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DEPORTES

Más allá de la cancha: los universos paralelos de Victor Moses y Luka Modric

Afortunadamente, el fútbol le ha quitado a la guerra muchas de sus potenciales víctimas. Y algunos de quienes escaparon de las atrocidades deleitan ahora, décadas después, a los amantes del deporte rey. En el duelo Croacia - Nigeria , dos de ellos se vieron las caras.

17 de junio de 2018

La guerra de los Balcanes estalló en 1991. Luka Modric, el mediocampista croata que hoy mueve los hilos de su selección y del Real Madrid, nació seis años antes en Zadar, ciudad a 300 kilómetros al suroccidente de Zagreb. Modric tuvo una infancia difícil por cuenta de ese conflicto. Él y su familia fueron refugiados de guerra y se vieron obligados a dormir en hoteles y campos de refugiados hasta recuperar su casa en un pequeño pueblo de Zadar. Allí, Modric se quedó a estudiar y a perfeccionar su técnica.

Mientras ‘Lukita’ le daba los primeros toques al balón, una familia nigeriana recibía en su seno a un corpulento bebé que, años después, terminaría adueñándose del carril derecho del Chelsea. Victor Moses nació un 12 de diciembre de 1990 en la provincia nigeriana de Kaduna, el mismo lugar donde once años más tarde las balas de un conflicto religioso se llevaron a sus padres.

Ese año, 2002, el gobierno nigeriano impulsó un decreto en el que imponía la ley islámica como la única del país. Si aún hoy grupos terroristas como ‘Boko Haram’ incendian aldeas y secuestran a centenares de niñas en una población dividida entre cristianos y musulmanes, en esa época una decisión de ese tipo implicaba consecuencias irreversibles para la mitad de la población. Durante una de las jornadas violentas, sus padres, cristianos, fueron asesinados.

Moses jugaba un partido de fútbol en la calle cuando su tío llegó a contarle lo sucedido. El adulto, consciente del prometedor futuro futbolístico de su sobrino, le ayudó a conseguir un tiquete de avión que lo llevó a Londres. Debutó en el Crystal Palace antes de ser alineado como extremo derecho por Antonio Conte en el Chelsea. Hoy, en Rusia, lleva el estandarte nigeriano por esa misma banda, donde donde espera inquietar a los defensores islandeses y argentinos. No tuvo un gran debut contra Croacia.

Mientras un joven Moses desplegaba su juego por los campos de las divisiones inferiores inglesas, Modric, con 16 años, fichaba por el Dinamo Zagreb, el club con el que mostró las capacidades que lo tienen ahora en la élite del fútbol europeo.Fue el mejor jugador en todos los torneos que jugó, incluso en el Zrinjski de la Liga bosnia, donde estuvo durante un año mientras prestaba servicio militar.

Llevaba en la boca el hambre de gloria que a muchos les deja haber vivido una situación difícil. No solo tuvo que ver a su padre, Stipe Modric, dejar el hogar para embarcarse en el conflicto como soldado del ejército croata, sino que perdió a su abuelo, asesinado por serbios en Obrovac, a escasas cuadras de donde él vivía con su madre.

Aunque tanto Modric como Moses vivieron muchos años en silencio, sus piernas hablaron por ellos. Las mismas con las que ahora esperan liderar a punta de goles el sueño mundialista de su país. De llegar a anotarlos, de seguro ambos mirarán al cielo.