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BERLUSCONI, EL ESTADISTA

Italia, el país que más comunistas tuvo en Occidente, queda en manos de un magnate de las comunicaciones.

2 de mayo de 1994

EL MULTIMILLONARIO ITALIANO SILVIO BERlusconi sabía que, en política, quien pesca en río revuelto, tiene las de ganar. Sobre todo cuando se dispone de un imperio de televisión y prensa escrita, una cadena de supermercados y hasta el club de fútbol más importante del país. En medio de la debacle de los partidos tradicionales, el magnate sabía que su mensaje no tenía que ser programático. Para sus conciudadanos, bastaría con presentar su imagen de triunfador y Midas, capaz de convertir en oro todo lo que toca. Y su cálculo dio resultado. Lo que no se sabe es para beneficio de quién. Si de sus paisanos, o de su red de comunicaciones, que se salvará de los controles propuestos por sus adversarios.
En enero de este año, Berlusconi, el segundo hombre más poderoso en los negocios de Italia, resolvió pescar en río revuelto. La clase dirigente de su país había quedado definitivamente desprestigiada por el escándalo de corrupción que arrasó con más de seis mil dirigentes, empresarios y responsables de organismos públicos. Por otra parte, las elecciones regionales del 5 de diciembre pasado habían presenciado un repunte espectacular de la izquierda, de la mano del líder tradicional de los ex comunistas, Achille Ochetto, archienemigo de la concentración de poder económico.
Según su propia explicación, Berlusconi se lanzó a la política para frenar la expansión izquierdista, y por lo visto en las urnas, consiguió su propósito. Su coalición Polo de la Libertad obtuvo la mayoría absoluta en La cámara de diputados, con 366 de sus 630 escaños, y la mayoría relativa en el Senado con 155 de sus 315 bancas. Eso quiere decir que el magnate está en condiciones de convertirse, como anunció expresamente al celebrar su victoria, en el próximo Primer Ministro de Italia.


GOBERNAR O NO
Esa posibilidad pasa, sin embargo, por dificultades muy claras. El Polo de la Libertad está compuesto por una difícil coalición: el movimiento de Berlusconi, Forza Italia, un extraño movimiento político en el que los activistas son en realidad empleados del complejo empresarial del magnate. La Liga Norte, un grupo dirigido por Umberto Bossi, que defiende los intereses del norte industrializado y por ello promueve la división de Italia en tres sectores federales. Y, por último, el neofascista Movimiento Social Italiano, de Gianfranco Fini, cuya mayor fortaleza está en el sur empobrecido.
Bossi durante la campaña nunca dejó de criticar a su aliado Fini por su insistencia en la unidad italiana, ni de hacer críticas veladas al magnate, ya ha dejado saber que "nunca" permitiría que Berlusconi se convierta en primer ministro, porque una persona de sufortuna "tendría diariamente conflictos entre sus propios millonarios intereses y los del Estado". Al celebrar la victoria, Bossi criticó también a los "propósitos cavernícolas" de los fascistas y dejó saber que su candidato a Primer Ministro, en últimas, sería su segundo a bordo, Roberto Marroni.
Pero también es cierto que dentro de la coalición ganadora fue Forza Italia la que obtuvo mayor votación, y muchos piensan que lo que intenta Bossi con su actitud es conseguir una mejor tajada en la conformación del gobierno. "La victoria es el mejor pegante para las alianzas, y no creo que la voluntad del pueblo pueda ser traicionada", comentó con optimismo Berlusconi.


LAS RAZONES
La irrupción de Berlusconi en la política italiana fue, como dijo Ochetto al reconocer la derrota, la entrada de "un elemento imponderable y sorprendente que alteró todos los elementos del juego político ". Aunque la renovación es tan grande que ya se habla de la "Segunda República", la presencia de Berlusconi en el panorama político lleva a preguntarse qué tanto cambiaron los italianos su mentalidad frente al manejo de los asuntos del Estado.
Los italianos sabían que al votar por Berlusconi, lo hacían por un magnate cuyo imperio le otorgaba una ventaja considerable y poco ética a la hora de machacar su mensaje populista y escasamente programático. También sabían que Berlusconi fue miembro de la sediciosa logia masónica Propaganda Dos (P2) y que la fortuna del millonario nació en buena parte de las ventajas otorgadas por el ex primer ministro, Bettino Craxi, hoy en desgracia por su corrupción.
Lo que es peor, los votantes de Berlusconi ignoraron las recientes y serias denuncias sobre sus posibles vinculaciones con la mafia. Y tampoco les importó votar por un secesionista como Bossi, ni por un neofascista como Fini, quien hace un año desfiló por Roma con el brazo en alto, al estilo musoliniano, a pesar de que la Constitución del país prohíbe cualquier tipo de simbolismo fascista.
La conclusión de muchos es que la votación refuerza la misma tendencia que hizo que los italianos se dejaran gobernar durante 45 años por la corrupción personificada en los partidos tradicionales. Por lo visto, lejos de optar por opciones verdaderamente democráticas, los italianos se plegaron al populismo de alguien que, por ejemplo, les ofreció un millón de empleos en plena recesión. Su voto, en suma, fue por el clientelismo, la magia política y la figura providencial, algo que hace pensar que el tiempo transcurrido desde Mussolini no logró crear una nueva conciencia democrática en la península.

EL IMPERIODE BERLUSCONI
SE TRATA DEL CUARTO GRUpo privado italiano, que funciona bajo la compañía madre Fininvest. Consta de 300 sociedades con más de 40 mil asalariados. Tras la entrada en política de "Su eminencia" (como le gusta que le llamen), el imperio ha quedado bajo la presidencia de su amigo íntimo, Fedele Confalonieri.
En televisión, tiene tres cadenas (el conjunto privado más poderoso de un país occidental, exceptuado Estados Unidos), con el 45 por ciento de la audiencia cautiva.
Publitalia dirige la operación propagandística, y, en materia editorial, dispone de la firma Mondadori, la más grande productora Italiana de libros y revistas, con revistas de opinión como Panorama, Epoca, Grazia, y de Silvio Berlusconi Editore, que tiene magazines populares de gran tiraje como Telepiú, Sorrisi e Canzione, etc.
En materia de seguros y servicios financieros está Programma Italia y Mediolannum, en fútbol el Milan AC y en supermercados la cadena Standa. Berlusconi ha cedido el diario II Giornale y sus negocios inmobiliarios a su hermano Paolo.

DE VENDEDORES A POLITICOS
CUANDO CITO A SU FUERZA de ventas, Marcello dell'Utri, gerente de Publitalia, no lo hizo para plantear a sus vendedores, como esperaban, la estrategia para luchar contra la creciente disminución de la inversión en publicidad en Italia. Su misión, por el contrario, era plantearles una actividad nueva: se convertirían en activistas políticos. Corría septiembre del año pasado, y el movimiento Forza Italia era apenas una idea de su jefe Silvio Berlusconi. Muchos aceptaron, más por no contrariar al dueño que por convicción. De ese modo, se constituyó en pocas horas un equipo de revolucionarios profesionales al estilo leninista. Una treintena de hombres encargados de tiempo completo a difundir la buena nueva del "buen gobierno", a medida que un equipo dirigido por el propio magnate, se encargaba de elaborar el mensaje, con perlas como ofrecer un millón de empleos con la simple fórmula de aplicarle a la economía "una inyección de confianza".
Mientras los hombres de Publitalia se encargaban del segmento "alto" del mercado, los agentes de Programma Italia, el departamento de Fininvest que vende fondos de inversión, y los empleados de la cadena de supermercados, abocaban el segmento bajo, es decir, el pueblo raso, con el objetivo de abrir el mayor número posible de clubes Forza Italia.
Al mismo tiempo, las cadenas de televisión de Fininvest bombardeaban a los espectadores con propaganda de Berlusconi, con jingles repetidos para posicionar la nueva figura política.
Muchos candidatos al Parlamento eran y son empleados directos o indirectos de Finivest. Al ser elegidos, adquirieron un doble vínculo con Berlusconi: político y comercial.
¿Y quién paga? Lo cierto es que muchos empleados de Fininvest se dedicaron desde octubre a la política de tiempo completo, pero siguieron siendo pagados por su empresa. Pero no hay problema. La junta directiva de Publitalia resolvió imputar los gastos a la cuenta "Financiamiento de movimientos políticos".

EL 'BERLUSCAKIT'
LOS CANDIDATOS DE FORza Italia, carentes de experiencia política, disponían de un completo "kit de campaña". En dos maletines, uno grande y uno tipo "avión", se les entregaban, muy bien empacados, los siguientes efectos: tres corbatas tricolores con el eslogan "Forza Italia " en el centro.
Tres banderas con el mismo emblema. Una dotación de estifógrafos estampados con el logotipo y cargados de tinta dorada. Quince videocasetes con los puntos más importantes de la campaña, dos discos compactos y tres o cuatro casetes de autdio con el himno de Italia estilo karaoke o sea para cantar con ellos. Una carpeta con la lista de las empresas del grupo en Italia y el extranjero, y una foto enmarcable de un Berlusconi de no más de 30 años, junto con un facsímil de su "Declaración de enero de 1994", en la que resume su pensamiento político.
Y el "Vademecum del candidato", en folletos con instrucciones bajo subtítulos precisos: "Convertirse en candidato", "Conocer la circunscripción", "Cómo preparar la campaña ", "Cómo escribir comunicados ", etc. Todo ello dentro de una carpeta titulada "La pirámide del éxito", "un método de marketing para acercarnos al que podríamos llamar 'Clientes de Nuestro Producto Italia".