SAMPERBOY

Desde las epocas de periodista en El Tiempo, cuando hablaba de los problemas capitalinos en su columna de 'Don Casimiro' en la sección de sectoriales, José Antonio Vargas Lleras se ha preocupado por ser un hombre discreto y sin delirios de grandeza. Tanto que ahora, como secretario general de la Presidencia de Ernesto Samper, sigue manteniendo más bien un perfil bajo. No da declaraciones, no concede entrevistas, es un individuo diligente al que sólo le preocupa cumplir su trabajo con estricta competencia.El proceso 8.000, sin embargo, ha puesto sobre sus hombros la responsabilidad de compartir el eje del poder en Colombia en la actualidad. En una crisis como la que se vive, en la cual los ministros van a la cárcel o renuncian y los que no se están yendo están recién llegados, el poder del gabinete disminuye y todo el mando tiende a centralizarse en la Casa de Nariño. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo. La cabeza de la autoridad recae en Ernesto Samper Pizano. Pero al Presidente, además de tener que administrar el país, también le ha tocado manejar la crisis política, y la combinación de estas dos situaciones retiene la atención del primer mandatario durante más horas de las que tiene el día. En estas circunstancias, Samper ha encontrado en la figura de Vargas Lleras el principal punto de apoyo de su gobierno.Curiosamente, y a diferencia de los demás colaboradores del Presidente, José Antonio Vargas no es amigo de vieja data de Ernesto Samper. Hasta hace pocos años ni siquiera compartían la misma corriente política. Nieto del ex presidente Carlos Lleras Restrepo, la herencia política de Vargas Lleras, al igual que la de sus hermanos Enrique y Germán, es más bien galanista.José Antonio Vargas Lleras conoció a Ernesto Samper en Madrid, cuando éste oficiaba como embajador de Colombia en España y aquél era director adjunto de la oficina de Proexpo. La impresión que le dejó a Samper aquel joven retraído pero competente, capaz de reproducir en el papel lo que tal vez la timidez le impedía pronunciar a voz en cuello, fue suficiente para que lo incluyera dentro del grupo de colaboradores de su campaña presidencial. Quizá fueron estas virtudes el talento con la pluma, unido a la prudencia de su carácter las que hicieron que, inmediatamente llegado a la Casa de Nariño, Samper decidiera nombrarlo como secretario privado y luego como secretario general de la Presidencia.Y la verdad es que no tiene porqué arrepentirse. Todas las personas que han tenido que ver profesionalmente con Vargas Lleras lo califican como una persona idónea y seria en su puesto. Posee capacidad de decisión, un elemento clave en un momento de crisis como el proceso 8.000, y su gestión, silenciosa pero eficiente, le ha hecho ganarse la confianza absoluta del jefe del Estado. Tanto es así que su fidelidad le ha generado problemas familiares: sus hermanos Germán y Enrique están tan lejos de Samper como cerca está José Antonio.