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| Foto: AFP / AP

Un hombre muy hermoso

Es difícil que una figura pública pueda irse de fiesta desenfrenada sin remordimientos.

6 de abril de 2013

Es difícil que una figura pública pueda irse de fiesta desenfrenada sin remordimientos. Siempre está la posibilidad de ser captada en el momento menos oportuno por alguna cámara, y al final muchas se abstienen de cometer locuras por temor a afectar su imagen. Ese miedo es aun mayor cuando la reputación que se busca cuidar no es la de una celebridad cualquiera, sino la de la familia real británica. Por eso, cuando Diana de Gales quiso ir a un bar gay con su amigo Freddie Mercury, se vistió de hombre –con chaqueta militar, gorra y gafas de sol– para asegurarse de que nadie la reconociera. El secreto se mantuvo bajo llave desde finales de los años ochenta hasta esta semana cuando la comediante Cleo Rocos, amiga del cantante de Queen, lanzó un libro que menciona la anécdota. “Era obvio que se trataba de la princesa y creímos que la descubrirían en cualquier momento. Pero pasó inadvertida. Se veía como un hombre muy hermoso”.