El goleador que pudo ser beisbolista

Alguna vez, Radamel García regresaba a casa con su esposa Carmenza, después de haber jugado un partido de fútbol, cuando el pequeño Falcao, de un año y m edio, empezó a patear un balón emocionado. La madre, sorprendida, dijo que parecía un “profesional”. Y entonces Radamel lanzó una sentencia profética: “Nuestro hijo va a ser futbolista y va a jugar en Argentina”.

Esta predicción no solo se haría realidad, sino que Falcao terminaría convertido en uno de los mejores jugadores de la historia del país. A Falcao le fascinaron las pelotas desde que era un bebé en su natal Santa Marta, donde solo pasó los tres primeros años de vida. Doña Carmenza recuerda que Falcao antes de caminar ya pensaba en patear.

Radamel García y su esposa lo bautizaron Falcao en honor al legendario mediocampista Paulo Roberto Falcão, considerado en su época el mejor volante brasileño de todos los tiempos.

Pero pocos saben que Falcao pudo haber sido beisbolista. Mientras su padre jugaba fútbol profesional en Venezuela, el pequeño Radamel –de 7 años– repartía su tiempo entre el fútbol y el juego de la pelota caliente. En ambas disciplinas sobresalía.

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Pero a su regreso a Colombia tuvo que decidirse y comenzó a entrenar con las divisiones inferiores de Independiente Santa Fe en el Festival de los Chigüiros. Allí fue goleador. El Tigre se convirtió en el máximo goleador histórico de la Selección y el jugador del país que más goles ha hecho en el fútbol de Europa.

En Rusia 2018, Falcao desataría una de las alegrías más grandes del país al marcar el 2 a 0 de Colombia frente a Polonia. Un gol que no solo valía porque aseguraba el triunfo, sino porque concretaba el gran sueño de ese niño que pateaba antes de aprender a caminar.