Inspeccionar la historia desde la literatura es uno de los mayores retos para cualquier autor, cuando las fronteras entre ficción y no ficción se funden irremediablemente. Y es que hay que serle fiel a los hechos y a la vez dejar que adquieran un tono narrativo vital. A este desafío se somete el académico y escritor Enrique Serrano (Barrancabermeja, 1960), internacionalista y escritor de La marca de España (1997) o Tamerlán (2008), quien ofrece una mirada de uno de los personajes femeninos vitales de la historia de Roma: Livia Drusila, esposa del emperador Augusto, madre de Tiberio, abuela de Claudio y bisabuela de Calígula.
El estudio de un personaje tan complejo requiere develar su carácter y el de la política romana, que la llevó a sostener el poder detrás de su segundo esposo, imponer como sucesor a su hijo más frágil y lograr que su nieto la convirtiera en deidad, Diva Augusta. Como afirma el Flamen Dialis, personaje que sostiene el relato y sacerdote encargado de su beatificación, “el arte de la política consiste en combinar hábilmente las fuerzas de la persuasión y de la coerción”. Para presentarnos una vida cuya mala fama la precede desde un ángulo más humano, se complementa el relato testimonial bajo voces subjetivas y contradictorias; su aya Xania y su médico de cabecera Antonio Musa, y otros como Agripina La Menor y Livila, que sufrieron su talante.
La diosa mortal fracasa quizá en mostrarnos esa Livia más humana. Pero lejos de un balance magro lo que alcanza es una amplia lectura del realismo político que persiste hasta nuestros días y que incluso ha roto las barreras del género. Y aunque el personaje nos agota pero no se agota, bienvenida sea en tiempos en que las series y el cine se concentran en la violencia y en la puesta en escena romanas pero no profundizan en sus protagonistas.
* Periodista y politólogo