Condenados a la extinción. Así se encuentran los rinocerontes blancos luego de que el domingo pasado falleciera uno de los seis ejemplares que quedaban en el planeta. El rinoceronte Angalifu, de 44 años, murió por causas naturales en el zoológico Safari Park ubicado en San Diego (Estados Unidos). (
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Al igual que la población de elefantes y rinocerontes negros el tráfico ilegal de marfil y cuernos desde el este de África a China, Tailandia y Vietnam, diezmaron la población de los rinocerontes blancos. Según cifras del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el 2013 se comerciaron cerca de 50 toneladas de marfil, un antirécord que tiene a los rinocerontes a un paso de ser borrados del planeta.
Desde los años 90 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó como casi amenazado al rinoceronte negro (Diceros bicornis), del que quedan cerca de 2.000 ejemplares; y en peligro crítico al rinoceronte blanco (Ceratotherium simum).
El futuro tampoco es alentador dado que la tasa de natalidad del rinoceronte blanco es precaria. Luego de un periodo de gestación de año y medio solo nace una cría que por lo general es amamantada cerca de dos años más. Y solo después de este periodo es posible que la cría pueda llegar a aparearse.
De los cinco rinocerontes blancos que perviven en el mundo, tres se encuentran en una reserva en Kenia (dos hembras y un macho), un macho está en un zoológico en la Republica Checa y una hembra, compañera de Angalifu, está en el zoológico de San Diego. Y aunque algunos puedan llegar a pensar que existe esperanza para la sobrevivencia de la especie dado que todavía quedan tres hembras, la comunidad científica asegura que las posibilidades de que esto ocurra son inexistentes.