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AYACUCHO EN LLAMAS

El grupo guerrillero Sendero Luminoso proclama el retorno de los incas y rechaza la exigencia de rendición de Balaúnde Terry.

7 de febrero de 1983

"Terroristas, esta noche nos comeremos tus tripas". Esta amable frase es una de las consignas que están siendo coreadas en estos días por las tropas del ejército peruano en las calles centrales y barrios populares de Ayacucho, una ciudad de 100 mil habitantes en plena Sierra Central, a donde fueron trasladadas en los últimos días, desde Lima y Arequipa, para iniciar acciones contra los guerrilleros de Sendero Luminoso.
Una vez ocuparon la ciudad, los 700 nuevos efectivos del ejército se dedicaron a realizar espectaculares entrenamientos en las vías públicas, con el torso desnudo y blandiendo cuchillos, con el aparente propósito de hacer una demostración de fuerza contra la citada guerrilla que ha efectuado numerosas acciones de guerra en la región, incluidas varias ejecuciones de alcaldes y de otros funcionarios civiles.
"Nosotros también nos vamos a tomar la sangre de los soldados", declaró Sendero Luminoso, en aparente respuesta a la brutal consigna del ejército, cuando dos mujeres y cuatro hombres se tomaron el 29 de diciembre la radioemisora "La Voz" de Ayacucho, obligando al personal a difundir un mensaje grabado en cassette. En la proclama, que salió al aire durante 23 minutos sin que la policía intentara impedirlo, la dirección política de Sendero Luminoso responsabilizó al gobierno del derramamiento de sangre que provocara la intervención del ejército en los operativos contrainsurgentes ordenados por Belaúnde Terry tras el vencimiento, ese día, del ultimátum a los guerrilleros para que se rindieran y salvaran sus vidas antes de que contra ellos entrara en acción el ejército.
El grupo armado respondió negativamente diciendo que estaban "suficientemente preparados para dar respuesta a cualquier acción represiva" y a continuación volaron un puente y una escuela en Huanta, una provincia cercana a Ayacucho y fusilaron en Lircay a dos funcionarios del ministerio de salud a quienes confundieron con miembros de la policía.
Con tan dramáticas acciones comenzó la nueva fase de la lucha del gobierno de Lima contra Sendero Luminoso, que ha asediado desde mediados de 1980 al gobierno de Belaúnde. Hasta esa fecha el presidente peruano había optado por emplear en la lucha antiguerrillera únicamente a la Guardia Civil, la policía peruana, alegando que el ejército debía limitarse a proteger las fronteras del país. En realidad, dada la historia republicana del Perú, que ha conocido numerosos gobiernos militares, ha hecho que Belaúnde tema conferirle mayor protagonismo al ejército en los asuntos de Estado.
Pero como las fuerzas policiales terminaron siendo desbordadas por Sendero Luminoso en siete provincias andinas del país, en especial en Ayacucho, Apurímac, Huancavelica, Junín y Cuzco, Belaúnde terminó otorgando "autonomía absoluta" al ejército en dichas regiones para "aniquilar totalmente" al grupo armado.
¿QUE ES SENDERO LUMINOSO?
Previendo las consecuencias de esa intervención, y escarmentados por las brutales acciones que los "sinchis" --policías especializados en la lucha antiterrorista-- la población rural de Ayacucho inició en plena navidad un masivo éxodo a las ciudades, mientras los presos políticos de Sendero Luminoso en la isla El Frontón, el penal de máxima seguridad del país, ubicado al frente de Lima, declaraban una huelga de hambre masiva, en protesta por la supresión de las visitas familiares ordenadas por las autoridades en los últimos días.
Sendero Luminoso es un grupo de rasgos poco comunes. Sostiene que el único camino para la toma revolucionaria del poder es mediante una "guerra popular prolongada" que "rodee las ciudades desde el campo".
Hasta 1977 se halló aliado a Patria Roja, una organización maoista que había enviado 80 o 90 de sus miebros a recibir entrenamiento en Corea del Norte, Vietnam, Argelia y China. Tras el rompimiento formal con ellos, los senderistas se diseminaron en varios pueblitos serranos para convivir durante tres años con los indigenas y aprender el lenguaje quechua evitando toda publicidad en ese periodo. La mayoría de sus miembros son citadinos, tienen educación universitaria y al frente de ellos parece encontrarse un ex profesor de filosofía, Abimael Guzmán.
Sin abandonar los esquemas maoistas, los senderistas se proclaman como el "verdadero" partido comunista del Perú y dicen estar dispuestos a seguir por el "sendero luminoso de José Carlos Mariátegui" fundador a finales de los 1920, del movimiento comunista peruano. Califican al resto de la izquierda como "cretinos parlamentarios" y "aliados objetivos de la reacción". Por otra parte, difunden entre la población rural la leyenda de que un día los gobernantes incas volverán a gobernar el Perú, explotando así el milenario mesianismo andino que pervive entre las comunidades indígenas de Perú y que conservan a Túpac Amaru --el último de los gobernantes incas que fue decapitado en Cuzco por los españoles en una plaza pública de 1571-- como su máxima figura histórica. Varias sublevaciones indígenas en Perú, como la de 1780-83, han tenido como motivación central esa misma idea del retorno de los incas.
Los senderistas, según ellos mismos, son los herederos de aquellos.
Aunque los observadores locales afirman que Sendero Luminoso es un grupo aislado, es cada vez más notorio el hecho de que ellos han logrado obtener apoyo de parte de la población campesina de las regiones más atrasadas del Perú, donde reina el descontento y la frustración entre los 12 millones de indígenas que subsisten en el país. Esta masa es uno de los pueblos más oprimidos del mundo occidental.
Muchos de ellos están obligados hoy en día a trabajar gratis para los dueños de tierras y además están impedidos para participar, así sea aparentemente, en la elección de las corporaciones públicas pues, por ser analfabetos, las leyes les impiden votar.
Según cifras del diario inglés "Guardian", el promedio de ingreso per capita en la provincia de Ayacucho solo es de 60 dólares anuales y los índices de insalubridad, analfabetismo y desempleo son los más altos del Perú. Este abandono ha terminado mellando la influencia del gobierno central en esas zonas, hasta el punto que los guerrilleros han podido implantar en algunas localidades una especie de "justicia popular" que además de decretar el fusilamiento de alcaldes y de otros funcionarios, ordena la flagelación de personas acusadas de delitos comunes (robos, abusos contra vecinos y hasta ante casos de prostitución femenina), llegando también a prohibir a los campesinos sembrar más de lo necesario para la supervivencia familiar.
A pesar de que Belaúnde y el primer ministro Manuel Ulloa afirman que los rebeldes tienen "apoyo internacional", no han podido presentar pruebas que respalden eso. En realidad, la fuente de armas de los senderistas hasta ahora han sido los puestos policiales, constantemente atacados por ellos, así como las abundantes minas de la Sierra Central de donde toman dinamita.
TRADICION REBELDE
En Perú la rebeldía campesina ha sido una constante. En 1962 los indígenas quechuas de las provincias de La Convención y Lares, cerca de Cuzco, formaron sindicatos agrarios y se levantaron en armas bajo la orientación del trotskista Hugo Blanco, movimiento que fue extinguido tras una cruenta represión militar en 1965.
Otros movimientos guerrilleros en zonas campesinas fueron impulsados por hombres como Bejar, De la Puente, Vallejo y Haraud. Todos ellos, con excepción de Bejar y Blanco, fueron muertos a sangre fría después de que fueron capturados.
De otro lado, la lucha contra Sendero Luminoso ha servido para que el gobierno de Belaúnde instaure un duro control policíaco en las ciudades. El objetivo es reprimir las manifestaciones de descontento popular contra las medidas de austeridad exigidas por el Fondo Monetario Internacional y los bancos extranjeros. Perú tiene hoy una deuda externa de 10 mil millones de dólares y las medidas de austeridad implementadas para servir esa deuda han llevado al cierre de numerosas fábricas, incrementando el desempleo y reduciendo aún más el nivel de vida del país.
Tal política ha llevado, por otra parte, a un aumento de los ataques a los derechos humanos bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. Desde 1981 más de 1.000 personas han sido encarceladas por delitos políticos.
Muchos de ellos no tienen conexiones con acciones guerrilleras sino que han sido detenidos por participar en huelgas obreras o estudiantiles. Tales son los casos de Manuel Curotto, secretario general de la Federación de Empleados Bancarios (FEB); Lazo Tovar, presidente de la Federación de Estudiantes Peruanos (FEP) y José Pérez Olivares, presidente de la Federación de Campesinos de Andahuaylas.
Falta ver si el ejército ha de triunfar donde falló la Guardia Civil y que la lucha contra el misterioso grupo no acabe liquidando el experimento político que dirige Belaúnde.-
UNA PELEA DE PERROS Y GATOS
Además de las precarias condiciones sociales que favorecieron el surgimiento en las atrasadas zonas agrarias de Perú del grupo guerrillero Sendero Luminoso, se suma otro factor no menos sorprendente: la confrontación y rivalidad de largos años entre el ejército y una de las tres ramas policiales del Perú: la Guardia Civil,
Esta conflictiva situación se exteriorizó enormemente durante el gobierno militar que existió en Perú entre 1968 y 1980, porque el ejército, de mayor influencia durante dicho régimen impusó una línea nacionalista y en cierto modo socializante de la estructura económica de ese país.
Cuando retornó la constitucionalidad, a través del triunfo electoral del partido centro-derechista Acción Popular (APJ) cuyo líder y fundador Fernando Belaúnde Terry (quien había sido destituido del mismo cargo por el golpe militar de 1968) algunos sectores de la Guardia Civil creyeron llegado el momento de proyectar la expansión de su institución.
Así, el general Juan Balaguer Morales, comandante general de la Guardia Civil, uno de los tres cuerpos policiales peruanos y experto en la guerra antisubversiva, aprovechó políticamente la aparición de Sendero Luminoso y pidió helicópteros artillados y armas semipesadas para la Guardia Civil. Reclamó también la creación de un comando único de las tres ramas policiales que estarían bajo el control de la Guardia Civil. Esta policía ha contado con el discreto apoyo de la marina y de organismos oficiales norteamericanos.
Pero el ejército vetó esa propuesta y la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), rama no uniformada aliada al ejército, llegó a enfrentarse a bala con la Guardia Civil por el control de algunas comisarías y fue necesario que ambos cuerpos ocuparan cuarteles separados.
Entretanto el fenómeno terrorista se fue desarrollando con relativa impunidad. En 17 meses, en los que Sendero Luminoso hizo más de 800 atentados por todo el país, ningún dirigente guerrillero de importancia fue capturado.
Ante esa expansión de la guerrilla, la Guardia Civil y la Guardia Republicana recibieron armamentos y equipos por mil quinientos millones de dólares sin que el ejército pudiera objetarlo. Pero en coordinación con la fuerza aérea, el ejército logró imponer una condición: los helicópteros serían comprados con dineros de la policía pero sería la fuerza aérea la que decidiría donde se adquiririan y sus pilotos conducirán los aparatos.
Sin embargo, el general Balaguer pudo recuperarse más tarde de este golpe al ser nombrado en diciembre pasado como ministro del interior con lo que, ahora sí, la Guardia Civil estaría en condiciones de imponer su hegemonía sobre las otras dos ramas policiales. Pero la presión adversa del ejército ahora al frente de la lucha contra los irregulares, no puede ser dejada de lado y nuevos choques pueden verse en el futuro.