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FINANZAS

La utilidad neta es pura espuma

Para expertos en finanzas, debe replantearse considerar este indicador a la hora de tomar decisiones de inversión y fijarse más en el flujo de caja o en su defecto, en el Ebitda.

22 de diciembre de 2017

Quienes han estudiado finanzas saben que hay una frase que nunca deben olvidar: “Cash is king”. Es decir, la caja es el rey.

Es una sentencia que resume, en pocas palabras, lo realmente importante desde el punto de vista fundamental: compañías que generen caja serán aquellas que cuenten con los recursos necesarios para apalancar el crecimiento, pagar sus deudas y distribuir dividendos, entre otros.

“Por esta razón se nos hace difícil entender por qué el inversionista y la prensa local le hacen un seguimiento tan detallado y le brindan tanta relevancia a la utilidad neta”, señala Jairo Julián Agudelo, gerente de Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia, que en la plataforma Capital Inteligente de esa entidad plantea la necesidad de que inversionistas y clientes, al analizar un negocio financiero, se abstengan de analizar solamente ese indicador e incluyan en el examen el flujo de caja, que en los estados financieros puede ser cercano al valor del EBITDA.

“La utilidad neta es una cifra que tiene en cuenta una cantidad de efectos no recurrentes y no operativos que puede distorsionar las cifras de una compañía –dice el experto–. Uno puede decir que la empresa va muy mal cuando la operación va muy bien y viceversa”.

Para él y su grupo de investigadores, la utilidad neta no es un inductor de valor. El EBITDA (Earnings before interest, taxes, depreciation and amortization), que es la utilidad antes de pagar intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones, da en mejor medida señales positivas o negativas frente a la salud financiera de una compañía, frente al desempeño de su operación, de su generación de recursos que al fin de cuentas es lo que más le debe importar a los inversionistas, pues serán estos recursos los que apalanquen el crecimiento y la generación de valor futura de la empresa.

“La utilidad neta es un tiro al aire”, advierte el gerente de Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia. Sin embargo agrega además que una compañía no se quiebra porque la utilidad neta sea negativa, pero sí en el caso de que no tenga flujo de caja. En cambio, con flujo de caja positivo, y utilidad neta negativa, puede seguir operando.

“la utilidad neta es, en pocas palabras, espuma. Y digo lo anterior ya que esta cifra puede ser distorsionada a través de cambios contables tan sutiles como la forma en la cual se deprecian los activos o se amortizan los intangibles, o en la manera a través de la cual se calculan las provisiones de inventario, entre otras. En realidad, la utilidad neta dista bastante de lo que es la generación de caja de una compañía, que es lo realmente relevante”, señala el experto.

Adicionalmente, de acuerdo con la recomendación hecha a través de la plataforma Capital Inteligente, de Bancolombia, la utilidad neta es una medida contable que incorpora en su cálculo una cantidad de variables que no tienen efecto sobre la caja de una compañía. “Por ejemplo, las depreciaciones y amortizaciones de activos fijos no requieren un desembolso por parte de las compañías. La diferencia en cambio, por la exposición de los activos y pasivos en moneda extranjera tampoco significa una salida de efectivo, al igual que los impuestos diferidos tampoco lo requieren. Entonces, ¿por qué se le presta tanta atención?”, pregunta el experto.

En realidad, la única respuesta importante es que a partir de esta cifra las compañías toman la decisión de repartir sus dividendos, algo que es bastante importante para los inversionistas que viven del retorno de ellos. “Adicionalmente –señala el grupo de investigadores–, se podría pensar en que es una medida que no requiere cálculos adicionales sino que, por el contrario, es entregada por la administración de la empresa, de fácil acceso y conocimiento público además de ser la última línea del estado de resultados. La otra (flujo de caja), por el contrario, requiere de un análisis adicional, de carpintería financiera, de entender los estados financieros de la compañía y el impacto que las diferentes variables tienen o tuvieron sobre los resultados respectivos. En pocas palabras el flujo de caja es un concepto más complejo de analizar”.

Ahora bien, es importante tener presente que la utilidad neta o el EBITDA no deben ser analizados de forma individual, sino que por el contrario, deben ser analizados en conjunto a otros indicadores financieros de solvencia y rentabilidad, para poder tener un concepto más amplio y riguroso de de cual es la salud financiera de la compañía.

La utilidad neta sí sirve para algo: hacerse una idea de cómo repartir dividendos y ayudar a saber si va a mejorar.

Con esto en mente, vale la pena preguntarse: ¿qué es mejor, una compañía del mismo sector que genere COP1.000 mn en utilidades netas y COP100 mn de caja, o una empresa que genere COP100 mn de utilidad neta y COP1.000 mn de caja?

“La respuesta, a la luz de las finanzas corporativas, sería a primera vista la compañía que genere más caja, ya que contará con mayores recursos para hacerle frente a sus necesidades de inversión, capital de trabajo, pago de deuda, entre otros. Sin embargo, es importante resaltar que no solamente la generación de caja es relevante. Este análisis se debe hacer de forma conjunta con la revisión de indicadores de endeudamiento, rentabilidad, entre otros”, explica el grupo de investigadores de Capital Inteligente.

“Por esto le recomendamos a todos los inversionistas que no solo evalúen la utilidad neta, sino que también focalicen su atención a la generación de caja, cuyo proxy en los estados financieros puede ser el EBITDA”, concluye.