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Glantz empezó a publicar literatura a los cuarenta y ocho años. Dice que lleva cincuenta escribiendo un libro de viajes y dedica su tiempo libre, entre otras cosas, a alimentar su cuenta de Twitter. Foto: Omar Torres / AFP

Lista Arcadia 2019

‘Las genealogías’ de Margo Glantz: uno de los trece libros más votados de la Lista Arcadia 2019

Una reseña de Pedro Carlos Lemus.

Pedro Carlos Lemus*
4 de diciembre de 2019

Deslumbrante y precisa

“Y todo es mío y no lo es y parezco judía y no lo parezco y por eso escribo –estas– mis genealogías”, escribe Margo Glantz en Las genealogías, un libro en que investiga quién es ella a partir de las narraciones de sus ancestros. En su narración –la de ella, que incluye las otras narraciones– se suceden las generaciones y las lecturas: hace una relación de viajes, de amigos de la familia, de libros; enlaza a todos –a ella misma– con el mundo. Su antecesor es el mundo entero. Glantz construye una red y se pone en el medio, no para verse sino para vernos.

Margo Glantz es una escritora mexicana de padres ucranianos –lo ha escrito ella, que escribió sus genealogías–. Ha publicado durante más de cuarenta años libros que no hacen caso a las convenciones, que amplían los géneros y se escapan de ellos. Si en Las genealogías partía de los recuerdos de sus padres, más adelante, en Yo también me acuerdo, narra, en fragmentos, los de ella. Es una autora que se pone incesantemente en su obra. Se muestra y se oculta. “La realidad es siempre circunstancial y esta verificación me tranquiliza: lo que cuento es una historia verdadera, pero sólo en la ficción”, escribe en Por breve herida (2016).

En sus libros, Glantz elabora su biografía como lectora. Deja ver su erudición, pero las citas y los referentes no llegan desde otro lugar: son de ella. Incorporados, solo viven en su texto, y el lector llega a creer que existieron antes solo para que ella los acogiera. La libertad de las asociaciones que teje en sus narraciones (otra vez la red) es deslumbrante y precisa: dejan ver autenticidad e ingenio, sentido del humor y agudeza.

Sus obsesiones y su sensibilidad –las genealogías, la memoria, el cuerpo, ella toda– atraviesan su obra y la sostienen, se trate de la exploración del corazón y la música en la novela El rastro (2002) o en los punzantes fragmentos que componen Saña (2007). “Es hora de confesar que esta historia es autobiográfica, y por tanto profundamente sincera”, escribe en Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador (2005), y cabe decir que toda su obra es profundamente sincera.

Y por mirarlo todo, nada veía (2018) es su más reciente libro. El título es tomado de un verso de Sor Juana Inés de la Cruz, sobre quien Glantz ha escrito destacados ensayos. En ese libro se pregunta: “¿Qué será más importante?”. Desde noticias de política actual a apuntes sobre literatura a chismes del mundo del espectáculo y a todo lo que hay en el medio y por fuera: como en las redes sociales, en este libro todo convive en el mismo nivel. Ella mira, escribe, se pregunta: ofrece su atención, considera cada cosa y a cada quien. Quienes la leemos podemos solo agradecer, pues, entre todo lo que mira, tenemos la fortuna de ser vistos por ella.

*Literato de la Universidad de los Andes. Ha publicado textos en medios como Cerosetenta, Latitud de El Heraldo y ARCADIA. Trabaja como editor en Laguna Libros.