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Nubia Muñoz recibió el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en 2018, en Madrid (España). Foto: Fundación BBVA.

ENTREVISTA

Ella es Nubia Muñoz, la científica colombiana que fue nominada a un Nobel

Asegura que el machismo fue uno de los principales obstáculos con los que tuvo que lidiar en su carrera. Habló, además, de la actual pandemia y hasta del proceso de paz adelantado por el Gobierno colombiano con las Farc.

Alianza DW
14 de febrero de 2021

La científica caleña Nubia Muñoz, nominada al Premio Nobel en 2008 por su trabajo que condujo a una vacuna contra el cáncer de cuello de útero, habló con DW sobre su vida, los obstáculos que se le presentaron en el camino por el machismo, la actual pandemia y hasta del proceso de paz adelantado por el Gobierno colombiano con las Farc. 

Esta exitosa científica adelantó sus estudios en el Liceo Departamental Femenino de Cali. En 1958 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle, institución de la que se graduó en 1964. Luego realizó una especialización en Patología en 1967 en esa misma universidad.

-  ¿Cómo nació en usted el deseo de hacer ciencia?

Nubia Muñoz: Surgió cuando llegué a la universidad. Soy muy curiosa, siempre me estoy haciendo preguntas que quiero resolver. Yo nací en una familia de recursos modestos y, sobre todo, con un drama familiar grande. Soy la quinta de cinco hermanos y cuando tenía 5 años murió mi papá de difteria, una enfermedad infecciosa hoy día fácil de controlar. Mis hermanos mayores me ayudaron para poder hacer mis estudios de Medicina. El primer año quedé segunda de la clase, el primero fue un chico rico, por lo que él no pagó matrícula y yo paqué la mitad. Entonces pensé que no era justo y me propuse ser siempre la primera para no pagar nada. Y lo conseguí durante el resto de la carrera.

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Me gustó mucho la medicina clínica, pero cuando se me moría un paciente, me deprimía mucho, por lo que me decidí por la investigación. Un profesor me encaminó por la especialidad de Patología y al mismo tiempo participé en diversos proyectos de investigación sobre el cáncer. Después quise hacer investigaciones que fueran aplicables a un grupo grande de personas y me decidí por la Epidemiología y conseguí una beca de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer, de la OMS, que está en Lyon, Francia. Con ella estuve en el National Cancer Institute y en la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.

Después decidí quedarme en Lyon, desde 1970, donde logré desarrollar proyectos de investigación en más de 40 países de todo el mundo sobre los cánceres más frecuentes en países pobres,y que están causados por agentes infecciosos, como el de estómago, cuello uterino e hígado.

- A lo largo de su fructífera carrera ¿ha encontrado obstáculos por ser mujer?

Claro. Por ser mujer y por ser de un país pobre, porque esta Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer de Lyon está financiada por países ricos, y hubo un tiempo que, cuando había algún puesto libre, se daba prioridad a gente de esos países. Especialmente el segundo director que hubo en la Agencia, un italiano, se volvió terrible y tuve que luchar contra él para llegar a ser jefe de unidad, pero al final lo logré.

- ¿Aquello fue por ser mujer?

Yo creo que sí. Era muy machista este hombre. Y cuando yo empecé medicina el primer año éramos 32 alumnos, de los cuales solo cuatro eran mujeres. De esas cuatro, solo terminamos dos.

- Usted es epidemióloga, ¿cómo vive la actual pandemia?

Yo nunca pensé vivir una pandemia como esta. Veo que realmente muy pocos países estaban preparados para esto, se cuentan con los dedos de una mano: Nueva Zelanda, Australia hasta cierto punto y regiones como Hong Kong o Taiwán. Solo aquellos países que sufrieron con la primera epidemia de coronavirus que causaba el primer Sars, que se controló muy bien, se dieron cuenta rápido de que era un virus similar y tomaron las medidas de barrera necesarias.

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Otra consecuencia de la pandemia actual es el desarrollo dramático de las vacunas, que es algo que nunca se había visto antes. Yo estuve muy cerca del desarrollo de la vacuna del virus del papiloma y pasaron 10 años hasta poder comercializarla. En el caso actual, se ha desarrollado en menos de un año y, según los estudios, se trata de una vacuna segura y eficaz. La pandemia ha supuesto un estímulo para la investigación y la unión de esfuerzos de las compañías privadas y los Gobiernos. Por su parte, la OMS está haciendo esfuerzos para que las vacunas lleguen a todos los países, porque si no es así, no se solucionará el problema.

- ¿Usted se ha vacunado?

Sí, recibí la primera dosis. Yo entro en el primer grupo de vacunación en Francia.

- ¿Y sigue desde Francia la vida en Colombia, la implementación del histórico Acuerdo de Paz, o la reciente decisión de Duque de regularizar a los migrantes venezolanos?

Claro que sigo la política en Colombia y viajo allá varias veces al año. Me puse muy contenta con la firma del Acuerdo de Paz. Claro que tenía problemas, hubiera podido ser mejor, pero creo que fue un gran logro. Desafortunadamente, el Gobierno que siguió no estaba de acuerdo con él y prosigue el conflicto interno en la parte rural y hay muchos líderes sociales asesinados.

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Las mujeres sufren por la violencia y por los desplazamientos, como el resto de la población. Tengo esperanza que un nuevo Gobierno apoye ese plan del Acuerdo de Paz. Y también me pareció muy bien la reciente regularización de los migrantes venezolanos, muchos de ellos ya establecidos en Colombia. Cuando Venezuela era el país más rico de América Latina también ayudó a muchos colombianos que migraron allí, uno de ellos era uno de mis hermanos.