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Mondale recibe el respaldo de la AFL-CIO para su nominación como candidato demócrata, pero a Glenn también le llega un apoyo inesperado

14 de noviembre de 1983


¿Quién ganará la batalla por la nominación en el partido Demócrata: el ex vicepresidente que conoce el "teje maneje" del poder, o el ex astronauta que encarna la romántica imagen del héroe norteamericano? La respuesta estará en manos de los votantes el próximo marzo cuando lleven a cabo las elecciones primarias para elegir, entre siete aspirantes, el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos.

Si bien el abanico de nombres da para todos los gustos, está visto que al cabo de seis meses de iniciarse la campaña, y de no mediar imprevistos, los electores se decidirán por uno de los dos personajes descritos arriba: Walter Mondale o John Glenn. Aunque la carrera no se reduce a sólo dos competidores, los analistas han destacado los marcados contrastes entre los dos contendores, tanto en el estilo de hacer política como en los programas de gobierno.

Para el primero, la lucha por la magistratura empezó en el invierno de 1981 cuando el gobierno de Jimmy Carter le cedió el poder a la actual administración. Relativamente inerme del tremendo desprestigio que rodeaba al presidente saliente, Mondale empezó a aceitar sus vínculos con las más importantes organizaciones políticas, continuando la tradición de buenas relaciones que había cultivado durante los cuatro años en que había sido el número dos del gobierno.

Hasta ahora, tal esfuerzo le ha dado dividendos. En gesto sin precedentes, numerosas agrupaciones laborales y políticas se han pronunciado a favor de Mondale sin detenerse, como es tradicional, a esperar el resultado de las primarias. Entre los más importantes grupos, se destaca el poderoso sindicato de la AFL-CIO que cuenta con 18 millones de miembros y puede colaborarle al ex vicepresidente con cerca de un millón de activistas que se encargarán de las labores proselitistas de la campaña. La avalancha de afiliaciones le ha reportado, además de posibles votos, algo que es vital en la política de hoy: dinero.

En este primer año de campaña en el que no se reciben auxilios del gobierno, cualquier candidato necesita fondos para organizar sus cuadros y empezar a hacerse conocer con la debida anterioridad. De tal manera, el soporte de las centrales de trabajadores ha tenido su manifestación a través de un considerable flujo de dólares que hacen a Mondale el candidato más solvente, mientras que otros aspirantes como Gary Hart y Alan Cranston han tenido que hipotecar los cheques que les entregará el gobierno el próximo primero de enero.

Se estima que el ex vicepresidente acabará el año con un superávit de unos 2 millones de dólares. Con base en las anteriores consideraciones, parecería que Walter Mondale no tiene por qué preocuparse. Al fin y al cabo, el ex senador de Minnesota ha llevado la campaña con prudencia y en las encuestas aparece como líder indiscutible.

Sin embargo, los anhelos de Mondale ha encontrado un gran obstáculo en John Glenn. Convertido desde los años 60's en uno de los "verdaderos héroes" norteamericanos, Glenn saltó a la popularidad a bordo de la nave Friendship-7 que acabó la supremacia de los soviéticos en el espacio. Su aureola de astronauta dispuesto a sacrificar la vida por su país le dio la imagen del "All-American Boy" o, en otras palabras, lo convirtió en el arquetipo de los valores tradicionales de los estadinenses. Semejante imagen le facilitó a Glenn ser elegido al Senado por Ohio y años más tarde a concretar sus aspiraciones presidenciales.

No obstante sus buenas referencias, en lo que va corrido de la actual campaña Glenn ha sobrepasado las expectativas y sorprendido a más de un escéptico. A diferencia de Mondale quien ha seguido las reglas de rigor en la política, el ex astronauta se ha dedicado más a tener contacto directo con la gente que a mantener contentos a los miembros activos del partido al que pertenece o a los grupos de presión. Coincidencialmente, su campaña ha venido a ser respaldada por la puesta en cartelera de la película "The Right Stuff" que trata sobre la carrrera espacial en la década de los 60s, refiriéndose específicamente al grupo de astronautas en el cual se encontraba Glenn.

Pese a que los productores del film alegan que la entrada de este al mercado es meramente casual, para Glenn es un espaldarazo evidente. Se trata de una de las mejores cintas de la temporada, en la que durante tres horas y diez minutos se alaba la osadía de los siete hombres que conformaban el llamado "Proyecto Mercurio".

El buen prestigio del que goza Glenn ante el público, lo ha hecho ideal para enfrentarse en la campaña presidencial al candidato republicano, sea éste Ronald Reagan o alguien diferente. Si los demócratas con sus ideas liberales son tildados a menudo de "anti-norteamericanos", nadie osaría afirmar eso del ex astronauta.

De hecho, en las encuestas generales se ha demostrado que tanto Reagan como Glenn tendrían más o menos el mismo soporte popular (no hay que olvidar que el actual Presidente está ahora en el tope de su prestigio), mientras que Mondale aparece un poco rezagado.

Con todo, se debe tener en cuenta que son los demócratas los que eligen a su desafiante y en este campo el ex vicepresidente tiene una cómoda -aunque no suficiente- ventaja sobre su adversario. Así pues, a menos que Glenn levante suficiente fervor popular, Mondale todavía confía en demostrar que es más seguro hacer política sin menospeciar ninguno de los factores que intervienen en la nominación de un candidato.

Ricardo Avila corresponsal de SEMANA en USA

GLENN NO ES LO MISMO QUE MONDALE
Las diferencias entre Mondale y Glenn no sólo son de forma, sino de fondo. A continuación se presenta la opinión de cada uno respecto a tres puntos claves de la campaña.

Glenn.:Política externa: Respalda algunas consideraciones morales pero teniendo en cuenta que Estados Unidos debe ser pragmático acerca de las condiciones particulares del país en cuestión. Al principio se opuso al tratado Salt II. Ahora lo apoya. Comparte la idea de Reagan de hacer fuerte a los Estados Unidos. Economía: no es partidario de grandes esfuerzos para aliviar el desempleo y se opone a que el gobierno intervenga directamente en el nível de las tasas de intereses. Votó a favor de la política económica de Reagan cuando ésta fue puesta a consideración del senado. Defensa: propone incrementos de un 6% anual en los gastos de defensa. Se opone al misil MX, pero favorece al misil Midgetman y al bombardero B-1. Está a favor de continuar el programa armamentista de la actual administración.

Mondale.: Política externa: es partidario de una vuelta a la política de derechos humanos y presionaría una solución negociada en América Central, limitando el apoyo a los regímenes represivos. Buscaría llegar a un acuerdo sobre limitación de armas nucleares. Economía: el gobierno debe combatir la desocupación mediante programas públicos de empleo. Llegaría a un acuerdo para evitar que las tasas de interés se disparen hacia arriba. Defensa: limitaría los incrementos en gastos de Defensa a menos de un 4% al año. Eliminaría el MX, el bombardero B-1 y los planes de construcción de portaviones para la Armada.