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Un hombre sin dobleces

El Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la vida y obra reconoce la trayectoria de uno de los periodistas deportivos más respetados del país.

31 de octubre de 2004

Como muchas cosas buenas en la vida, la llegada de Hernán Peláez Restrepo al periodismo fue por pura casualidad. En 1964 sus conocimientos de fútbol hicieron que una pequeña emisora bogotana llamada Radio Modelo lo invitara a comentar el Torneo Juventud de América. Hasta ahí llegó la ingeniería química, campo en el que había trabajado durante 10 años y en tres compañías multinacionales petroleras. Y si cuatro décadas después de aquella decisión le quedaban dudas, la semana pasada Hernán recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la vida y obra de un periodista, prueba irrefutable de que la decisión tomada hace cuatro décadas fue la más acertada.

La pasión por el fútbol siempre ha estado presente en Hernán. "Comenzó en mi ciudad natal, Cali, por allá en 1951, viendo fútbol del Cali, América y Boca. En el colegio Berchmans de los jesuitas jugaba en el patio de cemento todos los días y en todas las horas libres", recuerda. La afición vino acompañada de una búsqueda febril de información que aún no termina. Leía todo lo que caía en sus manos sobre el tema: El Gráfico de Argentina, France Football de Francia, Revista do Esporte de Brasil. Este profundo conocimiento le ha dado la autoridad para hablar sobre fútbol y otros deportes en varios medios, en los que es reconocido como uno de los más ponderados y objetivos en el campo.

Pero su carrera no se ha limitado al periodismo deportivo. Desde hace 12 años conduce al equipo de La Luciérnaga, programa que ayudó a crear cuando el apagón dejó a los colombianos con la radio como única compañía durante dos horas al día. "Con humor negro, música, ironía y sarcasmo aprendimos a sacarle capul al durísimo acontecer de Colombia", dice Hernán. La Luciérnaga sacó a relucir sus dotes de moderador, cultivadas durante años de manejar La Polémica de los deportes.

En prensa escrita su recorrido comenzó temprano, en 1963, cuando publicó su primera columna en el diario La República sobre una final intercontinental de fútbol. Luego tuvo durante 25 años una columna en el diario El Tiempo. También colaboró como corresponsal de varias publicaciones deportivas internacionales. En la televisión se estrenó en 1968 con los Juegos Olímpicos de México y desde entonces viajó por todo el mundo.

"A pesar de haber vivido entre hoteles y estadios es un hombre muy casero", dice Antonio Uribe, gerente de Radio Caracol en Cali y amigo de Hernán desde hace 17 años. Esta faceta, conocida por pocos debido al temperamento reservado y tímido de Hernán, esconde una seria afición por la música antillana, la salsa y el tango que comprueban los más de 3.000 CD que componen su colección personal. También es un gran aficionado a las pipas, de las que tiene más de 100, de todos los materiales.

"Es un premio para no dormirse en los laureles, si es que los hay", concluye Hernán.