Home

Mundo

Artículo

Tutu Alicante, abogado y defensor de derechos humanos.

ÁFRICA

"Así es Obiang, el dictador africano que habla español y le hace guiños a Unasur"

Testimonio* de un exiliado de Guinea Ecuatorial, la antigua colonia española en África, sobre su presidente, un hombre que cumple 33 años en el poder de ese país, donde se precia de tener ingreso per cápita similar al de franceses y japoneses, aunque, está visto, solo en el papel.

8 de mayo de 2012

“Mi nombre africano es Tusantu Tongusalu. Nací en Guinea Ecuatorial. Antes fuimos una colonia portuguesa (1471 – 1776), luego llegaron los españoles. Ellos, al no poder pronunciar nuestros nombres africanos nos pusieron nombres como los suyos. Ahora me llamo Amancio Alicante León, un nombre español y dos apellidos que corresponden a provincias de ese país. Guinea Ecuatorial dejó de ser colonia cuando alcanzó la independencia en 1968.

Nuestro primer presidente fue Francisco Macías Nguema, un traductor sin ninguna experiencia administrativa. Lo primero que hizo fue expulsar violentamente a los españoles que permanecían en nuestro territorio, una medida exagerada e innecesaria que trajo pésimas consecuencias porque, aparte de España, la banca internacional también nos cerró las puertas. Macías Nguema anduvo cerca de once años en el poder, al final de los cuales la tercera parte de la población había abandonado el país, víctima de la persecución del gobierno o de la falta de oportunidades.

La educación y la sanidad se paralizaron, las iglesias dejaron de abrir sus puertas. La nación se sumió en el atraso. Guinea ecuatorial se convirtió en una isla a su suerte.

Fruto de esa situación, movimientos para echarlo de la presidencia comenzaron a gestarse. Uno de ellos prosperó y terminó con la llegada de Teodoro Obiang a la jefatura de estado. Era sobrino de Macías y ni eso impidió que el golpe terminara con la caída y ejecución del dictador

De eso han transcurrido 33 años, los mismos que Obiang lleva en el poder. En ese sentido, él es uno de los más antiguos presidentes que hay en el mundo. Lo aventajaba Gadafi, hasta antes de morir.

Obiang se atornilló en la presidencia desde el primer día. Creó un partido político y lo declaró único. Sin embargo, años más tarde, en 1983, cambió de idea y abrió paso a otros movimientos. Es decir, existe una oposición que no parece prosperar si uno se atiene a los resultados de las tres elecciones que ha convocado. La primera la ganó con el 99% de los votos, la segunda con el 97%, y la tercera con el 95%. Como vemos, hay un descenso en su popularidad que, de seguir así, le permitirá durar siglos en el poder.

¿Que si hay parlamento en Guinea Ecuatorial? Claro que sí. Lo componen 100 miembros, uno de ellos es de la oposición; los demás, miembros del partido del presidente.

En el 94 nos cambió la vida. Sin saberlo, estábamos parados sobre un tesoro, petróleo en cantidades. Casi de un día para otro nos pusimos detrás de Angola y Nigeria como los primeros de la región en esa materia. La bonanza le permite al gobierno decir en todos los escenarios internacionales que la renta per cápita es de unos 37 mil dólares, más o menos a la altura de la que tienen Japón y Francia.

Con ese dinero, el casi millón de habitantes que componen nuestra población debería vivir de maravilla. Pero no es así. El 80% está en la miseria absoluta, así el gobierno se empeñe en decir lo contrario y en llevar a los invitados especiales a Sipopo, una ciudad de fantasía en la que abundan los chalets, los campos de golf, los vehículos lujosos con choferes uniformados y el lujo que sólo se puede ver en el primer mundo.

Aunque también suele llevarlos a sus mansiones en Malibú o en Francia, una de ellas avaluada en millones de euros. En ese último país tienen abiertas investigaciones contra miembros de la familia presidencial por delitos vinculados a extrañas operaciones económicas.

Es que el dinero es casi su razón de ser. Y las excentricidades, entre ellas un reloj de tres millones de euros o los regalos al rey de Suazilandia. Y la falta de cuidado con lo que no parece importarles: no hace mucho les robaron doce millones de dólares que portaban en efectivo.

Y ni hablar de su ‘desprendimiento'. Le donó tres millones de dólares a la Unesco para que se creara un premio a su nombre y, no lo van a creer, la Unesco aceptó, solo que al final echó para atrás cuando decenas de voces de levantaron para evitar semejante vergüenza. Entre los que salimos a impedir que eso sucediera está el nobel Mario Vargas Llosa y EGJ (Guinea Ecuatorial Justicia), la ONG que lucha contra la dictadura y que tiene a gente en la cárcel por pensar distinto.

Por supuesto que el hombre no se queda quieto. Tiene una extraordinaria capacidad para moverse en los círculos diplomáticos. ¿Ejemplos? Hizo que le nombrarán presidente de la Unión Africana, gracias a un cabildeo que costó no menos de diez millones de dólares. Logró que le adjudicarán parte de la organización de la Copa Africana de Naciones de este año (una especie de Eurocopa o de Copa América) y armó una selección con futbolistas de todos lados, a los que nacionalizó a las carreras (entre ellos un colombiano: Roland Santacruz). A propósito, ganaron un partido, ante Libia, y el hijo del presidente regaló un millón de dólares a los miembros del equipo. Menos mal no ganaron el título. Y ahora se trazó un objetivo nada despreciable, quiere ser un aliado de Unasur y para el efecto ha dispuesto de Malabo, la capital, para reunir a altos dignatarios de ese bloque allí.

La idea no es mala. Somos mucho más cercanos a América de lo que se cree. Hablamos español, comemos mucha yuca y plátano, y la música de Colombia, por ejemplo, nos va tan bien como muchas cosas de ese país. Pero que de allí se trate de aprovechar para darle oxígeno a uno de los dictadores más antiguos del mundo contemporáneo, eso es otra cosa”.


*Testimonio de Tutu Alicante, como se le conoce a este abogado y defensor de derechos humanos, presentado en el IV Oslo Freedom Forum que se cumple en la presente semana en la capital noruega.