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| Foto: AP

SIRIA

Al borde del desastre

Si hacía falta una prueba más para temer que el conflicto en Siria pueda desbordarse en una conflagración regional...

11 de mayo de 2013

Si hacía falta una prueba más para temer que el conflicto en Siria pueda desbordarse en una conflagración regional, Israel se sumó a las tensiones entre el régimen de Bashar al Assad con Líbano y Turquía. En solo 48 horas el gobierno de Benjamín Netanyahu lanzó dos bombardeos aéreos contra Damasco con el propósito oficial, no de tomar partido en la guerra civil,  sino de evitar que la milicia chiíta Hezbolá, su histórico enemigo, siga recibiendo armamento de Siria e Irán. 

Por eso, el viernes varios aviones destruyeron un depósito de misiles que Teherán había entregado a Damasco con destino a Hezbolá, y el domingo el blanco fue el centro de investigación científica militar más moderno que tiene Assad. Aunque el viceministro de Exteriores sirio  dijo que el ataque era una “declaración de guerra”, el régimen solo ha respondido con una carta a la ONU. Según expertos, las posibilidades de una guerra son pocas, pues Assad ya tiene suficiente con su conflicto interno e Israel solo pretende blindarse ante la amenaza que suponen sus vecinos. Pero jugar con fuego no deja de ser preocupante en la región más inestable del mundo.