Home

Gente

Artículo

Televisión

Revive la noche

Los mayores damnificados por el paro de escritores, los 'talk-shows' nocturnos, también son los primeros en ignorar la huelga. La presión aumenta y la industria tiembla.

5 de enero de 2008

Los presentadores de los talk-shows nocturnos estadounidenses son personas con gran carisma, comediantes que saben lidiar con un público emocionado que espera que todos los días estos hombres aparezcan para entrevistar a grandes estrellas y hacer graciosos monólogos acerca de la actualidad noticiosa. Pero algo quedó claro desde el inicio de la huelga del Gremio de escritores de Estados Unidos (Writers Guild of America [WGA]) que comenzó el 5 de noviembre: sin su grupo de guionistas, Jay Leno, David Letterman, Conan O´Brien y Jimmy Kimmel, entre otros, se quedan a medio camino. Por eso desde hacía dos meses los programas habían entrado en un receso indefinido.

Pero, como dice el famoso dicho, "año nuevo, vida nueva". Todos decidieron regresar al aire el 2 de enero, algunos con el apoyo de sus escritores y otros sin nada más que su propia imaginación y el ingenio de sus equipos de producción. La razón principal para traspasar los piquetes frente a las puertas de los estudios fue la necesidad de que sus empleados pudieran volver a recibir el ingreso con el que sostienen a sus familias. Como bien lo dijo Leno al principio de su programa: "Tuvimos que regresar porque de nuestro equipo, 19 personas estaban dejando a 160 sin trabajo".

Mientras Leno debió escribir sus propios chistes, Letterman, su mayor competencia por los ratings, logró llegar a un acuerdo privado con la WGA, la cual le permitió a su equipo de guionistas regresar a The late show with David Letterman. Esta ventaja la ganó por ser dueño de la empresa productora Woldwide Pants, que vende el talk-show a la gran cadena CBS. Ésta es la dueña igualmente de The late late show with Craig Ferguson, el único otro programa que también cuenta con el visto bueno del gremio.

Letterman también demostró su apoyo a la lucha del sindicato, que no ha logrado llegar a un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión en cuanto a los porcentajes de las regalías que han de recibir por las descargas de películas y programas de televisión por Internet, al dejarse crecer la barba desde cuando comenzó la huelga. Conan O'Brien también se dejó el vello facial en señal de protesta, pero, a diferencia de su colega, recurrió a pequeñas escenas de baile y cometarios graciosos, y a veces sin sentido, para quemar su tiempo al aire.

Este cambio de escenario demuestra la presión que vive la industria del entretenimiento norteamericana después de ocho semanas completamente detenida. Sobre todo ahora, cuando llega la época de premiaciones y cuando el gremio amenazó con armar un piquete en frente del lugar donde se celebrarán los Globos de Oro. De ser así, seguramente actores y directores que apoyan la huelga no se atreverán a asistir, lo que duplicaría las pérdidas y pondría en entredicho la ceremonia de los Óscar este año.

"La negociación va a seguir complicándose", dijo a SEMANA Michael Sherman, director de la sección de entretenimiento de la empresa de abogados JMBM en Los Ángeles. "Muchos escritores están pasando por una situación económica crítica. Los estudios temen seguir perdiendo público a diario. Además, las pérdidas ya han sobrepasado los 1.000 millones de dólares. Toda la industria se encuentra en vilo". Aclaró que en este momento la Alianza de Productores de Cine y Televisión está más enfocada en comenzar a negociar con el gremio de directores, cuyo contrato vence a mitad de año. Ahora todo depende de qué grupo llegue primero a un acuerdo y marque la pauta.

Por ahora, el regreso de los talk-shows es un arma de doble filo. Por un lado, podría demostrar la necesidad de tratar de manera justa a los escritores, o podría dar la impresión de que ellos no son irreemplazables. Lo cierto es que por fin, después de más de 12 años de confrontación, Letterman probablemente podría destronar a Leno y coronarse como el gran rey de la noche.