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| Foto: AP

Se lleva en la sangre

Con sus comentarios inapropiados, fiestas desenfrenadas, fotos comprometedoras y borracheras épicas, muchos creen que el príncipe Harry es la oveja negra de la familia real británica.

9 de febrero de 2013

Con sus comentarios inapropiados, fiestas desenfrenadas, fotos comprometedoras y borracheras épicas, muchos creen que el príncipe Harry es la oveja negra de la familia real británica. Eso es porque pocos conocen las andanzas de sus antepasados George, duque de Kent, y Edward VIII, duque de Windsor. Sus diarios revelan que a comienzos del siglo XX, antes de que el último hiciera su controvertida renuncia al trono, él y su hermano menor se sumergieron en una vida bohemia en clubes de jazz donde se hicieron amigos de los músicos, lo que era mal visto en la época. Una vez, por ejemplo, Edward se fue de fiesta con el pianista Duke Ellington y terminó tocando los tambores por horas frente a un público incrédulo. Historias como esa sirvieron de inspiración para un nuevo programa de la BBC sobre los desenfrenos de los niños rebeldes de la corona. Según el director de la serie, si eso se hubiera conocido en su momento, habría provocado un escándalo nacional, pero como entonces sus padres tenían mayor control de los medios, los duques se salían con la suya en toda clase de fechorías. Ya quisiera Harry poder hacer lo mismo.