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Una mujer escogiendo libros en una librería de la calle Enqelab (Revolución) en Teherán. Foto: Atta Kenare / AFP
Una mujer escogiendo libros en una librería de la calle Enqelab (Revolución) en Teherán. Foto: Atta Kenare / AFP | Foto: AFP

Mundo y Libros

Leer Simone de Beauvoir en Teherán es posible

Desde Albert Camus hasta Mary Higgins Clark, pasando por Simone de Beauvoir, Anne Frank, Haruki Murakami, Ossip Mandelstam o Mary Higgins Clark. En las librerías del centro de Teherán, los escritores extranjeros están de moda, especialmente, entre el público femenino.

Ahmad Parhizi / AFP
22 de diciembre de 2020

“Las mujeres iraníes leen más, traducen más y escriben más. En general están más presentes en el mercado del libro que los hombres”, dice a la AFP Narguès Mossavat, directora editorial de las ediciones Sales (literatura general).

“El libro es una necesidad para mí, es el único refugio, lo que me da a veces mucha rabia”, dice esta mujer de 36 años, autora de una novela, que prefiere no entrar en los límites de la vida cultural en la República Islámica de Irán.

En cuanto editora, “elijo libros que hablan a nuestra sociedad actual”, explica citando al poeta judío ruso Ossip Mandelstam, muerto en el gulag; o la novela “Un pequeño apocalipsis” del escritor disidente polaco Tadeusz Konwicki, “un libro excelente que cuenta una experiencia social y política similar a la nuestra”.

“Ellos nos cuentan que otras personas han atravesado también por la amargura y han sobrevivido”, agrega.

“Nuestros lectores son en un 70% mujeres”, constata Réza Bahrami, de 32 años, gerente de la librería principal de las ediciones Cheshmeh (“Fuente”).

“Hay mucho ruido y agitación en torno a nuevas publicaciones y eso aumenta las ventas”, dice en su local de la calle Karim-Khan, una de las dos arterias de librerías, junto con la calle Enqelab (“Revolución”), del centro de Teherán.

“Libertad de expresión”

Las lectoras buscan sobre todo libros “románticos” o novela de suspenso, como los estadounidenses Sidney Sheldon y Mary Higgins Clark, así como la británica Agatha Christie.

Pero sus intereses abarcan muchos más géneros, como dice esta lectora treintañera en la librería Cheshmeh.

Cubierta con su chador, la joven dice que acaba de obtener un doctorado con una “tesis sobre la escritura femenina”, y que le impactado la reciente lectura del “Segundo sexo” de la autora francesa Simone de Beauvoir.

“Una de mis principales preocupaciones es el tema de la libertad y en particular de la libertad de expresión”, dice otro cliente, profesor de universidad de 58 años, que busca obras para responder a las preguntas de sus estudiantes sobre el asesinato en Francia de Samuel Paty, el profesor decapitado por un islamista tras mostrar a sus alumnos caricaturas de Mahoma.

Aunque la censura está muy presente en la edición iraní, que afecta sobre todo a contenido considerado licencioso, muchos autores occidentales se traducen rápidamente y están disponibles en Irán, donde no se reconocen los derechos de autor.

En las mesas de muchas librarías en Teherán se encuentran títulos como “Sapiens, una breve historia de la humanidad”, del israelí Yuval Noah Harari, “Siempre demasiado y nunca suficiente”, el libro de la estadounidense Mary Trump sobre su tío y presidente Donald Trump (que salió en julio), “The Book of Gutsy Women” de Hillary y Chelsea Clinton (publicado en 2019), o las memorias de Michelle Obama.

“Al borde del colapso”

Aunque la oferta es abundante y variada, “las tiradas han disminuido desde la revolución” islámica en 1979, dice un librero de 51 años, que prefiere mantener el anonimato. “Las razones son múltiples, y van desde la situación económica (el precio sigue siendo muy alto para muchos) a la censura, pasando por la emigración de jóvenes instruidos”, dice.

En la lista de los más vendidos en la librería Cheshmeh figuraban en noviembre “Pregúntale al polvo” del estadounidense John Fante, “La muerte en el alma” de Sartre, y la “La tienda de los suicidas” del francés Jean Teulé, por delante del “El incoloro Tsukuru Tazaki” del japonés Haruki Murakami.

En un país donde algunos dirigentes conservadores niegan habitualmente la existencia del Holocausto, Javad Rahimi, vendedor de la librería Salès, señala el éxito reciente de “El tatuador de Auschwitz” de la neozelandesa Heather Morris, y el “Diario” de Anne Frank, la adolescente judía de Ámsterdam muerta en un campo de concentración nazi en 1945.

Según Rahimi, “La Peste” de Camus y “Todos los hombres son mortales” de Simone de Beauvoir “fueron de los más vendidos durante la pandemia” de covid-18, que golpea a Irán de lleno.

Como en otros países, la epidemia ha obligado a los libreros a adaptarse, en particular durante el periodo de cierre de los comercios no esenciales decretado por las autoridades.

En primavera, las librerías estaban “al borde del colapso, pero después del verano las ventas han sido satisfactorias”, dice Bahrami, de la librería Cheshmeh.

Con el “coronavirus, vendemos principalmente a través de Instagram o en las páginas web que hemos creado” especialmente, dice. La pandemia “nos ha llevado a tomarnos en serio las ventas en línea”.

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