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EDUCACIÓN

El níquel siembra en el Alto San Jorge un semillero de líderes y proyectos educativos

El ambiente pedagógico del sur de Córdoba se transforma gracias a la millonaria inversión social de Cerro Matoso

26 de febrero de 2018

A través de su apoyo a la educación, Cerro Matoso trae más oportunidades para las comunidades y la región.

La apuesta de Cerro Matoso en el área vecina a la operación de la mina ha cambiado el paisaje. Por generaciones, los jóvenes de origen campesino, afro e indígena estudiaron su primaria y secundaria bajo los árboles porque las instalaciones educativas no tenían aire acondicionado o las aulas no ofrecían garantías. Hoy, en cambio, existe una infraestructura educativa eficiente. En Montelíbano, en el tradicional sector de la calle 25 frente a la Ciudadela Paimaná, en donde la gente divisó las oficinas de la minera, se levanta imponente la sede del SENA del San Jorge. Allí, Cerro Matoso reconstruyó y donó la moderna edificación para que miles de cordobeses adelanten sus estudios tecnológicos.

Las expectativas de un amplio sector de la población han cambiado, sobre todo en los jóvenes. Se debe a que 104 adolescentes están estudiando carreras universitarias patrocinados por Cerro Matoso a través del Programa de Becas.

“En Cerro Matoso hemos puesto todo el empeño para que este gran proyecto de educación cumpla con las características que deben tener las instituciones: sedes cómodas, didácticas, alegres, limpias, modernas. Respaldos integrales para los becarios, en el que el acompañamiento es esencial. Proyectos que contribuyan a la protección de la primera infancia, hacen parte también de nuestra apuesta”, explica el presidente de Cerro Matoso, Ricardo Gaviria.

El directivo se refiere al Centro de Desarrollo Infantil (CDI) Los Cisnes, que fue reconstruido con una inversión de 2.365 millones de pesos, de los cuales Cerro Matoso aportó 1.500 millones. Esa institución albergan 380 niños menores de 6 años de edad provenientes de comunidades vulnerables.

Una enorme y tradicional casona en donde funcionó durante décadas la Fundación Cerro Matoso fue donada, de otro lado, a la Universidad de Córdoba. Allí comenzó a funcionar el Centro de Idiomas con una inversión de alrededor de 650 millones de pesos.

NACE UN SEMILLERO DE LÍDERES

Este año los becarios de Cerro Matoso y pioneros del proyecto terminarán sus materias y avanzarán en las prácticas. Las carreras en las que se están formando son, entre otras, Psicología, Ingenierías de Minas, Industrial y Ambiental, Administración de Empresas, Comunicación Social y Corporativa, Trabajo Social y Gastronomía. Se han beneficiado, hasta el momento, 104 jóvenes –58 por ciento son mujeres– de las veredas de Pueblo Flecha, Puerto Colombia, Boca de Uré, Puente Uré, Torno Rojo, Centro América y La Odisea. Los jóvenes adelantan sus estudios en las ciudades de Medellín, Bogotá, Barranquilla y Montería, entre otras.

El vicepresidente de Asuntos Corporativos de Cerro Matoso, Luis Marulanda, asegura que “es un orgullo para la empresa poder construir hombro a hombro los sueños de los becados, jóvenes con grandes aspiraciones y deseos de superación. Este proyecto transforma la vida de las comunidades”.

Los grupos étnicos habitantes de la región son el pueblo indígena zenú, los afrodescendientes y las comunidades campesinas. De esos colectivos provienen los becarios beneficiados. Muchos de ellos recuerdan que crecieron asistiendo a clase debajo de los árboles en busca de algo de sombra o narran que debían caminar muchas horas para llegar a la escuela. Esas imágenes son diferentes hoy, cuando asisten a las universidades en grandes ciudades y tienen el respaldo no solo de Cerro Matoso, sino de sus familias.

La especialista del área de Comunidades de la empresa, Marbel Muñoz, explica que durante el proceso “se decidió no solo entregar, a los beneficiados, los aportes de matrículas y sostenimiento, sino que se activó un plan de acompañamiento debido a que se trata de jóvenes campesinos que desconocen los entornos urbanos y académicos”.

Para Irrael Aguilar, cacique indígena zenú del Alto Jorge, “la educación es lo más importante para las nuevas generaciones en el mundo moderno y Cerro Matoso se está convirtiendo en ese epicentro de fortalecimiento a la educación en la región”.

El CEO (director general) de South32 a nivel mundial, Graham Kerr, en reciente visita a Colombia, se reunió con los becarios beneficiados. “Admiro el coraje que tienen estos jóvenes para perseguir sus sueños. Eso no es fácil porque hay que hacer las cosas lejos de sus familias y sus entornos”, dijo.

ALIANZA POR LO SOCIAL, UN PACTO POR EL DESARROLLO

Con una inversión de 5 millones de dólares, Cerro Matoso aportó la infraestructura en la que funciona el SENA del San Jorge y que beneficia a más de 200.000 habitantes (13 por ciento del total del departamento) de los municipios de Ayapel, Buenavista, La Apartada, Puerto Libertador, San José de Uré y Montelíbano. A la fecha se forman en este establecimiento 1.000 aprendices. La iniciativa de este aporte está contenida en la Alianza por lo Social que es el convenio público-privado más grande del país.

Con un año de funcionamiento, ya hay testimonios de aprendices que se han formado en el SENA.

Diego Armando Marcelo, del corregimiento Boca de Uré, estudió mampostería y señala: “Gracias a Cerro Matoso, ahora tenemos a la mano la educación a través del SENA”.

María Tarrifa, de Torno Rojo, estudió instalaciones eléctricas y realizó las prácticas en el área de Refinería de Cerro Matoso. Ahora se desempeña como contratista en el área de Laboratorio. “Es muy satisfactorio ver que la empresa se preocupa por las comunidades”, advierte.

EDUCARSE EN EL CAMPO

Las comunidades aledañas a la operación –zona rural– se han beneficiado de las nuevas instalaciones educativas que ofrecen las garantías para que los más pequeños puedan estudiar. En el marco de la Alianza por lo Social, en este proyecto la inversión fue alrededor de 1.600 millones de pesos en las instituciones educativas de Pueblo Flecha, Puerto Colombia, Boca de Uré, Puente Uré, Centro América, La Odisea y Torno Rojo.

“Mi carrera se enfoca en el área social y decidí entrar porque no hay nada más lindo que la interacción y comunicación entre las personas. Ayudaré a crecer a las comunidades”

Kir Kenat Aguilar Cataño, hija del cacique indígena zenú del Alto San Jorge, Irrael Aguilar, estudia Comunicación Social en la Universidad de Antioquia.

“Ante la falta de recursos se veía imposible estudiar, pero con las becas se está cambiando esa constante. Hoy somos más críticos y reflexivos. Este programa de becas ha surgido de los acuerdos para mejorar la calidad de vida en la región”

Kiara Marcelo, estudiante de Trabajo Social en la Universidad de Antioquia quien entra al último año.

“Espero poder retribuir toda esta formación a la comunidad. Gracias por todas estas oportunidades que Cerro Matoso y la comunidad me abrieron”

Geidis Yesenia Pérez, entra a octavo semestre de Administración de Empresas en la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Montería.

“Este proceso ha marcado la diferencia en mi vida, he podido formarme. Es importante adquirir las habilidades en un entorno competitivo y gracias a Cerro Matoso se ha cambiado la mentalidad”

Óscar David González, de Puente de Uré, entra a séptimo semestre de Administración de Empresas.

“Mi prioridad es el manejo de las basuras en la comunidad y por lo tanto trabajo con los líderes en la presentación de un proyecto para solucionar la crisis”

Verónica Correa, de Torno Rojo, estudia Ingeniería Ambiental en Medellín.