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Baumgartner cruzó el Canal de la Mancha volando con unas alas de carbono adheridas a su espalda.

ENTREVISTA

"Siempre quise volar como un superhéroe"

Felix Baumgartner, el hombre que se prepara para saltar desde el espacio y convertirse en el primer hombre en romper en caída libre la barrera del sonido sin una nave, confiesa a Semana.com que en el aire se siente “como en casa”.

23 de abril de 2010

Saltó en paracaídas desde los 452 metros de las Torres Petronas en Kuala Lumpur y desde los 500 metros del edificio Taipei 101 en Taiwán. Se lanzó desde la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro y a las profundidades de las cuevas Mamet en Croacia. Voló en caída libre por encima del Canal de la Mancha y se arrojó desde el puente más alto del planeta, el de Millau, en Francia. Pero Felix Baumgartner, el ‘Dios de los Cielos’, siempre busca una aventura más peligrosa que la anterior. Por eso este austriaco de 41 años se prepara para convertirse en la persona que haga el salto desde mayor altura de la historia (36.000 metros), y en el primer hombre en superar la velocidad del sonido en caída libre. Mientras entrenaba para el desafío más extremo de su vida, ‘Felix sin miedo’ habló con Semana.com.

SEMANA.com: ¿Le tiene miedo a algo?

Felix Baumgartner: Uno tiene que aprender a querer lo que le han enseñado a temer. El miedo es bueno porque lo mantiene a uno alerta. Eso quiere decir que nunca haría algo que crea que es demasiado peligroso. El punto es que no digo sí a todo. Escucho mi voz interior y sigo mis instintos, pero también hago una planeación minuciosa antes de cada salto. Si no estoy seguro de que se puede reducir el riesgo y de que yo voy a estar en control, lo abandono. Eso es exactamente lo que nosotros, los miembros de la misión Red Bull Stratos (el equipo que hará que Baumgartner salte desde el espacio), estamos haciendo: preparándonos a largo plazo, escogiendo el mejor equipo, la última tecnología y enfocándonos. Esto nos da la confianza de que esta misión logrará lo que ningún otro proyecto ha logrado. Amo el extremismo de lo que hago, pero también amo la vida y nunca aceptaría un reto sólo porque es riesgoso.

S: ¿Qué es lo más peligroso que ha hecho?

F.B.: Lo más memorable y peligroso, en igual medida, fue volar en caída libre por encima del Canal de la Mancha en 2003 con un ala de carbono en la espalda que me ayudaban a estabilizarme. El vuelo fue planeado meticulosamente y hacía muchísimo frío. Requirió de mucha entereza. Pasé los 360 kilómetros por hora, pero no sentía prácticamente nada a esa altura. Todo lo que podía ver debajo mío era nubes. Estuve en caída libre por seis minutos y medio, una eternidad. Sólo cuando pasé esas nubes pude ver la ciudad de Calais debajo mío, y la torre que habíamos acordado como punto de referencia. ¡En ese momento supe que lo había logrado! Valió la pena. Por experiencias como ésta es que busco nuevos retos. Y aquí estoy, emprendiendo mi empresa más grande hasta ahora: la misión Stratos.

S: ¿Cómo se siente a kilómetros del suelo?

F.B.: En el aire me siento como en casa. Se siente justo como lo imaginé miles de veces antes de hacerlo. Desde el primer segundo supe que era para mí. Para la próxima misión tengo que estar en total concentración durante el descenso. Desde el momento en que salte de la cápsula y comience la caída mis pensamientos estarán centrados en controlar mi cuerpo. Estoy entrenando para ser el primero en romper la barrera del sonido en caída libre, lo que significa que pasaré los 1.100 kilómetros por hora. No puedo perder la concentración ni por una fracción de segundo.

S: ¿Qué puede salir mal?

F.B.: Sabemos que el borde del espacio es un entorno increíblemente hostil, y por eso mismo no se pueden cometer errores. Hay algunos peligros en relación con los niveles de presurización y las temperaturas extremas. La mayor amenaza llega si logro romper la barrera del sonido. No sabemos qué experimentará en ese momento mi cuerpo, porque nadie lo ha hecho antes. Tampoco sabemos si las habilidades que he adquirido con los años me sirvan a una velocidad supersónica.

S: ¿Cómo es el entrenamiento?

F.B.: El entrenamiento tiene sus retos. Controlar la posición de mi cuerpo será determinante, y mucho más difícil que en un salto común, entonces estoy trabajando duro para perfeccionar mi salida de la cápsula. Mi juego mental será igual de importante, estoy repasando constantemente el diseño de la cápsula, el equipo y los procedimientos. Aunque tendré a los expertos de la Red Bull Stratos en el centro de control apoyándome, tengo que saber cómo hacer todo sin ayuda de nadie, por si acaso.

S: ¿Cómo fue su niñez? Imagino que era uno de esos niños que se la pasaba haciendo cosas peligrosas.

F.B.: Mi niñez fue muy divertida. Amaba jugar. Cuando era demasiado joven como para hacer paracaidismo me gustaba subirme a los árboles y estar en las alturas. Siempre quise volar como un superhéroe. Una misión como ésta ha sido mi sueño desde niño; desde el momento en que oí sobre Joe Kittinger (el hombre que posee desde hace 50 años el récord de la caída libre desde mayor altura: 32.000 metros) y su increíble logro.

S: ¿Qué piensan su familia y sus amigos de la profesión que escogió?

F.B.: Aquellos cercanos a mí saben que lo que me fortalece es confrontar el miedo. Claro que hemos discutido los riesgos muchos días y noches, pero nadie, ni siquiera mi familia, me ha desalentado. Me imagino que es un signo de su amor.

S: Y después de volar como un superhéroe desde el espacio, ¿qué más va a hacer?

F.B.: Parece que será mi último proyecto. Si todo sale bien, le pondré más atención a mi nueva carrera como piloto de helicóptero. Y por supuesto, pienso pasar tanto tiempo como sea posible con mi familia y amigos, y sentarme a reflexionar sobre todo lo que he logrado.