Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil, los países más desiguales de Latinoamérica

Según el informe presentado por el PNUD entre los grupos pobres, los indígenas y afrodescendientes doblan en promedio a los eurodescendientes, y las mujeres son siempre mayoría entre los trabajadores informales, además de recibir un menor salario y trabajar más horas.

22 de julio de 2010

Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil son, en ese orden, los países con más desigualdades de Latinoamérica, mientras que Uruguay, Costa Rica, Venezuela y Argentina son los más igualitarios, de acuerdo con el informe regional de Desarrollo Humano del PNUD, presentado hoy en San José.

El documento, que se enfoca precisamente en el tema de la desigualdad, recuerda que América Latina es la región del mundo en la que hay más disparidades sociales, pese a no ser la más pobre.

Luis López, uno de los investigadores, explicó en rueda de prensa que la situación del continente es delicada, pues aun en los países con mejores resultados, la desigualdad es persistente, y se compone tanto de elementos "heredados" como de erróneas políticas públicas.

Si se divide Latinoamérica en subregiones no hay grandes diferencias, aunque el Cono Sur es la región menos desigual y la andina la más dispar.

Un elemento común en toda Latinoamérica es que las mayores víctimas de la desigualdad son las mujeres, así como los indígenas y afrodescendientes.

Según el informe, entre los grupos pobres, los indígenas y afrodescendientes doblan en promedio a los eurodescendientes, y las mujeres son siempre mayoría entre los trabajadores informales, además de recibir un menor salario y trabajar más horas.

Isidro Solaga, coordinador del informe, detalló que "el sistema político de la región refuerza la reproducción de la desigualdad" pues en la mayoría de los países, por ejemplo, los sistemas fiscales son "asimétricos", es decir, con una fuerte carga en el consumo en lugar de gravar el ingreso.

Otros factores que inciden en la elevada desigualdad latinoamericana son la corrupción, el diseño de políticas públicas pensadas solo para reducir la pobreza, y el débil compromiso ciudadano con la acción pública. EFE