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La escritora Elsa Osorio, invitada al Hay Festival de Cartagena 2013

Especial Hay Festival 2013

La mujer que no olvida

Elsa Osorio no es feminista, al menos no en voz alta. No es historiadora, pero habla de la memoria. Su más reciente libro Mika, publicado este mismo año, cuenta sin embargo la historia de una mujer, la única capitana durante la Guerra Civil española

César Leonardo Rojas*Bogotá
22 de enero de 2013

A mí me parece que las mujeres somos más valientes”. Así le contestó Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952) a la periodista del diario Clarín Silvina Schuchner, cuando esta le preguntó por qué había elegido a una mujer como protagonista de su más reciente novela. Claro, en ese momento estaban hablando de A veinte años, Luz, el libro con el que Osorio ganó el premio Amnisty International y fue finalista del Fémina francés. Pero la respuesta es pertinente ahora que la escritora argentina viene de publicar La capitana (la novela, cosa extraña, tiene dos títulos, La capitana en la edición de Siruela para España, y Mika, en la de Seix Barral para América Latina), la historia novelada de Micaela Feldman Etchebéhère, la única mujer que lideró una columna de la resistencia durante la Guerra Civil española.?La verdad es que la razón va más allá de la valentía. Elsa Osorio oyó hablar por primera vez del personaje de Mika por boca del escritor y poeta tucumano Juan José Hernández, en 1986. “¿Mika es un personaje tuyo o de quién

”, le preguntó. “Mika es real, vive aún, en París”, contestó él. Y vivió allí hasta su muerte, en 1992, sin que Osorio alcanzara a conocerla. De hecho, luego de aquella conversación con Hernández la escritora inició un largo camino para descubrir a esa intelectual argentina, hija de inmigrantes rusos, que militó en la izquierda desde los quince años y que junto a su marido, Hipólito Etchebéhère, viajó a Europa en busca de la revolución. Pero esta historia solo vendría a concretarse para Osorio hasta marzo del 2007, cuando finalmente se sentó a escribir la novela.?La escritora y su heroina?Elsa Osorio escribió su primer libro, Ritos privados, en 1982. Desde entonces, ha publicado otros nueve entre novelas y cuentos. Además de la realización de guiones para televisión y cine, Osorio dicta talleres de narrativa y dedica parte de su tiempo a la defensa de los derechos humanos. Sus relatos se desarrollan desde una perspectiva crítica sobre la historia, pero como señalaba la periodista española Maruja Torres en el suplemento Domingo de El País, “no nos encontramos ante el típico panfleto”. Baste con el ejemplo de Mika, una historia que hace del amor un elemento necesario dentro de la militancia política, pero que además usa los mecanismos del suspenso y la intriga propios del thriller.?Osorio recurre a varias voces narrativas para enriquecer sus historias, una estrategia que ya había utilizado en Cielo de tango (2006), pero que en su más reciente novela parece una necesidad. En Mika, la fórmula es un éxito. El texto entremezcla la narración de la propia Mika, a modo de diario, con el testimonio de los personajes que alguna vez la conocieron, como Emma, una española que con menos de veinte años decide unirse al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) para ir a la guerra y encontrar el amor en los brazos de un “camarada”. Para darle una perspectiva más amplia, la narración se completa con anotaciones de la autora, de modo que todo el libro parece una carta dirigida a Mika, un cuaderno de anotaciones para conocer a la protagonista.?“¿Qué día, qué situación, qué hecho, qué batalla te hizo capitana, Mika

”, es la pregunta que plantea la autora en las primeras páginas del libro y que repite en forma de notas en cursiva a lo largo de la narración. Y para contestarla, Osorio hace saltos en el tiempo. De esos años en la guerra, en los que Mika encuentra su razón de ser en las trincheras, la historia vuelve a los primeros días de su militancia, en la década de 1920, cuando compartió con Alfonsina Storni las páginas de la revista Insurrexit, para luego viajar al París de 1968 en el que, a pesar de las canas, apoyó a los estudiantes rebeldes que le recordaban su juventud. La fluidez de Osorio permite que el lector no se pierda en esos saltos. A lo largo del texto, la escritora suelta pistas que encuentran destino algunas páginas más adelante. Mika es, en resumen, un ejercicio para recordar un personaje que estaba en el olvido. ?Precisamente, una de las preocupaciones de la escritora porteña es rescatar el papel de la memoria. En un momento en el que nadie había hablado de los niños perdidos durante la dictadura, Osorio quiso imprimir A veinte años, Luz en Argentina. Ninguna editorial de su país natal quiso publicarla y entonces decidió viajar a España para que la historia viera la luz. Una afortunada coincidencia, si se hace un paralelo con la historia de Luz, la protagonista: una joven nacida a mediados de la década de 1970 que viaja a Madrid para conocer a su padre biológico, para encontrarse a sí misma, para atar los cabos sueltos. ?Mika es el ejemplo claro de la obsesión de Osorio por la reconstrucción y el examen del pasado. Revolucionaria que pasó por todas las izquierdas y enemiga del fascismo, Mika fue apresada por los mismos republicanos españoles cuando la militancia en el POUM y su orientación trotskista se hicieron incompatibles con el apoyo soviético a la resistencia. Fue capitana en un ejército donde las mujeres estaban limitadas a las labores de cocina y enfermería, pero en el que permaneció en la trinchera con la autoridad de cualquier otro militar de carrera. Pero Mika también es mujer, una que decidió no tener hijos, usar traje de campaña y empuñar un mosquetón. ?Osorio explora esa feminidad y la saca a flote en los escenarios más inesperados. En el frente de batalla, Mika reconoció en sus milicianos a los hijos que nunca tuvo, a sus hermanos, todos hombres de ella y ella de ninguno (su marido había muerto al inicio de la guerra). “Detrás de esas ropas abultadas, de esa suciedad, de ese dolor anestesiado con el día a día de la guerra, hay después de todo, una mujer”, apunta Osorio. Una mujer que podía desear, pero prefirió no permitírselo. La historia había olvidado el papel de la mujer en la guerra, había olvidado a Mika. Elsa Osorio escribe para enmendar ese error. |

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