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INTERNACIONAL
Estonia: lección mundial de cómo construir una sociedad digital
“Todo puede hacerse en línea menos casarse o divorciarse, en nuestro país no hablamos de transformación digital, es simplemente normal".
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Tienen de vecinos a Finlandia, a Letonia y a Rusia. En Estonia, un país que no ha traspasado una población de dos millones de habitantes, el primer ministro firma los decretos en una pantalla.
Para los ciudadanos de Estonia, sin importar desde qué parte del mundo estén conectados, con una conexión a internet pueden renovar su pasaporte, crear una empresa, acceder a su historia clínica, votar, renovar su licencia de conducción, declarar impuestos y una infinidad de procesos incluidos entre el 99% de los trámites gubernamentales que se pueden hacer en las plataformas del Estado en cualquier momento y cualquier día de la semana.
“Todo puede hacerse en línea menos casarse o divorciarse, en nuestro país no hablamos de transformación digital, es simplemente normal. Empezamos a hacerlo hace más de 20 años”, explica Marten Kaevats, asesor nacional digital del Gobierno de Estonia.
Kaevats, quien estuvo hace unos días en Colombia para participar del Summit de Transformación Digital de la Andi, le dijo a Dinero que la clave para que este cambio ocurra está en la mentalidad y en la cultura. “La idea es que cada ciudadano tenga una mente abierta al cambio, en realidad no sabemos nada de lo que sucederá en el futuro”.
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Como si ellos estuvieran en el futuro, el funcionario manifiesta con mucha seguridad que en su país confían más en una firma digital que en el papel y que de hecho, no considera que en su país se guarde papel. Lo pueden hacer con seguridad desde que el documento de identificación es, desde 2001, digital.
Desde esa época cuentan también con el sistema XRoad, con el que las organizaciones públicas tienen sus propios sistemas de información relevante para el Estado y sus ciudadanos, que se adaptan en función de cada organización. Lo que hace esa plataforma, es que haya un intercambio de información distribuida que hace posible que los diferentes sistemas se comuniquen.
“Todo el mundo puede abrir internet, intercambiar datos de forma secuencial y transparente. Cada municipalidad, gobierno o empresa del sector privado puede intercambiar datos, por supuesto, con un protocolo. Con tu identificación digital puedes ir a una oficina pública y no te preguntan ni tu nombre ni tu fecha de nacimiento, porque ya lo saben. Si quiero registrar un auto, nunca he tenido que llenar un formulario con esta información porque las autoridades ya la saben”, afirma Kaevats.
De acuerdo con el Gobierno de Estonia, todo el sector público, incluyendo a la policía puede acceder a los datos del sistema de salud, a los informes de impuestos o registros comerciales y viceversa, pero para hacerlo deben cumplir con unos criterios. Los datos deben estar protegidos de miradas indiscretas para que las personas no autorizadas no puedan ver los contenidos.
Está tan blindado que cuando un juez o un policía acceden a los datos, la consulta queda registrada. Si se demuestra que esa consulta está injustificada, los ciudadanos pueden denunciarlo, porque hacerlo es un delito.
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Cifras estatales indican que en la capital, Tallin hay una startup por cada 10.000 habitantes. Cuando haces empresa en Estonia, según Kaevats, tienes que cumplir las reglas, si evades impuestos el sistema lo detectará y “todo quedará bloqueado para ti, nisiquiera lo intentes”.
Para ciudadanos extranjeros, desde el 2014 Estonia habilitó la e-Residency, con la que cualquier persona puede acceder a crear o dirigir una compañía global de la Unión Europea, totalmente en línea.
Cuando apenas en el mundo se dan pasos primitivos para hablar de blockchain, en ese país hace una década lo empezaron a hablar y desde el 2012 implementan esa tecnología.
“Los datos están siempre ahí y no se puede cambiar, blockchain ayuda a eso. Para que pueda funcionar todo este sistema, la transparencia es muy importante. Me gusta decir que en Estonia lo digital es un estilo de vida”, añadió Kaevats.
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