Home

Gente

Artículo

Vida-ficción

Escándalo al revelarse la vida secreta de Raymond Burr. Su ex esposa asegura que era homosexual.

1 de noviembre de 1993

CUANDO LAS agencias de prensa dieron la noticia de la muerte del actor Raymond Burr -ocurrida el 12 de septiembre- registraron, en la breve biografía, las tragedias que rodearon su vida: su primera esposa, una inglesa llamada Annette Sutherland, había muerto en un accidente de aviación, en 1943. En 1953, su único hijo, Michael, murió de leucemia, y en 1955, su tercera esposa, Laura Morgan, falleció de cáncer... Ahora resulta que todo era mentira.
Isabela Ward, una mujer de 73 años, quien afirma ser su única esposa, asegura que Raymond Burr nunca contrajo otro matrimonio, nunca tuvo un hijo y, por tanto, nunca vivió las terribles tragedias que la prensa ha descrito. Como si esto no fuera suficiente para despistar hasta al mismo Perry Mason, la mujer reveló un secreto que había guardado celosamente durante 45 años: Raymond Burr era homosexual.
Raymond Burr fue uno de los actores más queridos de la televisión estadounidense. Sus personajes, Perry Mason y el jefe Ironside, lo hicieron famoso en todo el mundo. Pero mientras consechaba éxitos en su carrera, su vida privada era un misterio. Era un hombre reservado en extremo y, como cosa extraña, la prensa respetó esa privacidad, movida quizás por la compasión que despertaban su grandes tragedias.
Isabela Ward contrajo matrimonio con Raymond Burr el 10 de enero de 1948. Lo había conocido cinco años antes pero la guerra los separó. "En 1947 lo encontré casualmente en la calle, volvimos a vernos. Unos meses después me pidió que me casara con él", cuenta ahora la anciana. Ella tenía 28 años y él 31. Cuatro meses después de la boda descubrió que el mejor amigo de su esposo era en realidad su amante. Entonces empacó sus maletas y se marchó.
"Si, como dicen, hubiera habido otra esposa antes, él me lo habría dicho. Pero nunca le oí mencionar a la joven inglesa y menos que hubiera tenido un hijo con ella", dice la señora Ward. En cuanto a la tercera, "Burr no habría podido casarse con otra mujer en 1950, porque yo sólo pedí el divorcio en 1952, cuatro años después de separarnos". Según la anciana, tales historias fueron inventadas por Raymond y su agente de prensa para ocultar su homosexualidad.
A mediados de los años 50 Raymond Burr era el actor mejor pagado de Hollyvvood -recibía 18 mil dólares por cada capítulo de Perry Mason-. "Todo eso lo inventaron para mejorar su imagen ante sus millones de admiradores", dice Isabela Ward. Lo sorprendente es que estos personajes de ficción se convirtieran en una verdad aceptada por todo el mundo. Sin embargo, ahora, cuando a raíz de su muerte la prensa ha entrevistado a los más allegados al actor, no se ha encontrado rastro de esas dos esposas ni de un hijo. "Había algo enigmático en Ray -dice su amigo, de 40 años, Lee Miller-. Decía que se había casado tres veces, pero nunca conocí a ninguna de sus esposas". Don Galloway, su coestrella en Ironside, señala: "No sé si esos rumores sean verdad. Nunca discutí con él sobre su sexualidad".
Aunque los chismes de Hollywood una vez lo relacionaron con la actriz Natalie Wood, sus amigos y compañeros no le conocieron ninguna relación amorosa. Lo que sí sabían era de su entrañable amistad, de 30 años, con su socio Roberto Benevides, quien vivía en una casa en el rancho que Burr tenía cerca de Los Angeles. Al parecer, la verdadera personalidad de Burr sólo emergía en las temporadas que pasaba en una remota isla de Fiji, que había comprado con Benevides en 1963 y donde el actor daba rienda suelta a su pasión por las orquídeas y la buena mesa.
Lo cierto es que lo único que la prensa ha podido verificar de toda la historia es la pronta disolución de su segundo matrimonio. Su hermana, Geraldine Fuller, de 73 años, dijo: "Mi madre contaba que una vez trató de hablar con Ray acerca de su matrimonio, pero los ojos se le llenaron de lágrimas y no quiso abrir la boca". De resto, no existe rastro de sus otras dos esposas ni del hijo. "Ni mi madre ni yo las conocimos. Y nunca vimos al niño". Hace dos años, en una entrevista, el actor habló por primera vez de la muerte de Michael, ocurrida, dijo, en 1953.
Entonces contó que al saber que le quedaba poco tiempo de vida, tomó un año de vacaciones. "Viajamos juntos a través de Estados Unidos. Fue un año maravilloso", señaló. Ahora John Strauss, quien fuera su agente durante 40 años, asegura: "Nunca le oí mencionar ninguna esposa o un hijo. Por esa época, Burr era un obsesivo de su trabajo".
Durante los nueve años que duró Perry Mason -de 1957 a 1966-, Burr vivió en una cabaña dentro del estudio y se levantaba a las tres de la mañana para practicar los extensos monólogos del famoso abogado defensor en la Corte. Al año de haber terminado esta serie regresó a la pantalla chica encarnando al parapléjico jefe de detectives Ironside, que durante ocho años captó la atención de una nueva generación de televidentes. Después no encontró otro personaje y la mayor parte del tiempo lo pasaba, con Benevides, en su lejana isla de Naitaumba. En 1982, agobiado por la artritis que se había agravado por su exceso de peso -llegó a 160 kilos-, vendió su paraíso por dos millones de dólares. Tres años después, luego de bajar casi 50 kilos, aceptó la idea de la NBC de revivir a Perry Mason. Alcanzó a realizar 26 capítulos antes de recibir el diagnóstico de un cáncer del hígado. Paradójicamente, en mayo pasado Raymond Burr llegó en una silla de ruedas a filmar el último capítulo de "El Regreso de Perry Mason", que saldrá al aire en Estados Unidos el próximo 22 de octubre.