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A ritmo paisa

Después de saltar obstáculos y conciliar posiciones, Alvaro Uribe Vélez está a punto de lograr que el Congreso apruebe la ley de pensiones.

14 de junio de 1993


EN MEDIO DE LA RECIA FINAL DE LA LEgislatura, mientras la mayoría de los miembros del Congreso está más preocupada por las campañas electorales que por estudiar las reformas, y fiel a su capacidad de trabajo que ya demostró como activo promotor de la reforma laboral del 90, el senador Alvaro Uribe Vélez se ha convertido en algo así como el eje principal de la conciliación del proyecto sobre el nuevo sistema de pensiones. Coordinador de los ponentes en el Senado, Uribe es uno de los principales promotores de la coexistencia del régimen de prima media del ISS y los fondos privados de pensiones.
Su esfuerzo se ha centrado en hacer llave con el ministro de Trabajo, Luis Fernando Ramírez, para estudiar la fórmula más eficiente con miras a la modernización del sistema pensional que impera actualmente en el país. Se ha empeñado, además, en mostrarle las bondades de la reforma a los sectores que se oponen a la modernización. Se trata de un tema complicado, que incluye cálculos actuariales y simulaciones de computador para varias décadas. Sin embargo, Uribe se ha metido de lleno en cada uno de los aspectos, pasando aun por encima de presiones y amenazas que, según se rumora en los pasillos del Congreso, le han hecho los enemigos de la reforma.
Ni su juventud, ni su corta estatura, ni su cara de niño, han sido impedimento para que Uribe logre lo que se propone, desde cuando se convirtió en director de la Aeronáutica Civil en el gobierno de Julio César Turbay. Y a punta de decisión y trabajo, modernizó la estructura aérea del país y puso en servicio aeropuertos que estaban inconclusos a pesar de llevar décadas en construcción.
La fama que obtuvo en su gestión en la Aerocivil trascendió de un gobierno a otro. En consecuencia, Uribe Vélez fue uno de los pocos funcionarios de la administración Turbay que permaneció en su cargo durante la presidencia de Belisario Betancur, quien lo nombró alcalde de Medellín poco tiempo después. Pero su mayor audacia no fue administratia sino política: a fines de los 80 se rebeló contra el monarca liberal antioqueño Bernardo Guerra y logró recaudar cerca de 80 mil votos, gracias a lo cual llegó al Senado por su propia cuenta.
Como buen paisa, Uribe Vélez es inquieto. Por eso, en vez de quedarse de brazos cruzados durante el año de la Constituyente, viajó a Boston para hacer un posgrado en administración en la Universidad de Harvard.
En el Senado, aparte de ser el motor de la reforma laboral y ahora de la pensional, se le conoce como uno de los hombres de mayor confianza de Ernesto Samper. Por lo que se predice que desempeñará un papel importante en su campaña presidencial, y de ganar Samper, en su gobierno. Como quien dice, que a pesar de lo mucho que le ha rendido hasta ahora su carrera, ésta está lejos de terminar. -
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