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ACTA DE DEFUNCION

Después del fracaso de la cumbre de cancilleres en Panamá, Contadora ya no da más

7 de julio de 1986


Al finalizar la semana pasada, el Grupo de Contadora, creado a principios de 1983 por Colombia, Venezuela, Panamá y México para que sirviera de instancia mediadora en el conflicto centroamericano, se encontraba abocado a un nuevo y quizá definitivo fracaso. La cumbre de cancilleres de estos 4 países, de los 5 del área centroamericana y de los del Grupo de Apoyo, parecía enfrentarse a un callejón sin salida. El plazo fijado del 6 de junio como fecha límite para que los países centroamericanos firmaran el Acta de Cooperación y Paz ya se había vencido al cierre de esta edición y sólo versiones pesimistas llegaban de Ciudad de Panamá, donde se encontraban reunidos los cancilleres.

A pesar de que hace 15 días habían renacido las esperanzas de que el Acta fuera suscrita y muchos pensaban que la inicial negativa de Nicaragua a firmarla no era más que una estrategia para evitar que los Estados Unidos sabotearan el pacto, lo cierto es que desde mediados de la semana pasada todas las fuentes consultadas por la prensa comenzaron a coincidir en un punto: la cumbre de Panamá iba a fracasar.

El optimismo de mediados de mayo se debía a que los 5 países centroamericanos se habían puesto finalmente de acuerdo en los aspectos más espinosos del asunto, o sea los referentes al control del armamento. Sin embargo, días después el gobierno nicaraguense decidió pedir que se tuviera en cuenta que existía una diferencia entre armamento defensivo y ofensivo a la hora de fijar los límites. Esto fue visto por los otros 4 gobiernos de la región como una maniobra de los sandinistas para violar en un futuro el Acta, pues según estos países, Nicaragua pretendería presentar armamento ofensivo como si fuera defensivo y por esa razón se debía limitar todo el armamento, sin distinciones.

Pero el planteamiento nicaraguense no fue el único problema. En realidad, pocos días después de que el castillo de naipes comenzara a derrumbarse, quedó en claro que había por lo menos cinco puntos claves que estaban aún pendientes de un acuerdo: armamentos y efectivos militares, maniobras militares, verificación y control, regulación de la parte operativa y las acciones tendientes a la distensión en el área a partir de la fecha de la firma.

Como quien dice, todo lo importante. Poner de acuerdo a los 5 gobiernos sobre esos puntos podría ser un proceso de 4 o hasta 6 meses, en el mejor de los casos, y esta parece ser una cantidad de tiempo demasiado larga para Contadora.

SEMANA pudo establecer que la delegación colombiana a la cumbre de Panamá propuso fijar una nueva fecha para la firma del Acta o para que se determine un nuevo tipo de actuación por vías pacíficas para resolver el conflicto. Esta posición colombiana parece tener que ver con la necesidad de evitar un empalme demasiado brusco con el nuevo gobierno que se inicia el 7 de agosto, del que se da por descartado que retirará su respaldo a Contadora y promoverá a cambio una intervención de la OEA.

Pero este cambio de instancia para nada mejorará la situación. El hecho es que la instancia mediadora no es el problema, pues parece difícil encontrar algo mejor que Contadora y su Grupo de Apoyo. Los últimos tropezones de la gestión sólo sirven para demostrar, si alguna duda cabía, que la cuestión no se resolverá mientras no se modifique un hecho sustancial: que los Estados Unidos quieren una paz sin sandinistas en el poder y éstos a su vez quieren conseguir la paz. Y quedarse en el poder.--