ARAFAT: ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
Pese a todo, los palestinos resisten a un doble asedio político y militar.
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El asalto final que se esperaba de las fuerzas israelíes contra la OLP sitiada en Beirut occidental, fue virtualmente desatado con inusitado vigor el 26 de julio, cuando a los bombardeos aéreos se sumó un asalto naval a las costas de la ciudad en combinación con una batalla de tanques y artillería pesada contra los suburbios del sur de la ciudad y desde las colinas Hadath, Shoueifat, Kfar Shima y Hazmiyeh.
Pero los palestinos, pese a la enorme superioridad numérica y militar de los israelíes, lograron repeler el intento de desembarco, respondiendo con fuego de artillería y ametralladoras. Más de 480 personas, según Radio Beirut, fueron muertas durante el asalto, que duró seis días, constituyéndose quizá en la fase más sangrienta de esta guerra desde que se inició el sitio a Beirut occidental. Esta vez las bombas y los cazas judíos llegaron hasta el centro residencial de la ciudad, dañando los altos edificios y varias embajadas de Occidente.
Por su parte, la OLP, a través de uno de sus dirigentes, Abu Al Walid, declaró que seguiría luchando y que probaría que podía vencer "al mejor ejército del Medio Oriente", en alusión a las fuerzas de Sharon y Begin.
Actualmente en el Líbano se encuentran cerca de 120.000 soldados israelitas, de los cuales algo más de 30.000 mantienen el cerco a Beirut respaldados por casi 300 tanques y 500 carros artillados. A estas fuerzas, a las que se suma la tremenda parafernalia aérea y naval israelí, se enfrentan los 5.000 o 6.000 luchadores palestinos, parapetados en la capital libanesa.
Pese a las afirmaciones de las autoridades de Tel Aviv insistiendo que las muertes de civiles registradas en el Líbano y Beirut han sido un efecto no buscado por ellos en su ataque al Líbano, la evidencia que están aportando extranjeros que vivieron en la zona, está reforzando el aislamiento internacional de Israel. El doctor Christopher Giannou, por ejemplo, un cirujano canadiense que trabaja en el Líbano, testificó el 13 de julio ante un subcomité del Congreso norteamericano, que las fuerzas de Israel, habían arrojado bombas cluster, cerca del hospital de Sidón, donde él trabajaba. "Vi cuerpos calcinados y carbonizados de las víctimas de bombas de fósforo, petrificados en sus camas al momento de su muerte", agregó.
Además, se ha reportado que al menos seis campos de refugiados palestinos al sur del Líbano, con cerca de 150.000 habitantes, fueron indiscriminadamente bombardeados por los cazas de Israel al comienzo de la guerra y luego sistemáticamente arrasados por buldózers.
En rechazo de estas acciones, un nutrido grupo de rabinos judíos, efectuaron una manifestación en Londres, a finales de la semana pasada, exigiendo el retiro de las tropas israelitas del Líbano mientras que otras demostraciones similares, contra el papel de Washington en el conflicto, de apoyo integral a Begin y Sharon, se daban en varias ciudades norteamericanas. Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU, aprobó el 29 de julio, una resolución exigiendo a Israel levantar inmediatamente el bloqueo a Beirut para permitir el envío de abastecimientos y la distribución de ayuda de la Cruz Roja Internacional.
Pero al creciente aislamiento internacional del gobierno de Begin, se suma un peligro de división en la misma sociedad israelí. Elí Geva, 32 años, uno de los más talentosos oficiales del ejército israelí, renunció el 26 de julio a su cargo de comandante de brigada, en el Líbano, tras explicar que su conciencia no le permitía seguir dirigiendo a sus hombres en la guerra libanesa.
Según observadores europeos, estas dos tendencias, que malogran los esfuerzos de Tel Aviv para aparecer como el agredido en esta guerra, se profundizó aún más, después de que los gobiernos de Reagan y Begin, rechazaran la declaración sin precedentes de Yasser Arafat, aceptando todas las resoluciones de la ONU relacionadas con el problema palestino, entregada al enviado norteamericano Paul McCloskey, quien en vista de la misma habría pedido al canciller israelí, Yitzhak Shamir, hablar con la OLP y acceder a la creación de un estado palestino.
En las mismas naciones árabes, el asedio a Beirut occidental, está llevando a una pérdida de consenso de dichos regímenes entre sus propios pueblos, por el silencio que han mantenido ante esta guerra, obligando a algunos de esos gobiernos, como Sudán y Jordania, a formular propuestas condicionadas de recibir a los luchadores palestinos.
Pero por diversas razones, tales ofertas no han prosperado. Sudán, para la OLP, tiene un régimen pronorteamericano y está muy lejos de Palestina, y Jordania protagonizó, en 1971, la destrucción de las bases de la OLP allí y la expulsión de dicha fuerza del país.
Pero al parecer la razón central de los dirigentes de la OLP, para descartar la solución consistente en dispersar a los palestinos en varios países, radica en su convencimiento de que deben proteger su derecho a retornar a su patria y constituir un Estado. Es lo que se refleja en las últimas negociaciones realizadas en Jeddah, Arabia Saudita con cancilleres de seis países árabes, en las cuales Farouk Kaddoumi, consejero político de Arafat, suscribió un compromiso de seis puntos en el que la OLP se compromete a retirar sus fuerzas armadas de Beirut, a cambio del levantamiento del cerco de la capital libanesa y el retiro de las fuerzas israelitas.
Pero Tel Aviv no da muestras de estar dispuesta a retirarse a corto plazo del Líbano. No sólo no quieren ver campos de refugiados palestinos a 45 kilómetros de la frontera israelí -como lo dijera Yisrael Gravinsky, un alto funcionario de Israel, al corresponsal del "Washington Post", David Ottaway, el 15 de julio-, sino que están construyendo carreteras, plantando letreros en hebreo y erigiendo bases a través del sur del Líbano. Al mismo tiempo, en Israel mismo se reflexiona cuánto costaría en vidas de jóvenes judíos, una salida simplemente militar al conflicto. El alto mando israelí ha estimado que una batalla final por Beirut, costaría a Israel de 7.000 a 10.000 balas y grandes pérdidas de material bélico, en especial blindados y tanques. "Los soldados israelíes que durante años despreciaron a los fedayines -comentaba en estos días el corresponsal militar del diario israelí Yediot Aharonot- han tenido que aprender esta amarga verdad en experiencias concretas. Los soldados de la OLP, han sorprendido a todo el mundo manteniéndose erguidos ante el avance de los tanques, con sus lanzagranadas, disparando con un coraje innegable. La determinación de estos muchachos de doce años tendría que suscitar en nosostros inquietud y preocupación".
UNA LECCION DE DIGNIDAD
Carta enviada por Yasser Arafat al presidente libio Mohamed El-Khadafi el pasado 4 de julio.
"Recibí su carta y estoy sorprendido de su tono desesperado. Entiendo que tal tono de desesperación estaba reservado a inquebrantables héroes libaneses y palestinos de este valiente y corajudo Beirut Asediado. El mundo entero es testigo del coraje de esos héroes resueltos, cercados por la maquinaria de guerra norteamericana que es la más moderna, y por un enemigo totalmente sostenido por la administración norteamericana, sin ninguna restricción y a todos los niveles. Este sostén ha llegado a un punto tal que controla los mediadores, la conciencia y la existencia árabe.
"Es así que nosotros no hemos oído hablar de ninguna manifestación pública en el mundo árabe, del Atlántico al Golfo, excepto de aquellas que han tenido lugar en nuestra patria ocupada.
"Desde el primer día en que tomamos las armas, nosotros decidimos mantener la revolución hasta la victoria final. Esto fue reafirmado por el mártir de la nación árabe, Gamal Abdel Nasser, cuando declaró que la revolución palestina era el fenómeno más honorable de nuestra nación que había sido desencadenada para sobrevivir, para ser victoriosa.
"Los libaneses y los palestinos están hoy encerrados por un sitio israeloamericano, que como lo ha declarado el enviado norteamericano Philip Habib, ha recibido un acuerdo oficial a nivel árabe, internacional, libanés, y separatista. Contra esto nadie ha respondido ni reaccionado. Yo digo que estos combatientes inquebrantables que sostienen la más larga guerra árabeisraelí que jamás haya existido, esperaban que se enviaran al menos aviones árabes, que aseguraran la cobertura aérea de sus cielos, para proteger a sus niños ya sus familias. Esperaban que los marinos árabes, que son numerosos, cortaran el sitio que ellos soportan en esta trinchera de la nación árabe, esta trinchera que permanecerá infranqueable y será victoriosa.
"Aquí en la corajuda Beirut, yo acuso a esos valientes niños preguntarle a todos los dirigentes árabes y musulmanes. ¿Qué quieren ustedes de nosotros? Nosotros permaneceremos, determinados y listos a combatir. Seremos victoriosos".