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¡ AL ABORDAJE!

El ataque de un guardacostas de Estados Unidos a un carguero cubano enrarece el ambiente político interamericano.

5 de marzo de 1990

El mercante "Herman", de 3.600 toneladas de desplazamiento y 79 metros de eslora, había zarpado el 25 de enero de Moa, en el extremo oriental de Cuba, con un cargamento de mineral de cromo destinado al puerto mexicano de Tampico. Pero lo que iba a ser un viaje rutinario por poco se convierte en tragedia.
Tras unos cuantos días de navegación el mercante cubano matriculado en Panamá fue avistado por el guardacostas norteamericano "Chiconteague", cuyo capitán consideró que el perfil del navío correspondía con precisión con el de los barcos utilizados para el tráfico de drogas. Lo que siguió fue una noche entera de hostigamiento, en la que el buque norteamericano no cesó de dirigir sus proyectores hacia el carguero, mientras lanzaba ráfagas de ametralladora y chorros de agua a presión a una distancia de menos de 80 metros, en un esfuerzo porque el capitán cubano Diego Sánchez accediera a permitir el abordaje por parte de los marines gringos. Según parece, las instrucciones de La Habana para los 12 tripulantes era "resistir hasta el final". Un final que llegó al terminar la mañana siguiente, cuando el mercante entró finalmente en aguas jurisdiccionales de México y fue recibido allí, con el puente y la sala de máquinas destrozadas, por un buque y un avión de la armada mexicana.
El episodio terminó con las consabidas protestas cubanas y con la verificación hecha por los mexicanos de que nada sospechoso, ni siquiera tamales, había en el interior del carguero cubano. Sin embargo, a los ojos de muchos observadores internacionales el ataque se presento en el momento más bajo de las relaciones cubanonorte-americanas y no servirá sino para deteriorar aún más la posición de los Estados Unidos ante su pretendido patrullaje del Caribe para frenar el tráfico de drogas. El papel de policía continental que desempeñaron con tan poca fortuna los tripulantes del "Chiconteague" no parecería ser, según muchos analistas, el abrebocas apropiado para la próxima reunión antidrogas de Cartagena.