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Salud

¿Sirven las dietas de ayuno intermitente?

En la primera de tres entregas, el periodista de la BBC Peter Bowes se prepara para participar en un ensayo clínico que estudia la efectividad de los ayunos intermitentes.

9 de enero de 2014





Si perder peso está en su lista de resoluciones de enero, no está solo. Es uno de los deseos más comunes para el año nuevo. Pero las dietas pueden ser difíciles de cumplir en cualquier época del año.

Elegir qué dieta seguir puede ser algo desconcertante y frustrante. Prácticamente a diario aparecen nuevos estudios científicos al respecto y las dietas de moda vienen y se van.

En los últimos años se han disparado las ventas de batidos con un alto contenido de proteínas, pero la evidencia científica sugiere que la mayoría de las personas consumen demasiadas proteínas. Hubo un tiempo en que las dietas bajas en grasa estaban a la orden del día, pero ahora parecen haber perdido seguidores.

"La gente se confunde", explica Lawrence Piro, médico y presidente del Instituto de Investigación y Clínica de The Angeles, en Los Ángeles.

Piro es consciente de que las personas reciben mensajes contradictorios sobre lo que hay que comer. "Come pescado, pero no carnes rojas", comenta cuando repasa la lista de algunos de los consejos médicos que ha escuchado en los últimos años. "Pero entonces, no comas los peces de criaderos porque pueden tener un contenido alto de minerales tóxicos. Así que mejor no comas ningún tipo de pescado y cámbiate a los vegetales, sé vegetariano..."

Recientemente ha aumentado la popularidad de los ayunos intermitentes. La dieta 5:2, que incluye reducir considerablemente la ingesta calórica algunos días de la semana, es un ejemplo.
No obstante, se necesitan más datos médicos para confirmar los beneficios de estas dietas. Por lo general, los médicos suelen mostrarse reacios a ellas.

Conejillo de indias
Curioso por la investigación científica que se dedica a la elaboración de una nueva dieta, decidí ofrecerme como voluntario para una prueba clínica de cinco meses en la Universidad del Sur de California (USC, por sus siglas en inglés).

Como conejillo de indias humano, me inscribí en una prueba de dieta estricta y me sometí a una batería de exámenes para evaluar sus efectos en mi cuerpo.

Ello significó sobrevivir, durante cinco días consecutivos, con una pequeña variedad de comidas que tenían tan sólo unas 500 calorías diarias, que representan cerca de un cuarto del consumo promedio de una persona.

No había cabida para hacer trampa, para desertar ni para darse un gusto. Era la oportunidad para formar parte de un estudio que podría ayudar a los científicos a descubrir la compleja relación entre la comida y el cuerpo humano.

El ensayo clínico, que todavía está en marcha, está diseñado para investigar viabilidad, seguridad, posibles beneficios y cambios psicológicos asociados a una dieta restringida en calorías. Está basada en experimentos previos, en varias instituciones, que han demostrado que los ratones viven sanos y por más tiempo si la ingesta de comida se reduce un 30%.

La investigación con roedores en el Instituto de la Longevidad de la USC ha mostrado que el ayuno de plazos cortos antes de la quimioterapia puede prevenir algunos de los efectos secundarios tóxicos del tratamiento.

Cada vez hay una opinión más fuerte de que el ayuno tiene un efecto potente y beneficioso en los organismos, que posiblemente se puede extender a humanos.

Pero todavía es poco probable que un doctor someta a un paciente a una dieta restringida debido a los potenciales riesgos de deficiencias nutricionales. Además, las dietas de ayuno son difíciles de seguir, al menos para la mayoría de nosotros.

Esta es la razón por la cual la actual dieta de la USC no implica un ayuno completo, sino que está diseñada para que sea repetida en ráfagas cortas durante varios meses.

"No creo que haya suficientes estudios apoyados por datos que demuestren que los ciclos en dietas de bajas calorías tienen un efecto beneficioso, así que esto es lo que estamos tratando de lograr", explica el doctor Min Wei, jefe de investigación del estudio.

2.500 calorías en cinco días
Cuando la universidad hizo un llamado para tener voluntarios, hubo una respuesta entusiasta del público.

"Los californianos son especialmente conscientes de la dieta, el ejercicio y la salud", explica Wei. "Especialmente en un ambiente donde la obesidad es un gran problema, así como la diabetes y el cáncer".

Debido a que el ayuno puede ser peligroso, busqué el consejo de mi médico de cabecera, quien me confirmó que para mí era "médicamente seguro" participar.

La comida, durante el período de la dieta restringida, fue diseñada para ser altamente nutritiva. Consistió en sopas de hojas, kale (col rizado) frito, una barra de frutos secos, té de hierbas y bebida energética. El número total de calorías, en cinco días, fue de unas 2.500: un poco más que el promedio de consumo de una persona en un día.

No estaba permitido comer otra cosa. Para el resto del mes podíamos llevar una dieta normal.
Este régimen fue repetido tres veces, seguido por un período de control, que era cuando podíamos comer cualquier cosa.

Tanto durante las pruebas como en los períodos de control se hicieron análisis de sangre, se midió el peso y la composición (densidad ósea y grasa corporal) y se realizaron resonancias magnéticas durante sesiones de una hora para tener un registro de la actividad cerebral y determinar si la dieta estaba teniendo un impacto en las habilidades cognitivas.

La dieta tuvo consecuencias inesperadas para todos. En algunos casos hubo hambre extrema y en otros una aversión por la cantidad limitada de comida. Del lado positivo, los voluntarios –incluyéndome- dijeron haber experimentado una elevada sensación de bienestar mental.

Es posible que nuestros estómagos se hayan quejado, pero experimentamos una sorprendente sensación de alerta y nitidez de la mente.

Pero los retos, en el largo plazo, fueron varios y diversos.