Home

Libros

Artículo

Viñeta de 'Beverly', de Nick Drnaso.

CÓMIC

La desesperación silenciosa de 'Beverly', de Nick Drnaso

Historietistas como Chris Ware han calificado Beverly (2016), el primer libro de Nick Drnaso, como “la mejor novela gráfica, la más compleja y electrizante que he leído en años, y que nos habla de un talento afilado, inquietante y cargado de inteligencia no solo en el ámbito del cómic, sino también en los de la escritura y el arte visual”.

Mario Cárdenas
27 de septiembre de 2018

Fue antes de que Nick Drnaso (Ilinois, 1989) escribiera y dibujara Sabrina (2018), un libro en el cual usa la desaparición de una mujer para narrar una novela gráfica política que deja en evidencia el clima tóxico que ha creado la tecnología. Antes, incluso, de que este libro fuera seleccionado entre los finalistas de Man Booker Prize 2018, suponiendo así una nueva vuelta de tuerca entre las validaciones caprichosas que le conceden los premios literarios a las obras de narrativa gráfica (tal y como pasó en 1992 cuando Maus de Art Spiegelman recibió el premio Pulitzer y Daniel Clowes el PEN Literary Award por su obra gráfica).

Fue antes de esto, y de los acumulados elogios por parte de escritores de literatura como Zadie Smith, quien se refirió a Sabrina como “el mejor libro que he leído en cualquier medio sobre nuestra situación actual”, y de Jonathan Lethem, quien lo calificó de “asombroso”. Antes de eso, antes de los focos, Drnaso había puesto varias piezas, sugestivas y de precisión, entre los lectores con su primer libro, Beverly (2016), un conjunto de relatos con aparente conexión por el lugar y los síntomas de lo que sucede y lo que está por suceder, en medio de parajes familiares y confortables residencias, que condensan el germen de su estilo como narrador gráfico.

Le puede interesar: ‘Sonámbulo y otras historias‘: retazos de mundanidad capturados con ojo clínico

Historietistas como Chris Ware calificaron Beverly, el debut de su voz, su estilo y la precisión de su mirada gélida, como “la mejor novela gráfica, la más compleja y electrizante que he leído en años, y que nos habla de un talento afilado, inquietante y cargado de inteligencia no solo en el ámbito del cómic, sino también en los de la escritura y el arte visual”.

Con Beverly, Drnaso contrapone la limpieza de la forma y el uso plano de los colores pastel, como lo hizo Sean Baker en The Florida Project (2017) para contarnos esa desesperación silenciosa que rasga el contorno inocente e inexpresivo de unos personajes enfermos y extraviados. Eso a través de las miserias de una sociedad afectada por los vicios del sueño americano, que suceden dentro y fuera de las pantallas, haciendo que todo sea un show o un comercial, o que la mínima sospecha ante una amenaza ficticia detone un estado de paranoia y violencia tribal signo y rasgo de las sociedades conectadas y desinformadas a pesar de tanto desarrollo y tanta tecnología a disposición.

El dibujo de Drnaso es un pariente extraño de la línea clara franco-belga, a la cual le ha mutilado, con intención, la agilidad y cualquier rasgo infantil para insertar unos diálogos escuetos y espectrales, haciendo de sus páginas una vía paralela al dinamismo de maestros de línea clara como Hergé o Joost Swarte. De ahí que los pasajes, que podrían representarse como secuencias fluidas, suelan aparecer como montajes con pequeños cambios de ubicación y de tensión. Su página simula la apariencia de un cubo de Rubik, que esconde en cada giro y movimiento el horror. En ese sentido, cada plancha y sus múltiples viñetas dan una sensación de oblicuidad que le da una forma de extraña ficción a la aparente realidad.

Su debut con Beverly está lleno de una serie de elementos impactantes, apoyados en un trazo sin adornos que instala la tensión que produce un posible asesinato en masa y cómo este no es un brote espontáneo, sino el síntoma de una sociedad algo más que enferma. Cada relato habita un espacio común, en una notable asepsia que, a su vez, transmite un estado de alerta.

El relato de apertura, “El montículo de hierba”, siembra a algunos de personajes que se repiten y pasan de una historia a otra para confirmar que todo aquello que sucede se hace progresivo y hace parte de este puñado de “historias tristes jamás contadas”. Aun así, y en medio de aquella violencia contenida, Drnaso no deja todo en el lado del patetismo: en “Yo, rey”, la última historia de su libro, la sospecha y el mundo reprimido de sus personajes sin rumbo pareciera encontrar en la empatía un lugar habitable en medio del desastre.

Beverly
Nick Drnaso
Fulgencio Pimentel
2017
136 páginas

Noticias Destacadas