SEMANA cumple con este número su primer año. Lo que hace doce meses era calificado como una aventura asume hoy una nueva dimensión, la de una empresa periodística. Aunque al comienzo, bajo la asesoría de Plinio Apuleyo Mendoza, se buscaron veteranos curtidos ya por los gajes del oficio, "el ritmo despiadado de la revista, la pasión que exigía y hasta su estilo neutro, riguroso, despersonalizado, sin identificación, realizaron por su cuenta un imprevisible corte de generaciones. Roto el fuego, quedaron en el campo sólo los jóvenes, los inexpertos, los entusiastas; una infantería de reclutas, reforzada, en situaciones de emergencia, por gente de su misma edad. Así se formó el kinder", escribe Plinio Mendoza en una "postal" publicada en estas mismas páginas, hace unos meses. Y continúa: "El equipo resultó representativo del nuevo país al que queríamos llegar. El nuevo país que uno encuentra en universidades, oficinas, cine clubes o discotecas, pobre, agudo, inteligente, crítico, informado o con deseos de informarse, sin pestañas postizas ni zapatos de coctel, al que ya nada le dicen las convenciones liberales... " Esta es la gente de SEMANA, la mayoría jóvenes de la generación de la "salsa".