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AMORES QUE SE FUERON

LA POSESION DE RENE PREVAL NO SOLO ES EL FINAL DE SU AMISTAD CON ARISTIDE SINO UN CAMBIO EN EL RUMBO DEL PAIS MAS POBRE DE AMERICA LATINA.

4 de marzo de 1996

El sábado 20 de enero un matrimonio rompió la calma de un campus universitario en Nueva York. Fue la unión de la abogada Mildred Trouillot y del presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. Durante la ceremonia el novio contó con la compañía de uno de sus mejores amigos , el mandatario electo de esta nación caribeña, René Preval.La presencia de Preval significó mucho más que la lógica compañía de un antiguo compañero de lucha. Fue una tregua al enfrentamiento que los dos mantienen desde hace varios meses. Su amistad _alimentada en los tiempos en que ambos combatieron a la familia Duvalier_ comenzó a debilitarse en octubre del año pasado, cuando el actual mandatario insinuó su deseo de permanecer en la presidencia y completar así su período de cinco años que fue abruptamente interrumpido por el golpe militar de Raoul Cedras en 1991. Pero su partido, el Lavalas, no estuvo de acuerdo con él y apoyó la candidatura de Preval, quien ganó las elecciones en diciembre con más del 80 por ciento.Detrás de ese respaldo a Preval estaba otro factor para el alejamiento de los dos amigos. Al contrario de Aristide, el nuevo candidato había dejado atrás los ideales de juventud para convertirse al credo de las reformas económicas y la apertura. Eso no podía sonarle bien al presidente, quien si bien volvió al poder de la mano de Estados Unidos, ha tenido serias diferencias con Washington por su izquierdismo recalcitrante.Preval ya destapó sus cartas en materia de privatizaciones al anunciar que, una vez asuma la presidencia el próximo miércoles 7 de febrero, pondrá a la venta varias empresas públicas. Así cumplirá con las condiciones impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para recibir 130 millones de dólares de ayuda internacional, que representan el 40 por ciento del presupuesto del país para 1996. El proceso de enajenación de bienes del Estado había sido metido en el congelador por Aristide a pesar de que varias compañías internacionales le habían manifestado su interés en adquirir el molino de harina y la telefónica.A las diferencias ocasionadas por el programa de privatizaciones se suman los propósitos de Preval de disminuir el tamaño del Estado y de cerrar siete ministerios. En esa lista está el Ministerio de la Mujer, que creó y montó Aristide en las mismas instalaciones donde funcionaba el cuartel militar durante la dictadura. Como para el actual presidente esa cartera es un símbolo de su gestión, hace un par de semanas aseguró ante un auditorio de 500 militantes feministas que cerrarla sería como "serruchar la rama donde se está sentado".Para Preval aceptar las condiciones de los organismos internacionales de crédito también es una forma de buscarle una salida a la difícil situación económica por la que atraviesa el país. La única manera de generar empleo es atrayendo a la inversión extranjera, pero para que ésta se instale en Haití necesita una infraestructura mínima que el Estado no está en condiciones de financiar. Por ejemplo, sólo cuenta con ocho líneas telefónicas por cada 1.000 habitantes y el fluido eléctrico es muy insuficiente para satisfacer la demanda. Pero los empresarios haitianos no ven con buenos ojos la inestabilidad política generada por las tensas relaciones entre Aristide y su sucesor. Otros observadores, en cambio, creen que la política económica del nuevo presidente podría ser el comienzo del despegue del país. Pero hay también quienes señalan que Preval no es un líder carismático como Aristide y que el pueblo va a exigir resultados inmediatos, lo que casi nunca es posible después de ajustes económicos. De ahí que el interrogante sobre el futuro de Haitía siga abierto. n