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TIN MARIN

Al comenzar el año del Pacto Social a Rodrigo Marín Bernal, ministro encargado del tema, le están saliendo todas las carambolas.

6 de febrero de 1995

HACE POCO MAS DE UN MES EL PACTO Social, columna vertebral de la política económica del presidente Ernesto Samper, tenía la mayoría de las apuestas en contra. En un país acostumbrado a las peleas gobierno empresarios, empresarios-sindicatos y sindicatos-gobierno pensar en sentarlos a todos a la misma y, a punta de acordar compromisos, lograr que ni los precios, ni los salarios, ni las tarifas aumenten más del 18 por ciento, parecía, en el mejor de los casos una aspiración ingenua. Por eso, cuando el Pacto se firmó pocos días antes de la Nochebuena, más de uno quedó con la boca abierta.
Sin embargo, si esa batalla había sido ya bastante difícil, no hay que olvidar que era sólo la primera. Con esta convicción en la cabeza el ministro de Desarrollo, Rodrigo Marín Bernal, designado por el presidente Samper como coordinador del Pacto. decidió trabajar sin descanso durante aquellos días en que todos tomaron sus vacaciones de fin de año.
Para Marín Bernal, con excepción de la noche del 31 de diciembre, que pasó en Cartagena acompañado de su familia, no hubo playa, ni brisa, ni mar en las fiestas decembrinas. Todo lo contrario. Durante la última semana del año pasado y la primera de éste el Ministro recorrió prácticamente todo el país y se reunió con los 13 alcaldes de las ciudades en donde el Dane investiga periódicamente la variación de precios. En total, a lo largo de esos 15 días, pasó un poco más de 18 horas montado en un avión y acumuló cerca de 26 horas de reuniones, no sólo con los alcaldes sino con los gremios y los sindicatos de esas ciudades. Todo esto para terminan el miércoles pasado en una reunión de tres horas con la Federación de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas) con el fin de evitar que los arriendos se conviertan en el lunar del Pacto Social.
Jugársela toda tras unas metas difíciles no es extraño en la carrera de Marín. Este conservador rebelde de 57 años, quien en la pasada campaña prefirió acompañar al candidato del Partido Liberal antes que a su joven copartidario Andrés Pastrana, hizo en ese entonces una apuesta arriesgada. Y la volvió a hacer cuando aceptó, ya como Ministro de Desarrollo, ser coordinador de un pacto en el que pocos creían. Sin embargo, la apuesta más grande es la que tiene por delante: que el Pacto Social, que por ahora es sólo una hoja de papel, funcione.