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El Vaticano anunció la beatificación de la mística cuyas visiones inspiraron la película 'La pasión'.

6 de junio de 2004

Mel Gibson rezaba en su despacho para ser iluminado sobre el guión de su película La pasión, cuando un libro cayó de la estantería. Sus páginas contenían la narración que Anne Catherine Emmerich, una religiosa agustina del siglo XIX, hizo acerca del sufrimiento de las últimas horas de Jesús. Aunque el director asegura que la base de su taquillera producción fueron los evangelios, las escenas más crudas se inspiraron en los relatos de esta mística. El episodio en el que María limpia la sangre que Jesús derramó tras la flagelación es tomado de su texto La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Pero Gibson bien podría haber hecho una historia de esta mujer pues su vida está marcada por elementos sobrenaturales: recibió los estigmas, es decir las heridas de Jesús, certificadas médicamente. Además se le atribuye el don de la clarividencia gracias al cual vio los detalles de la pasión de Cristo. El Vaticano acaba de anunciar que el 3 de octubre será beatificada.

"No ha habido muchos místicos como ella en el mundo", explicó a SEMANA el sacerdote agustino Ricardo Palmer. "Se sabe que desde pequeña entendía hebreo, arameo y latín sin haberlos estudiado". Emmerich nació en un hogar campesino en cercanías de Dülmen, noroeste de Alemania, donde predomina el protestantismo. Sus biógrafos cuentan que de niña tenía visitas de la Virgen María con su hijo en brazos y que incluso podía comunicarse con las almas del purgatorio. Pero a los 24 años su vida cambió para siempre. "Estaba en la iglesia, absorta en la meditación, cuando vi a mi Divino Esposo, en la forma de un hombre joven vestido de luz (.) En su mano izquierda tenía una corona de flores y en la derecha, una de espinas y me dijo que escogiera una de las dos. Yo escogí la corona de espinas y Él la puso en mi cabeza. Luego desapareció". Así describe la mística los primeros signos de los estigmas pues su frente empezó a sangrar con frecuencia. Según el sacerdote Carl Schmöger, su biógrafo, ella solía pedir a Dios sufrir para expiar los pecados de los demás y que "le imprimiera las marcas de la cruz".

Años más tarde tuvo una visión similar. Aseguró que en medio de una intensa luz vio la imagen de Jesús crucificado cuyas heridas brillaban. Describió cómo de estas salieron unos rayos que traspasaron sus manos, pies y su costado. Emmerich también tenía la marca de una cruz en su pecho que sangraba constantemente. Esto hizo que las autoridades eclesiásticas enviaran a un grupo de médicos a examinarla . "Desde el viernes santo hasta Pascua, la sangre fluye a borbotones y los estigmas la hacen sufrir intensamente. En el campo de la experiencia médica y física los fenómenos observados en su cuerpo son tan excepcionales que no existe ley conocida de la naturaleza que pueda dar explicación plausible", fue el dictamen de los galenos, uno de los cuales era protestante. También certificaron que la mujer se alimentaba únicamente de agua y hostias.

Sus biógrafos aseguran que ella predijo la caída de Napoleón y que sus visiones han servido para hallazgos arqueológicos como el de los restos de Ur de Caldea (la ciudad de Abraham) y de la morada de la Virgen María en Éfeso, que resultó ser como ella la había descrito en sus estados de trance. En los últimos años de Emmerich, el poeta alemán Clemens Brentano se interesó en ella. La religiosa le relató sus visiones y murió el 9 de febrero de 1824. Dos meses después, cuando su cuerpo fue exhumado, permanecía incorrupto. Diez años más tarde el poeta publicó el libro, que se convirtió en acontecimiento mundial.

El anuncio de su beatificación no ha sido bien recibido por algunos. La película de Gibson en parte fue considerada antisemita por basarse en las visiones de Emmerich. Cuentan que en una de estas, una mujer judía que ella salvaba del purgatorio le confesaba cómo los judíos mataban a los niños cristianos y utilizaban sus entrañas para preparar el pan de la pascua judía. Incluso esta visión fue una de las ilustraciones favoritas de los nazis. "La beatificación será casi con certeza interpretada como una aprobación de ello", explicó el sacerdote e historiador John O'Malley.

Lo cierto es que el filme de Gibson revivió la historia de esta mujer que a pesar de la polémica está a punto de subir a los altares.