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Los siameses Gaylon visitan el país, convertidos por su padre en un espectáculo

30 de abril de 1984

En el mundo, los casos de parejas de siameses que sobreviven son contados. En Colombia se han registrado 6 nacimientos de este tipo, pero ninguno ha logrado superar unos pocos días de vida.
Hace dos años, el país entero se sorprendió cuando un martes 13 de julio, fatídica coincidencia, de 1982, nacieron en la clinica Sar Pedro Claver de Bogotá dos niñas unidas por e vientre. Las dos contaban con un sólo corazón, un sólo higado y un sólo aparato digestivo. Se trataba del segundo parto de Ana Georgina Zubieta de Hernández 22 años,casada con un trabajador de una embotelladora de gaseosas. El docto Eduardo Sánchez Sánchez que atendió el caso, se dió cuenta apenas empezaba el parto,de que no sería una corriente. Primero pensó que serían gemelas. Sin embargo, cuando salió la primera y algo indefinido continuaba unido a ella, se dijo lentamente: "son siamesas". Inmediatamente se logró que respiraran se les radiografió y se les conectó a sofisticados equipos para sostenerles la vida. Este drama, sin embargo, no se prolongó, y a los pocos días morían las hermanas Hernández Zubieta.
En el resto del mundo, se contabilizan 200 nacimientos de siameses, de los cuales sólo han sobrevivido seis. Mientras los gemelos son el resultado de la división total de un óvulo fecundado por dos espermatozoides, los siameses se derivan de un embrión fertilizado que no alcanza a dividirse totalmente.
Entre los pocos casos de sobrevivientes, se encuentra el de los hermanos Gaylon, Ronnie y Donnie, únicos siameses varones que viven actualmente. Los siameses Gaylon nacieron en Dayton, Ohio, el 28 de octubre de 1951. Durante más de 20 meses, recorrieron, sin éxito diferentes hospitales en busca de una operación milagrosa que los separara. Aparentemente, de haber nacido unos 20 años más tarde, su separación habría sido posible, como lo atestigua el caso de dos niñas nacidas en República Dominicana en idénticas condiciones a las de los hermanos Gaylon, y cuya operación de separación fue todo un exito.
Los Gaylon están unidos por la parte inferior del pecho,por medio de un cartílago que los hace compartir el mismo ombligo, la misma vejiga y los mismos órganos sexuales. Por lo demás, sus otros órganos son completamente independientes, asi como su desarrollo físico y sicológico.
Mientras Ronnie es alto fuerte y extrovertido, Donnie es unos diez centlmetros mas bajo débil y timido. Después le muchos esfuerzos, y gracias a un caminador especial que les fabricó su padre, los Gaylon aprendieron a caminar a los dos años y medio.
Hoy se mueven con gran agilidad y pueden incluso correr, aunque lo hacen lateralmente.
Su figura se hizo conocida para los colombianos hace pocos meses, cuando iniciaron su gira por el país como centro de atracción del circo River View Park.
Desde 1964 los Gaylon, que viven de ser siameses, recorren el mundo como espectáculo de los parques de atracciones. Obligados por sus escasos recursos económicos, en medio del lodazal del parque situado en Fontibón, Donnie y Ronnie aparecen por la ventana de su coche-casa, y permiten que el público que, entre curioso y aterrado dialoga con ellos por medio de un intérprete. El costo de esta visita es de 80 pesos por persona y del producido total, el 70% corresponde a los siameses.
Han visitado a Cartagena, Bucaramanga, Santa Marta, Medellin, Cali y Barranquilla. En esta última ciudad, los Gaylon hicieron dos muy buenas amigas, Marta y Denni, con las cuales se especuló un romance que ellos desmienten. En medio de las dificultades que esta situación supone, Ronnie y Donnie han logrado desarrollar una vida relativamente normal.
Duermen hasta bien entrada la mañana y son asiduos televidentes de series norteamericanas que llevan a sus giras en videocassettes. Después de 33 años, han logrado tal sincronización y destreza que hoy logran atarse los zapatos usando cada uno una mano. Nadan, juegan base ball y disfrutan de la cacería, aunque Ronnie explica con humor, que deben ser muy cuidadosos al practicarla, para evitar dispararse el uno al otro.
La relativa felicidad con la cual, los Gaylon, han logrado mantenerse durante sus 33 años de vida, parecería darle la razón a los que rechazan la eutanasia. Sin embargo, lo que es evidente es que casos como éstos están condenados a convertirse en espectáculo. -