lady Di ha pasado lo mismo que con Elvis Presley, Marilyn Monroe y James Dean, cuyos seguidores a veces se niegan a aceptar que hayan fallecido como simples mortales, y acogen teorías de manos misteriosas detrás de los hechos. Además, para los medios británicos, que desde cuando Diana murió producen anualmente cerca de 2.000 artículos, son más atractivas estas versiones.

El mayor impulsor de la teoría del complot ha sido Mohamed Al Fayed, padre de Dodi y dueño de los almacenes Harrod's de Londres, quien contrató un equipo de investigadores y fue entrevistado para el informe oficial."Yo sé de corazón que soy la única persona que sabe la verdad", dijo el magnate egipcio. Según Al Fayed, el príncipe Felipe habría buscado a los Servicios de Inteligencia Británicos MI5 y MI6 para sacar a su ex nuera del camino, pues ella estaría embarazada de un musulmán. El príncipe William, futuro heredero al trono, no podía estar emparentado de esa manera, y de acuerdo con su teoría, se habría orquestado la acción antes de que se diera a conocer el compromiso de la pareja, previsto para el primero de septiembre de 1997. No obstante, el reciente documento, en el que participó Scotland Yard, no encontró evidencia ni de embarazo ni de compromiso. Nuevos análisis realizados a partir de una mancha de sangre de la alfombra del Mercedes-Benz S280 prueban que Diana no estaba esperando bebé.

Incluso no es claro que hubiera una relación seria entre la princesa y su compañero de las horas finales. Es cierto que Dodi le había regalado un anillo y quizá, como ha dicho su padre, esperaba pedirle matrimonio. "Ella no quería aceptarlo, pero tampoco quería ofenderlo, así que usaba la sortija en la mano derecha y no en la izquierda como se acostumbra", explicó Paul Burell, el controvertido mayordomo de la princesa de Gales, entrevistado para esclarecer los sucesos. Él también ha sostenido que Dodi era un simple amor de verano, que sólo se vieron 26 días y que en realidad ella estaba enamorada del médico paquistaní Hasnat Khan, con quien había tenido una relación de dos años. "Me atrae el matrimonio tanto como un salpullido en la cara", habría dejado saber Diana a su amiga Annabel Goldsmith, uno de los testigos del caso. También testificaron el príncipe Carlos, diplomáticos británicos y una modelo norteamericana, quien creía estar comprometida con Dodi hasta cuando los medios hicieron público el romance con la princesa. Por su parte, el personaje clave, Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas, copiloto el día del accidente y único sobreviviente, no ha respaldado las teorías conspirativas y siempre ha dicho que sólo tiene "recuerdos a medias". Sin embargo, le alcanzaron para escribir un libro.

El informe establece que Diana Spencer temía ser espiada por agencias británicas y norteamericanas y que sus teléfonos estuvieran intervenidos. Pero después de acceder a cerca de 20.000 documentos, Stevens concluyó que no hay evidencia que pruebe que la CIA, el MI5, el MI6 o la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA), estuvieran involucradas.

De esta manera, Mohamed Al Fayed perdió otra batalla. La base más sólida del supuesto complot era una carta escrita por Diana en la que acusa con su puño y letra a Carlos de ser capaz de ponerle una bomba en un avión o de "planear un 'accidente' en su carro: dañarle los frenos para tener el camino libre y casarse". Sin embargo, para los investigadores sólo se trata de una extraordinaria coincidencia y del producto de una mente afectada por la depresión y la paranoia. Esta prueba fue hecha pública por Burrell, el mayordomo, quien aunque ha sacado el mayor provecho escribiendo libros sobre su cercanía con la princesa, no ha podido alejarse de su fama de mentiroso y ladrón. En 2001 fue acusado de robar objetos personales de Diana, pero inesperadamente, cuando el juicio ya había avanzado, la reina Isabel lo exoneró repentinamente al decir que se había acordado de que él sí le había informado, después del accidente, que por seguridad guardaba las cosas. Muchos interpretaron su testimonio como un chantaje de Burrell a una soberana que tenía algo que esconder.

Meses atrás, lord Stevens había encendido las alarmas al anticipar que se había encontrado con "importantes sorpresas". Pero el sorprendido fue Al Fayed cuando escuchó al ex comisario decir que todo se debió a "una cadena de eventos". El mayor responsable habría sido el conductor, Henri Paul, cuya sangre mostró que sus niveles de alcohol eran tres veces mayores que los límites permitidos en Francia. Al respecto, Al Fayed no se cansa de decir que los análisis fueron alterados. Por si fuera poco, como parte del plan para despistar a los paparazzi, varios carros fueron ubicados en la entrada del Hotel Ritz, propiedad de los Al Fayed, donde la pareja cenó. Paul, en su estado, tuvo que cambiar su pequeño Austin Mini automático para conducir el Mercedes-Benz mecánico de la huída a 130 kilómetros por hora. La investigación advierte que si Diana o Dodi hubieran usado el cinturón de seguridad, posiblemente habrían sobrevivido.

El hecho de que, según un sondeo de la BBC, el 31 por ciento de los encuestados considere que la muerte de Diana no fue un accidente refleja que hay preguntas sin resolver. Una de ellas es qué hizo Henri Paul de 7 a 10 de la noche, antes de recogerlos. La duda es relevante, pues se ha dicho que además de su trabajo como subjefe de seguridad del Ritz y chofer, ganaba dinero extra informando a los servicios de inteligencia franceses de las personalidades que se alojaban en el hotel. Le fueron descubiertas cuentas secretas en 14 bancos y en su bolsillo al momento del accidente tenía unos 3.500 dólares en efectivo. Tampoco se pudo localizar el Fiat Uno blanco que, según algunos testigos, alcanzó a golpear el carro de la princesa y, según otros, encandiló al conductor con las luces. Mohamad Al Fayed insiste en que el conductor habría sido un agente británico que tiempo después apareció calcinado en otro auto.

Pese a los interrogantes, los príncipes William y Harry consideran el asunto resuelto y esperan rendirle un homenaje a su madre el próximo año, cuando se cumple el décimo aniversario de su muerte, con un concierto benéfico. Lo único que esperan es que por fin la dejen descansar en paz.