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REY DE BURLAS

Han sido tantas y tan notorias las metidas de pata de Dan Quayle, el vicepresidente gringo, que han dado para que se publique una revista que las recoge.

25 de junio de 1990

Dicen que "el que tiene boca se equivoca" y todo hombre público ha tenido alguna vez en su vida, lo que en la jerga periodística se conoce como "perlas", esas frases que los políticos y las celebridades hubieran querido no haber dicho nunca. Aunque generalmente la prensa pretende ignorar los gazapos de las figuras públicas, hay casos tan obvios como el del vicepresidente norteamericano Dan Quayle, que tratar de ocultarlo sería como pretender tapar el sol con las manos.

Desde su escogencia como compañero de papeleta de George Bush en agosto de 1988 y después de 16 meses en la Casa Blanca, los despistes y declaraciones sin sentido de Quayle no sólo son la comidilla de las tertulias callejeras y la frecuente inspiración de humoristas y caricaturistas, sino que motivaron la publicación de una revista trimestral llamada "Quayle Quarterly". Los editores siguen los pasos de Quayle por todo el mundo para contar, en 16 páginas, qué hace y qué deja de hacer, pero especialmente qué dice. El objetivo de la revista, según ellos, es mantener un ojo vigilante en la vicepresidencia de los Estados Unidos y, sobre todo, alertar a los norteamericanos acerca de la clase de presidente que tendrían en caso de que le pasara algo a George Bush. "Quayle Quarterly", que se vende principalmente por suscripción a 3.95 dólares el ejemplar, empezó publicando 6 mil ejemplares y está aumentando su tirada ante la buena acogida que ha tenido entre los lectores y anunciadores. Dos empresas están ofrcciendo relojes con la imagen de Quayle que se venden a 30 dólares, mientras que otro buen número de compañas anuncian camisetas, calcomanías, tarjetas de cumpleaños y botones alusivos al joven político, no todos alabándolo precisamente. En un botón, por ejemplo, se lee: "¿Qué estupidez dijo el vicepresidente hoy?". En la contraportada de la revista hay un aviso de una página pagado por el Club de Oradores, en el que piden por la salud de George Bush para que Dan Quayle no llegue a ser presidente.

Mientras tanto, en las vitrinas de las librerías se exhibe un libro titulado "El cuestionario sobre Dan Quayle, para personas que piensan que son más inteligentes que el vicepresidente". Escrito con una gran dosis de ironía y sátira, el libro recoge buena parte de los numerosos gazapos de Quayle. Los autores Jeremy Solomon y Ken Brady están sorprendidos con el éxito que han logrado, teniendo en cuenta que el libro ocupa el tercer lugar en la lista de best-sellers, del Washington Post.

El boom que ha despertado Dan Quayle va más allá de la simple venta de parafernalia con imágenes del rubio vicepresidente. La prensa norteamericana ha removido recientemente el tema de la posible presidencia de Quayle. Uno de los casos más recientes fue la edición del 23 de abril de la revista Time que dedicó su portada a Quayle y tituló: "No es un chiste. Este hombre podría ser nuestro próximo presidente".

La posible presidencia de Quayle es un tema candente que mueve opinión. Nadie es indiferente ante la figura de Dan Quayle. Algunos lo defienden con vehemencia, otros lo atacan con saña, mientras que para otros Quayle es motivo de broma. Las ocurrencias de Quayle se propagan de boca en boca con la rapidez que tienen el chiste y el chisme. El Centro de Investigación sobre Medios de Comunicación, después de monitorear los programas humorísticos, reportó que Quayle es el republicano de quien se hacen más chistes en televisión y, según ellos, la mayoría de los norteamericanos no toma en serio a su vicepresidente.

Lo que sí es serio es que esta campaña contra Quayle le está restando credibilidad a la administración Bush. Recientes encuestas han mostrado que el 61% de los norteamericanos piensa que Quayle no tiene las calidades para ser presidente, mientras que el 26% piensa que Quayle sería buen presidente. Según otra encuesta, el 49% cree que George Bush debería escoger un nuevo compañero de papeleta para las elecciones del 92, mientras que sólo el 35% piensa que debería mantener a Quayle. La misma encuesta realizada entre republicanos encontró opiniones divididas. El 42% de los copartidarios de Quayle cree que él sería un buen presidente y el 43% piensa que no.

Sin embargo, las encuestas no parecen afectar mucho al vicepresidente, quien a pesar de los comentarios de la prensa y las críticas de muchos votantes, sigue haciendo declaraciones desarticuladas. Quayle se ha definido como un hombre acostumbrado a ganar y siente que su futuro está en la política. Dicen los editores de "Quayle Quarterly" que la Constitución norteamericana garantiza el derecho de libre expresión. Todo ciudadano puede decir lo que quiera y, aún más, tiene derecho a equivocarse. Lo que preocupa a muchos norteamcricanos es que un hombre que está a pocos pasos de ocupar la oficina oval de la Casa Blanca, puede causar muchos problemas sólo abriendo la boca.

¿DE DONDE VINO?
Cuando el presidente Bush escogió al senador Dan Quayle como su compañero de papeleta pensó que estaba agregando elementos a su favor: un hombre joven, buen mozo, que en palabras de Bush cautivaría el voto de las mujeres. Además, Quayle mostraba impecables credenciales de conservador, que favorecían la imagen del alguna vez moderado George Bush. Esto le daría el apoyo incondicional del ala derecha del partido republicano. Sin embargo, Quayle le trajó muchas dificultades a la campaña Bush. Para empezar, Quayle rehusó hacer públicas las calificaciones que había obtenido en la universidad, debido a su pobre desempeño académico. Quayle ingresó a la facultad de derecho de la Universidad de Indiana en un programa especial para estudiantes con bajo rendimiento. Uno de sus compañeros de clase lo recuerda como "muy interesado en mujeres, golf y alcohol". A pesar de considerarse un conservador en asuntos de defensa y seguridad nacional, decidió en 1969 enlistarse en la Guardia Nacional para continuar sus estudios y de esta manera salvarse de ir a la guerra de Vietnam.

El compañero de fórmula de Bush tenía fama de que le gustaba más el golf que la política. Poco tiempo después de su escogencia como candidato a la vicepresidencia hizo su famosa declaración: "Yo no viví en este siglo", que que con otras posteriores citas, le valieron su reputación de político no muy brillante. Allí empezaron las protestas, y votantes, aun republicanos, salieron a la calle con letreros que preguntaban: "Muy bonito, ¿pero puede escribir a máquina?".
Cuando los directores de la campaña Bush empezaron a notar que Quayle les estaba produciendo propaganda negativa, inmediatamente tomaron acción. Durante el resto de la campaña, a Quayle sólo le permitieron visitar pequeños pueblos conservadores, evitándole todo contacto con la prensa nacional.

Nacido en una familia rica de Indiana, Dan Quayle siempre se distinguió en el colegio como un estudiante mediocre con excelentes calidades para el golf. Su mamá declaró que Dan había aprendido a controlarse a sí mismo y a superar sus errores jugando golf. Después de su difícil paso por la universidad, se lanzó como congresista y gracias al apoyo dado por los amigos de su padre, el editor de un influyente periódico en Indianápolis, ganó en 1976 un escaño en la Cámara de Representantes. En las siguientes elecciones, el joven aseguro una curul en el Senado. Preguntado sobre la diferencia entre la Camara de Representantes y el Senado, Dan Quayle contestó: "En la Cámara usted puede encontrarse con un grupo de amigos y bajar al gimnasio o jugar baloncesto. Eso no lo puede hacer en el Senado". Como senador, Quayle ha sido reportado varias veces como ausentista en reuniones y votaciones.

Como vicepresidente, la Casa Blanca ha tratado de mostrarlo como un estadista, pero sus gestiones en el exterior han dejado mucho que desear, a juicio de los observadores internacionales. En mayo de 1989, cuando iba a entrevistarse con el vicepresidente Sudharmono, de Indonesia, en Jakarta, Quayle llegó dos horas tarde porque prefirió nadar y jugar golf con su esposa en el lujoso hotel donde se hospedaban. Los jefes de estado de Panamá, Honduras y Jamaica rehusaron entrevistarse con él.

El año pasado, cuando Quayle iba a viajar a Venezuela, telefoneó al ex presidente Richard Nixon en busca de consejo. Su principal preocupación era saber cómo el ex mandatario había manejado el incidente sucedido en Caracas en 1958 cuando su carro fue apedreado.

En su reciente visita a Chile la muchedumbre golpeó y pateó el carro del vicepresidente norteamericano. Quayle, después de los incidentes, restó importancia a los hechos diciendo que había tenido peores turbas. En ese mismo viaje, refiriéndose a las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica dijo que él "no había ido a dictar cátedra, sino que había ido a escuchar y recoger ideas".

ALGUNAS PERLAS
La famosa historia de que Quayle a su regreso de uno de sus viajes a Latinoamerica había dicho que lamentaba no haber estudiado suficiente latín para hablar con los latinoaméricanos, esta comprobado que es un chiste. Quayle nunca hizo esa declaración. Las siguientes sí son declaraciones del vicepresidente norteamericano aparecidas en reconocidas publicaciones como The New York Times, Los Angeles Times, Wall Street Journal, Washington Post, Newsweek y Time, entre otras:

· Sus primeras declaraciones cuando fue escogido como candidato a la vicepresidencia fueron: "Yo veo que nos vamos a divertir mucho en esta campana".

· En una manifestación política en Miami, durante la campaña de 1988, Quayle empezó su discurso diciendo: "Buenas noches", a pesar de que eran las diez de la mañana.

· En otra reunión política en Wisconsin, Quayle dijo que él presidente Bush y el estaban interesados en la "infraestructura humana".
· Hablando ante un grupo de granjeros, alguien le preguntó cuál era su mensaje y Quayle, desconcertado, contrapreguntó: "¿Mi mensaje?".
· En esos mismos días de campaña, hablando sobre el país rural, dijo: "Esta es la América rural, de donde yo vengo. Nosotros siempre nos referimos a nosotros como la America real. America rural, América real, real, real América".
· Cuando le preguntaron su opinión acerca del holocausto judío contestó: "Fue un obsceno período de la historia de nuestra nación".
· Quayle, quien preside el Consejo Nacional del Espacio de los Estados Unidos, explicó las razones por las cuales su país debería enviar una misión espacial a Marte: "Marte está esencialmente en la misma órbita... casi a la misma distancia del Sol, lo que es muy importante. Hemos visto imágenes donde hay canales, creemos, y agua. Si hay agua, significa que hay oxígeno. Y si hay oxígeno, eso significa que podemos respirar".

· Cuando llegó a El Salvador en 1989 le dijo a los periodistas:
"Cuando yo surja no tendrán ninguna duda sobre la seriedad de nuestro compromiso con los derechos humanos y la justicia".

· Hablando sobre educación, Quayle dijo: "Nosotros vamos a tener los norteamericanos mejor educados del mundo".
· En mayo de 1989, Quayle dijo sobre los cambios en Europa oriental: "Yo creo que estamos tomando un rumbo irreversible hacia más libertad y democracia, pero esto podría cambiar".
· Recientemente declaró sobre el mismo tema: "¡Quien lo hubiera predicho! Que Dubcek, quien trajo los tanques a Chescoslovaquia en 1968, está ahora siendo proclamado como un héroe. Increíble..."
· Analizando la economía mundial, afirmó: "Japón es un importante aliado nuestro. De la capacidad de los países industrializados de Occidente, Japón y Estados Unidos producen el 60% del producto interno bruto... Esto habla por sí sólo..."
· En marzo pasado durante un foro del partido republicano en Phoenix, dijo con elocuencia y en tono veinte juliero: "Si nosotros no triunfamos, entonces corremos el riesgo de perder".

· Preguntado sobre su aseveración de que perestroika no es más que stalinismo refinado, él aclaró: "No, yo no creo que haya dicho algo equivocado. Me gustaría haber dicho que perestroika no es más que refinado leninismo, pero si dije stalinismo refinado, no hay mucha diferencia... Gorbachov ha consolidado su poder más rápidamente que cualquier otro líder sovietico desde Lenin, con excepción quizás de Stalin".

· Tratando de parafrasear aquello de que "una mente es una terrible cosa para malgastar", Quayle dijo durante un almuerzo en Nashville: "Que malgasto es perder la mente de uno. O no tener una mente es ser muy malgastador. Qué cierto es eso".

· En una entrevista de televisión dijo: "Una sola palabra resume la responsabilidad de cualquier vicepresidente y esa palabra es "estar preparado"

Estas son algunas de las perlas pronunciadas por este hombre que ha sido capaz de poner a la Casa Blanca a temblar cada vez que abre la boca. Hace algunos años hizo carrera en Estados Unidos un chiste que decía que el entonces presidente Gerald Ford no era capaz de caminar y mascar chicle al tiempo. Todo parece indicar que el caso de Quayle es mucho más grave.-

HABLAN LOS QUE SABEN
Muchos norteamericanos quienes han visto al vicepresidente en televisión o leído sus declaraciones en la prensa, lo critican, y especulan mucho acerca de sus capacidades. Pero esto es lo que dicen quienes lo han conocido de cerca:

· Theodore Bendall, un viejo amigo de Quayle y abogado de su familia, dijo que si él pudiera cambiar algo en Quayle, le aumentaría su coeficiente intelectual. "El no es realmente una lumbrera", puntualizó.
· Un congresista de Indiana describió a Quayle como: "buen mozo, agradable, divertido y con casi un cuarto de pulgada de profundidad".
· El activista conservador Richard Viguerie dijo que a la plana mayor de la administración Bush le gustaría poner a Quayle bajo arresto en un club campestre de Washington.