Home

Mundo

Artículo

AL CAPITOLIO

15 de abril de 1996

Que una prostituta logre ser diputada en otros países, pase. Pero que lo consiga en Estados Unidos, donde la política es muy conservadora, parece por fuera de toda consideración. Ese es el prejuicio que intentará romper Jessi Winchester, de Carson City, Nevada, quien después de trabajar en el burdel Moonlight Bunnyranch, intentará llegar a la Cámara de Representantes, en Washington. La nueva candidata insiste en que los habitantes de Nevada son más abiertos mentalmente que antes y que por ello no tendrán inconveniente en votar por ella "porque en política no tengo precio", dijo.