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¿Se leen o no las vallas?

Dos arquitectas colombianas viajaron a Barcelona en busca de mejor suerte. Las vallas y banderolas que anuncian los eventos artísticos las inspiraron para diseñar las que hoy son las carteras de moda en la ciudad de Gaudí.

9 de mayo de 2004

Cada día son más los colombianos que en busca de mejor suerte se alejan de su tierra. El talento y las ganas de salir adelante de muchos de estos emigrantes son las causa de que casi a diario lleguen noticias de compatriotas que triunfan en el exterior.

Liliana Andrade y Marcela Manrique, dos arquitectas de la Universidad de los Andes, no son ajenas a esta teoría. Hace seis años partieron hacia España con el propósito de encontrar un trabajo donde pudieran mezclar la arquitectura con el arte. Barcelona era sin duda el mejor destino, pero la competencia de artistas de todas partes del mundo su principal rival.

En su caminar diario por las calles y paseos de la ciudad lo que más les llamaba la atención a este par de colombianas era la cantidad de material de comunicación que se generaba. De esta manera tuvieron un especial interés por las lonas y banderolas que colgaban de todos los postes de la ciudad Gaudí promocionando los eventos artísticos.

Un día cualquiera Liliana y Marcela se encontraron con los trabajadores que desmontaban dichas banderolas. Al acercarse y notar su material se dieron cuenta que era resistente, flexible, impermeable y reutilizable. Así, de las canecas donde se arrojan las banderolas sacaron algunas muestras y con ellas diseñaron un par de carteras sin pensar que este sería el primer paso de lo que hoy es una gran empresa.

"El gran impacto que generó en las personas, que nos pedían con ansia el lugar donde habíamos comprado los bolsos, nos hizo dar cuenta del potencial que teníamos en nuestras manos y de lo interesante que sería desarrollar un proyecto", contó Liliana Andrade a Conexión Colombia.

Fue entonces cuando les surgió la idea de presentarlo al Ayuntamiento de Barcelona como una propuesta para darle una segunda vida a todo el material que se producía anualmente y que se tiraba sin ningún tipo de conciencia ecológica. Un poco de estudio e investigación sobre el material y su proceso de elaboración fueron suficientes para que se aprobara el proyecto y naciera una nueva empresa de carteras hechas de productos reciclables llamada demano.

En la primera fase del proyecto, Demano adelantó convenios en Barcelona con el Ayuntamiento y con entidades culturales como el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB), la Fundación Tapies y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Se gestionó el transporte de los materiales, la limpieza y clasificación de las banderolas y se desarrolló un diseño de los primeros modelos para vender en Barcelona como una estrategia de mercadeo que dio resultados sorprendentes.

Hoy en día los bolsos de Demano se venden por toda Barcelona. Tienen muy buena aceptación gracias a ser un producto tan característico de esta ciudad y su estilo y diseño encuadran perfectamente con sus políticas culturales.La mayoría de las imágenes de las banderolas son producidas por reconocidos estudios y diseñadores españoles lo que hace que las carteras sean muy apetecidas no sólo en la capital de Cataluña sino también en muchas partes de Europa, donde se pueden adquirir por encargo a través de www.demano.net.

Gracias a la idea de Liliana, Marcela y Elionora Parachini, quien las ha asesorado durante todo el proyecto, demano es hoy una empresa que marca la pauta en muchos diseñadores que trabajan con productos reciclables. Y así, mientras en Colombia empiezan a verse diseños con base en neumáticos y otros materiales, en España, un par de colombianas hacen fama y fortuna mientras demuestran que muchos no sólo leen las vallas sino que se las echan al hombro.

Para ver más información visite www.demano.net