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Una imagen del libro.

Literatura Infantil

Caperucita mal humorada y el lobo alegre

El escritor infantil Sebastian Meschenmoser presenta ‘Caperucita roja no tiene ganas’, una historia llena de humor en la que reinterpreta una de las historias más populares de la historia.

DANIELA VERNAZA CIVETTA
25 de octubre de 2016

Un lobo se levanta una mañana y, famélico, recuerda las sabias palabras que solía repetirle su abuela: “Cuando te sientas triste, desayuna un payaso, ¡te hará feliz! Cuando te sientas tonto, trágate un maestro y cuando estés amargado, devórate un niño bien dulce”. Como es bien sabido, no hay mejor lugar para encontrar un niño imprudente que en la mitad del bosque. Y así es como pronto pasa una niña que va a la casa de su abuela por su cumpleaños, pero parece ser todo menos dulce. El lobo, aterrado por el regalo que la niña le lleva a su abuela, decide prepararle uno mejor y visitar a la abuela y sus gallinas en su día especial. Al final, los lugares que ocupan cada uno de los personajes se invierten dándole un giro inesperado a la historia.

Sebastian Meschenmoser, querido y célebre autor e ilustrador de libros para niños que se ha consolidado como uno de los referentes de hoy, se suma con Caperucita roja no tiene ganas a una lista de autores, como Roald Dahl, que han osado reinterpretar una de las historias infantiles más populares. En cada una de las páginas, tanto en el texto como en las ilustraciones, el autor llena la historia de humor e ironías. El libro nos muestra a un lobo amoroso y familiar, a una caperucita malhumorada, aventurera y bandida, y a una abuela alegre. Como es característico del autor, el desarrollo de los personajes secundarios es excepcional pues no solo integra a los personajes en un mundo profundo y propio, donde abrir una puerta puede lanzar a una gallina contra un árbol y donde pasar bravo por el bosque asusta tanto a las ardillas como a los árboles, sino que se sirve de estos para darle más dimensiones a los personajes principales.

Esta obra de Meschenmoser es una versión refrescante de una historia conocida por todos, llena de detalles que hacen que leerlo una y otra vez sea un placer. Una historia de uno de los pocos autores infantiles que juega con referencias literarias y artísticas, como con El Quijote en Martín y La llegada de la primavera. Sin embargo, el uso del color se desvía un poco del estilo expresivo de sus trazos a lápiz. Aparte de esto, es una lectura que tanto grandes como chicos sin duda disfrutarán.

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