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Candidatos a la alcaldía de Bogotá

FILBo 2015

Los candidatos a la alcaldía de Bogotá opinan sobre los incentivos a la lectura

A propósito de la Feria del libro de Bogotá que se lleva acabo del 21 de abril al 4 de mayo Carlos Vicente de Roux, Clara López y Rafael Pardo opinaron sobre los programas de lectura, las bibliotecas y los incentivos para leer en la ciudad.

22 de abril de 2015

Carlos Vicente de Roux

 

Es mejor entregar Bibliored a una alianza entre el Distrito y la academia

En el Plan de Desarrollo de “Bogotá Humana” se incluyó un proyecto destinado a fortalecer la red de bibliotecas públicas, Bibliored, y las bibliotecas comunitarias, y a desarrollar otras actividades de promoción de la lectura. El proyecto cuenta con $20.000 millones para 2015, el grueso de los cuales se canalizará hacia Bibliored, que fue entregada en concesión hace 10 años a una Caja de Compensación Familiar.

La concesión no ha sido la mejor fórmula. Ha desdibujado el papel de la administración en la orientación y gestión de las políticas de lectura y escritura. No ha garantizado que se apliquen criterios innovadores y acertados para la adquisición de libros y revistas (temas, títulos, autores…), el acceso a publicaciones virtuales e interactivas y los enfoques de promoción de la lectura, ni que se escoja, motive y remunere bien al personal de promotores y orientadores. Ahora, tampoco sería bueno que el Distrito administrara directamente a Bibliored. El ideal, como lo plantean varios expertos, es que lo haga una alianza entre los sectores distritales de cultura y educación, las universidades y otras instituciones culturales y académicas. En estas materias se pueden tercerizar el transporte, la papelería  y otros servicios complementarios, pero no las tareas misionales del sector público.

Hay muchas otras cosas por hacer en la promoción de la lectura. Me limito a referirme a dos, que por razones de espacio no alcanzo a ubicar en un contexto integral. Hay que propiciar el acceso al mundo del libro de segunda mano –a través de ferias callejeras, etc. –. También hay que recuperar para la lectura espacios que antes le eran propicios, como las salas de espera de los consultorios médicos y los aeropuertos, agresivamente invadidas hoy por los televisores a todo volumen y donde ya no se ofrecen ni siquiera revistas o periódicos.

Clara López

 

La educación, en Bogotá y en Colombia, debe dar un vuelco para superar la práctica de enseñar la escritura y la lectura, bajo la batuta de la maestra del primer grado y los docentes de español. La lectura, la escritura y la oralidad se deben trabajar en todos los grados y niveles del sistema escolar. Entonces dejará de ser la asignatura del profesor de lenguaje para volverse interdisciplinar, desde todas las áreas. Cada área del conocimiento tiene su propia práctica discursiva que debe ser abordada en todos los ambientes de aprendizaje con el objetivo pedagógico de fortalecer el dominio del lenguaje.

Las políticas públicas para fortalecer del lenguaje, mejoran nuestro bienestar, la calidad de vida y la calidad de la educación. El lenguaje posibilita la argumentación, la comprensión del otro, el diálogo, los acuerdos, la paz y la sana convivencia. El dominio del lenguaje es una condición para pensar, aprender y crear; también para la inclusión social, la inserción laboral, la participación, la libertad y la democracia. El lenguaje es la expresión de las emociones, los sentimientos y los afectos.

Nuestra propuesta para la ciudad fortalecerá y profundizará los procesos que las últimas administraciones en Bogotá han adelantado y solidificado. La creación de la Red de bibliotecas públicas, BIBLORED, y su amplio portafolio cultural, para todos y todas, son un valioso aporte a la ciudad y en particular al fomento de la lectura. El número de afiliados a las bibliotecas ha crecido vertiginosamente, el préstamo de libros para llevar a casa y su devolución oportuna han entrado en la cultura de la lectura y del respeto por lo público. La colección y amplia difusión gratuita de la colección “libro al viento”, al igual que el premio Don Quijote de la mancha, para la escritura, creado mediante acuerdo 161 de 2005, del Concejo de Bogotá, son activos de la ciudad.

El desarrollo humano, en escenarios sociales, culturales y económicos se sustenta en la interacción de los sujetos con el conocimiento, gracias a la mediación del lenguaje: la lectura, la escritura, la oralidad. Nuestra propuesta está en sintonía con la filosofía de Malala (Premio Nobel de la paz) “Levantemos nuestros libros y nuestros lápices, ellos son las armas más poderosas”.

Rafael Pardo

 

Es indudable que durante los últimos veinte años Bogotá ha conseguido una pequeña revolución en el tema de la lectura. La puesta en marcha de Bibliored, que fue creada en la administración de Enrique Peñalosa, sumada a los estímulos que se le han dado al tema desde la Secretaría de Cultura e Idartes, conforman hoy un terreno abonado que, sin embargo, debe mirarse con cuidado. Hoy las bibliotecas mayores y su red de bibliotecas de barrios se encuentran sin operador --las operó Colsubsidio hasta hace unos meses-- y eso merece que los bogotanos nos preguntemos si no es el momento de crear una oficina para el libro y la lectura en Bogotá que sea aliada tanto de Idartes como de las secretarías de educación, cultura, la Cámara Colombiana del Libro, Fundalectura, entre otras.

Esa oficina tendría que responsabilizarse no solo de las bibliotecas sino de temas que han sido ejemplo a lo largo de la última década como Libro al viento, los Paraderos para libros para parques, los programas de extensión a lugares no convencionales como hospitales, cárceles, plazas de mercado entre otros. Además, tendría que asumir los estímulos a los editores independientes que en Bogotá hoy son más de cincuenta; a las librerías independientes que han conseguido un lugar en los bogotanos, y propender por extender la red de talleres literarios en todas las localidades. Sería deseable, por ejemplo, crear un estímulo dirigido a las comunidades más sensibles de la ciudad, para que se realicen ferias populares del libro; a la creación de librerías comunitarias; o a la puesta en marcha de un programa de bibliotecas escolares que dote y capacite a los maestros en la lectura a los niños. Además, creo que es muy importante que haya una articulación mayor con el Ministerio de Cultura.

En Bogotá se han hecho muchos esfuerzos en el tema de los incentivos para la lectura pero es el momento de organizar lo que se ha hecho, darle una mayor proyección y comunicarlo de una manera eficiente de tal suerte que los ciudadanos recuperen el entusiasmo por un tema que es definitivo en el desarrollo de la ciudad.

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