Las muertes por dos ataques suicidas simultáneos en la principal base militar de las fuerzas de paz de la Unión Africana en Somalia aumentaron a 21, incluyendo 17 efectivos, informó un vocero de la unión.
El jueves un grupo de insurgentes islamistas, que se hizo pasar por personal de la ONU, detonó varios coches bomba en la principal base de las fuerzas de paz, como represalia a la redada de un comando estadounidense que asesinó el lunes al líder de al-Qaida, Saleh Ali Saleh Nabhan. El poderoso grupo islamista Al-Shabab, que cuenta con combatientes extranjeros en sus filas, se adjudicó la responsabilidad del ataque.
Otras 40 personas resultaron heridas, dijo Gaffel Nkolokosa, vocero de la Misión de la Unión Africana para Somalia, pero aclaró que la cifra puede aumentar.
El contraataque desde la base de la Unión Africana mató al menos a siete personas.
Francia informó por su parte que evacuó a 17 heridos a Nairobi, Kenia, donde fueron hospitalizadas, según un comunicado de la cancillería. El documento no mencionaba las nacionalidad de los heridos o la naturaleza de sus lesiones.
Las explosiones del jueves subrayaron las relaciones entre la red terrorista de al-Qaida y la insurgencia local de Somalia. Muchos temen que esta nación caótica y empobrecida de Africa se convierta en un paraíso para al-Qaida, donde los terroristas podrían entrenar y planear ataques en otras partes.
En Somalia no había ataques suicidas antes del 2007, pero la nación ha vivido en guerra los últimos 20 años.
Al-Shabab controla gran parte de Somalia y opera impunemente en la capital, por lo que el gobierno y las fuerzas de paz están confinadas a unas cuantas calles de la ciudad. Estados Unidos y la ONU apoyan al gobierno somalí y las fuerzas de paz africanas.
Las fuerzas de la Unión Africana se han quejado por mucho tiempo de la falta de efectivos, cuentan con 5.000, aunque estaban planeados 8.000, provenientes de Uganda y Burundi.
AP.