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Adiós a las armas

La decisión del IRA de entregar su armamento para seguir el proceso de paz de Irlanda del Norte tuvo mucho que ver con Colombia.

6 de agosto de 2001

Nuestra motivacion es clara. Este paso sin precedentes es para salvar el proceso de paz y persuadir a otros de nuestras genuinas intenciones”. Con estas palabras el Ejército Republicano Irlandés (IRA) anunciaba su disposición de efectuar la entrega de su armamento. El anuncio se produjo un día después

de que Jerry Adams, cabeza visible del partido Sinn Feinn, brazo político del IRA, pronunciara un discurso en el que exhortaba a la organización a dar el paso en aras de salvar el proceso de paz entre el IRA y el gobierno británico.

De esta forma el IRA y el Sinn Feinn daban un giro radical. En efecto, desde abril de 1998, cuando se firmó el llamado ‘Acuerdo del Viernes Santo’, el tema del desarme había estado sobre el tapete sin que fuera posible lograr un consenso que lo hiciera posible.

De ahí que la entrega de armas fuera un cuello de botella en las negociaciones, las cuales se encontraban en un punto crítico. Tras la renuncia del primer ministro del gobierno irlandés, David Trimble, del Partido Unionista de Ulster, y de tres de sus ministros como forma de protestar por lo que se consideraba falta de compromiso del IRA con el desarme, la Asamblea de Irlanda del Norte fue disuelta y el futuro del proceso se tornaba bastante incierto. Al mismo tiempo las posiciones moderadas iban dando paso a las radicales.

Quizás estas circunstancias adversas que le antecedieron expliquen porqué el acontecimiento generó una ola de optimismo inusitado. Trimble anunció que tras los nuevos acontecimientos regresaría, juntos con los ministros dimitentes al gobierno compartido. Tony Blair, por su parte, no dudó en calificar la iniciativa como de “fundamental importancia” y en concordancia inició la desmilitarización de algunas zonas en Irlanda del Norte. La Comisión Internacional para el Decomiso destacó que “hemos presenciado un evento —que consideramos significativo— en el cual el IRA ha puesto una cantidad de armas para dejar de ser utilizadas”.

La pregunta es qué hizo que después de tantos intentos fallidos en esta oportunidad la historia fuera diferente. James Dingley, de la Universidad de Ulster, comentó a SEMANA que “indudablemente la decisión está directamente relacionada con la detención de los tres miembros del IRA en Colombia y con la nueva realidad internacional producto de los hechos del 11 de septiembre”.

En opinión de Dingley, estos acontecimientos implicaron que Washington revaluara su política respecto a Irlanda del Norte y que la presión hacia el Sinn Feinn y el IRA creciera enormemente.

En primer lugar, la captura de tres miembros de la organización, que presuntamente estaban entrenando a guerrilleros de las Farc en la zona de distensión, puso al descubierto que el IRA no abandonaba sus labores bélicas y, por ende, generó serias dudas sobre su compromiso con el proceso de paz. En el gobierno de Estados Unidos el episodio fue visto con profunda preocupación, más aún dados los enormes vínculos existentes entre las Farc y el narcotráfico. Tal y como declaró Richard Haas, responsable de Irlanda del Norte en el Departamento de Estado, “tratar con las Farc es un asunto supremamente grave”

La guerra al terrorismo también desempeñó un papel determinante, lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta que el IRA ha asesinado a 3.600 personas y herido a 33.000 en Irlanda del Norte, Gran Bretaña y la República de Irlanda y ha sido protagonista de hechos tan graves como la bomba a Canary Wharf en Londres. De ahí que la actitud hacia el IRA tendiera a endurecerse desde Washington, propiciando una situación insostenible para la organización. Oliver Wright, del periódico londinense The Times, consultado por SEMANA, agregó que tradicionalmente la causa norirlandesa ha recibido importantes apoyos políticos y financieros en diversos círculos de Estados Unidos. Wright señaló, por ejemplo, que se

calcula que el Sinn Feinn logró recaudar allí el año pasado una cifra cercana a los cuatro millones de dólares. Pero con el nuevo panorama el IRA dejó de ser percibido como un ‘grupo de idealistas’ para pasar a ser visto como una peligrosa organización que encarna el enemigo número uno de la primera potencia: el terrorismo.

¿Que sigue?

Pese al paso tan significativo que se ha dado el futuro del proceso de paz no estará exento de dificultades. En primer lugar, porque la decisión del IRA, si bien tiene un hondo contenido simbólico y político, carece de repercusiones prácticas sobre el potencial bélico de la organización. Al respecto Dingley afirmó que las armas entregadas presumiblemente hacen parte del arsenal viejo que posee el IRA, mientras que el más sofisticado seguiría en su poder. Esta hipótesis se respalda además en el hecho de que, dada la cautela con que la Comisión Internacional ha manejado el tema, nadie sabe la dimensión exacta del material puesto a disposición de la misma. Esta circunstancia le da una especial fragilidad al acuerdo y lo expone a futuros ataques.

El objetivo de alcanzar una paz duradera y estable en Irlanda dependerá también de que las partes lleguen a acuerdos sustanciales sobre temas tan complejos como la reforma de policía, la autonomía del gobierno norirlandés o las garantías judiciales de que gozarían los miembros del IRA.

Dada la complejidad de estas discusiones es posible que las negociaciones avancen a pasos muy lentos, lo que podría exacerbar los ánimos y poner en peligro lo que hasta ahora se ha podido alcanzar.

En efecto, uno de los grandes escollos que se tendrán que superar es la actitud hostil de los grupos radicales de cada bando. El llamado IRA Real, facción disidente que no acepta los términos del Acuerdo del Viernes Santo ni el cese del fuego, ha rechazado la actitud de Adams y el IRA, calificándola como una prueba más de que éstos quieren “vender a Irlanda”. Adicionalmente, son probables nuevas disidencias toda vez que el anuncio del pasado martes fue recibido por algunos miembros del IRA como una capitulación inaceptable.

Del lado de los unionistas la situación también genera inquietudes. Recientemente el gobierno británico había declarado que la Asociación de Defensa de Ulster, organización paramilitar que enfrenta al IRA, continuaba sus acciones guerreristas en abierta contradicción con el compromiso de cese del fuego que estas organización había adquirido. Nada parece indicar que ahora la situación vaya a cambiar, por lo que es probable que continúen las violentas acciones que el ADL ha protagonizado en los últimos meses.

Por eso, si bien lo que se ha hecho es importante, nada garantiza que, finalmente, se vaya a poder poner fin a un conflicto en el que la expresión “acuerdo histórico” ha sido empleada tantas veces que ya muchos no creen en ella.





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Nuestra motivacion es clara. Este paso sin precedentes es para salvar el proceso de paz y persuadir a otros de nuestras genuinas intenciones”. Con estas palabras el Ejército Republicano Irlandés (IRA) anunciaba su disposición de efectuar la entrega de su armamento. El anuncio se produjo un día después

de que Jerry Adams, cabeza visible del partido Sinn Feinn, brazo político del IRA, pronunciara un discurso en el que exhortaba a la organización a dar el paso en aras de salvar el proceso de paz entre el IRA y el gobierno británico.

De esta forma el IRA y el Sinn Feinn daban un giro radical. En efecto, desde abril de 1998, cuando se firmó el llamado ‘Acuerdo del Viernes Santo’, el tema del desarme había estado sobre el tapete sin que fuera posible lograr un consenso que lo hiciera posible.

De ahí que la entrega de armas fuera un cuello de botella en las negociaciones, las cuales se encontraban en un punto crítico. Tras la renuncia del primer ministro del gobierno irlandés, David Trimble, del Partido Unionista de Ulster, y de tres de sus ministros como forma de protestar por lo que se consideraba falta de compromiso del IRA con el desarme, la Asamblea de Irlanda del Norte fue disuelta y el futuro del proceso se tornaba bastante incierto. Al mismo tiempo las posiciones moderadas iban dando paso a las radicales.

Quizás estas circunstancias adversas que le antecedieron expliquen porqué el acontecimiento generó una ola de optimismo inusitado. Trimble anunció que tras los nuevos acontecimientos regresaría, juntos con los ministros dimitentes al gobierno compartido. Tony Blair, por su parte, no dudó en calificar la iniciativa como de “fundamental importancia” y en concordancia inició la desmilitarización de algunas zonas en Irlanda del Norte. La Comisión Internacional para el Decomiso destacó que “hemos presenciado un evento —que consideramos significativo— en el cual el IRA ha puesto una cantidad de armas para dejar de ser utilizadas”.

La pregunta es qué hizo que después de tantos intentos fallidos en esta oportunidad la historia fuera diferente. James Dingley, de la Universidad de Ulster, comentó a SEMANA que “indudablemente la decisión está directamente relacionada con la detención de los tres miembros del IRA en Colombia y con la nueva realidad internacional producto de los hechos del 11 de septiembre”.

En opinión de Dingley, estos acontecimientos implicaron que Washington revaluara su política respecto a Irlanda del Norte y que la presión hacia el Sinn Feinn y el IRA creciera enormemente.

En primer lugar, la captura de tres miembros de la organización, que presuntamente estaban entrenando a guerrilleros de las Farc en la zona de distensión, puso al descubierto que el IRA no abandonaba sus labores bélicas y, por ende, generó serias dudas sobre su compromiso con el proceso de paz. En el gobierno de Estados Unidos el episodio fue visto con profunda preocupación, más aún dados los enormes vínculos existentes entre las Farc y el narcotráfico. Tal y como declaró Richard Haas, responsable de Irlanda del Norte en el Departamento de Estado, “tratar con las Farc es un asunto supremamente grave”

La guerra al terrorismo también desempeñó un papel determinante, lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta que el IRA ha asesinado a 3.600 personas y herido a 33.000 en Irlanda del Norte, Gran Bretaña y la República de Irlanda y ha sido protagonista de hechos tan graves como la bomba a Canary Wharf en Londres. De ahí que la actitud hacia el IRA tendiera a endurecerse desde Washington, propiciando una situación insostenible para la organización. Oliver Wright, del periódico londinense The Times, consultado por SEMANA, agregó que tradicionalmente la causa norirlandesa ha recibido importantes apoyos políticos y financieros en diversos círculos de Estados Unidos. Wright señaló, por ejemplo, que se

calcula que el Sinn Feinn logró recaudar allí el año pasado una cifra cercana a los cuatro millones de dólares. Pero con el nuevo panorama el IRA dejó de ser percibido como un ‘grupo de idealistas’ para pasar a ser visto como una peligrosa organización que encarna el enemigo número uno de la primera potencia: el terrorismo.

¿Que sigue?

Pese al paso tan significativo que se ha dado el futuro del proceso de paz no estará exento de dificultades. En primer lugar, porque la decisión del IRA, si bien tiene un hondo contenido simbólico y político, carece de repercusiones prácticas sobre el potencial bélico de la organización. Al respecto Dingley afirmó que las armas entregadas presumiblemente hacen parte del arsenal viejo que posee el IRA, mientras que el más sofisticado seguiría en su poder. Esta hipótesis se respalda además en el hecho de que, dada la cautela con que la Comisión Internacional ha manejado el tema, nadie sabe la dimensión exacta del material puesto a disposición de la misma. Esta circunstancia le da una especial fragilidad al acuerdo y lo expone a futuros ataques.

El objetivo de alcanzar una paz duradera y estable en Irlanda dependerá también de que las partes lleguen a acuerdos sustanciales sobre temas tan complejos como la reforma de policía, la autonomía del gobierno norirlandés o las garantías judiciales de que gozarían los miembros del IRA.

Dada la complejidad de estas discusiones es posible que las negociaciones avancen a pasos muy lentos, lo que podría exacerbar los ánimos y poner en peligro lo que hasta ahora se ha podido alcanzar.

En efecto, uno de los grandes escollos que se tendrán que superar es la actitud hostil de los grupos radicales de cada bando. El llamado IRA Real, facción disidente que no acepta los términos del Acuerdo del Viernes Santo ni el cese del fuego, ha rechazado la actitud de Adams y el IRA, calificándola como una prueba más de que éstos quieren “vender a Irlanda”. Adicionalmente, son probables nuevas disidencias toda vez que el anuncio del pasado martes fue recibido por algunos miembros del IRA como una capitulación inaceptable.

Del lado de los unionistas la situación también genera inquietudes. Recientemente el gobierno británico había declarado que la Asociación de Defensa de Ulster, organización paramilitar que enfrenta al IRA, continuaba sus acciones guerreristas en abierta contradicción con el compromiso de cese del fuego que estas organización había adquirido. Nada parece indicar que ahora la situación vaya a cambiar, por lo que es probable que continúen las violentas acciones que el ADL ha protagonizado en los últimos meses.

Por eso, si bien lo que se ha hecho es importante, nada garantiza que, finalmente, se vaya a poder poner fin a un conflicto en el que la expresión “acuerdo histórico” ha sido empleada tantas veces que ya muchos no creen en ella.





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Posición del Secretario de Estado de Norte de Irlanda sobre el anuncio del desarme del IRA (Inglés)





Nuestra motivacion es clara. Este paso sin precedentes es para salvar el proceso de paz y persuadir a otros de nuestras genuinas intenciones”. Con estas palabras el Ejército Republicano Irlandés (IRA) anunciaba su disposición de efectuar la entrega de su armamento. El anuncio se produjo un día después

de que Jerry Adams, cabeza visible del partido Sinn Feinn, brazo político del IRA, pronunciara un discurso en el que exhortaba a la organización a dar el paso en aras de salvar el proceso de paz entre el IRA y el gobierno británico.

De esta forma el IRA y el Sinn Feinn daban un giro radical. En efecto, desde abril de 1998, cuando se firmó el llamado ‘Acuerdo del Viernes Santo’, el tema del desarme había estado sobre el tapete sin que fuera posible lograr un consenso que lo hiciera posible.

De ahí que la entrega de armas fuera un cuello de botella en las negociaciones, las cuales se encontraban en un punto crítico. Tras la renuncia del primer ministro del gobierno irlandés, David Trimble, del Partido Unionista de Ulster, y de tres de sus ministros como forma de protestar por lo que se consideraba falta de compromiso del IRA con el desarme, la Asamblea de Irlanda del Norte fue disuelta y el futuro del proceso se tornaba bastante incierto. Al mismo tiempo las posiciones moderadas iban dando paso a las radicales.

Quizás estas circunstancias adversas que le antecedieron expliquen porqué el acontecimiento generó una ola de optimismo inusitado. Trimble anunció que tras los nuevos acontecimientos regresaría, juntos con los ministros dimitentes al gobierno compartido. Tony Blair, por su parte, no dudó en calificar la iniciativa como de “fundamental importancia” y en concordancia inició la desmilitarización de algunas zonas en Irlanda del Norte. La Comisión Internacional para el Decomiso destacó que “hemos presenciado un evento —que consideramos significativo— en el cual el IRA ha puesto una cantidad de armas para dejar de ser utilizadas”.

La pregunta es qué hizo que después de tantos intentos fallidos en esta oportunidad la historia fuera diferente. James Dingley, de la Universidad de Ulster, comentó a SEMANA que “indudablemente la decisión está directamente relacionada con la detención de los tres miembros del IRA en Colombia y con la nueva realidad internacional producto de los hechos del 11 de septiembre”.

En opinión de Dingley, estos acontecimientos implicaron que Washington revaluara su política respecto a Irlanda del Norte y que la presión hacia el Sinn Feinn y el IRA creciera enormemente.

En primer lugar, la captura de tres miembros de la organización, que presuntamente estaban entrenando a guerrilleros de las Farc en la zona de distensión, puso al descubierto que el IRA no abandonaba sus labores bélicas y, por ende, generó serias dudas sobre su compromiso con el proceso de paz. En el gobierno de Estados Unidos el episodio fue visto con profunda preocupación, más aún dados los enormes vínculos existentes entre las Farc y el narcotráfico. Tal y como declaró Richard Haas, responsable de Irlanda del Norte en el Departamento de Estado, “tratar con las Farc es un asunto supremamente grave”

La guerra al terrorismo también desempeñó un papel determinante, lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta que el IRA ha asesinado a 3.600 personas y herido a 33.000 en Irlanda del Norte, Gran Bretaña y la República de Irlanda y ha sido protagonista de hechos tan graves como la bomba a Canary Wharf en Londres. De ahí que la actitud hacia el IRA tendiera a endurecerse desde Washington, propiciando una situación insostenible para la organización. Oliver Wright, del periódico londinense The Times, consultado por SEMANA, agregó que tradicionalmente la causa norirlandesa ha recibido importantes apoyos políticos y financieros en diversos círculos de Estados Unidos. Wright señaló, por ejemplo, que se

calcula que el Sinn Feinn logró recaudar allí el año pasado una cifra cercana a los cuatro millones de dólares. Pero con el nuevo panorama el IRA dejó de ser percibido como un ‘grupo de idealistas’ para pasar a ser visto como una peligrosa organización que encarna el enemigo número uno de la primera potencia: el terrorismo.

¿Que sigue?

Pese al paso tan significativo que se ha dado el futuro del proceso de paz no estará exento de dificultades. En primer lugar, porque la decisión del IRA, si bien tiene un hondo contenido simbólico y político, carece de repercusiones prácticas sobre el potencial bélico de la organización. Al respecto Dingley afirmó que las armas entregadas presumiblemente hacen parte del arsenal viejo que posee el IRA, mientras que el más sofisticado seguiría en su poder. Esta hipótesis se respalda además en el hecho de que, dada la cautela con que la Comisión Internacional ha manejado el tema, nadie sabe la dimensión exacta del material puesto a disposición de la misma. Esta circunstancia le da una especial fragilidad al acuerdo y lo expone a futuros ataques.

El objetivo de alcanzar una paz duradera y estable en Irlanda dependerá también de que las partes lleguen a acuerdos sustanciales sobre temas tan complejos como la reforma de policía, la autonomía del gobierno norirlandés o las garantías judiciales de que gozarían los miembros del IRA.

Dada la complejidad de estas discusiones es posible que las negociaciones avancen a pasos muy lentos, lo que podría exacerbar los ánimos y poner en peligro lo que hasta ahora se ha podido alcanzar.

En efecto, uno de los grandes escollos que se tendrán que superar es la actitud hostil de los grupos radicales de cada bando. El llamado IRA Real, facción disidente que no acepta los términos del Acuerdo del Viernes Santo ni el cese del fuego, ha rechazado la actitud de Adams y el IRA, calificándola como una prueba más de que éstos quieren “vender a Irlanda”. Adicionalmente, son probables nuevas disidencias toda vez que el anuncio del pasado martes fue recibido por algunos miembros del IRA como una capitulación inaceptable.

Del lado de los unionistas la situación también genera inquietudes. Recientemente el gobierno británico había declarado que la Asociación de Defensa de Ulster, organización paramilitar que enfrenta al IRA, continuaba sus acciones guerreristas en abierta contradicción con el compromiso de cese del fuego que estas organización había adquirido. Nada parece indicar que ahora la situación vaya a cambiar, por lo que es probable que continúen las violentas acciones que el ADL ha protagonizado en los últimos meses.

Por eso, si bien lo que se ha hecho es importante, nada garantiza que, finalmente, se vaya a poder poner fin a un conflicto en el que la expresión “acuerdo histórico” ha sido empleada tantas veces que ya muchos no creen en ella.





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Posición del Secretario de Estado de Norte de Irlanda sobre el anuncio del desarme del IRA (Inglés)





Comunicado en el que el IRA anuncia su desarme