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El polémico mandatario de Brasil cumple un año en el gobierno.

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“Bolsonaro es un desastre en lo social, ambiental, cultural y también en lo económico”

“Bolsonaro es un desastre en lo social, ambiental, cultural y también en lo económico”. SEMANA habló en exclusiva con Ruy Gomes Braga Neto, uno de los sociólogos más importantes de Brasil por sus estudios en política y populismos. Gomes es un férreo crítico del gobierno de Jair Bolsonaro, al que señala de socavar la democracia y poner en peligro las instituciones. Para él, el balance de este primer año de gobierno no es bueno.

16 de enero de 2020

Cuando Jair Bolsonaro se convirtió en presidente de Brasil el 1 de enero del año pasado, a muchos les preocupaba su nostalgia por la dictadura militar, sus comentarios racistas, misóginos y homófobos, su conservadurismo y fanatismo religioso. Pero a los empresarios los tuvo sin cuidado esos radicalismos y, en cambio, apoyaron económica y políticamente su ascenso al poder. Muchos manifestaron el agobio por los años de Gobiernos de izquierda, como el de Luiz Inácio Lula da Silva y el de Dilma Rousseff, y confiaron en que el férreo repudio de Bolsonaro hacia el Partido de los Trabajadores enderezaría la economía.

No ha sido así. Desde un comienzo, el ultraderechista demostró desinterés por los asuntos económicos, y llegó incluso a decir que no entendía “nada sobre economía”. Por eso, le dejó todas las decisiones financieras al empresario Paulo Guedes, quien se convirtió en el poder detrás del poder y en un ministro capaz de mover los hilos de la economía nacional. Hasta ahora, de todo eso, lo único que les ha dado resultado fue la reforma pensional que le dará un respiro, por lo menos al corto plazo, a las aporreadas finanzas del Estado brasileño. 

A pesar del entusiasmo inicial de los mercados, el populismo de Bolsonaro y la crisis política nacional comienzan a pasarle factura al gigante suramericano. Los economistas redujeron a la mitad sus expectativas cuando se dieron cuenta de que el país no crecería a más del 1 por ciento.

Esta década ha sido muy compleja: además del incremento en el gasto del Gobierno de Rousseff desde 2013, que ocultó el déficit fiscal de Brasil, ahora es evidente que las polémicas propuestas del presidente Bolsonaro ayudaron a incrementar la crisis.

SEMANA habló con el Ruy Gomes Braga, autor de reconocidos libros, como Política precaria: del populismo a la hegemonía lulista, y uno de los sociólogos más importantes en la escena política de Brasil, sobre el primer año del polémico mandatario en el poder. 

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Profesor de la Universidad de Sao Paulo y uno de los más reconocidos teóricos sobre política y populismo en Brasil.

SEMANA: Muchos analistas han dicho que Bolsonaro es mucho más inofensivo de lo que parece, pues la economía va bien. ¿Qué opina sobre esa afirmación?

Ruy Gomes Braga: La economía brasileña sigue una trayectoria de depresión y no va bien. El crecimiento económico estimado en 2019 fue del 1,1 por ciento y la tasa de desempleo sigue siendo una de las más altas de la historia. El país enfrenta una fuga de capital sin precedentes en las últimas décadas y las perspectivas vinculadas al mercado mundial son las peores posibles. El gobierno de Bolsonaro es un desastre en los sectores social, ambiental, cultural y, especialmente, económico. No, no es inofensivo. 

SEMANA: Los extremos políticos tienen casi la misma acogida en Brasil. Por ejemplo, Lula Da Silva sigue siendo un contendor muy fuerte. ¿Será Lula una piedra en el zapato para una posible reelección de Bolsonaro?

R.G.: Es un error comparar a Lula con Bolsonaro en términos políticos, ya que no son "antípodas". Al contrario, Lula es un político democrático. En el espectro político está en el centro izquierda. Bolsonaro es un político autoritario de extrema derecha que representa un proyecto neofascista en Brasil. Dicho esto, Lula sigue siendo un político muy influyente en el país y lidera el mayor partido político brasileño. Por supuesto, será muy importante en el futuro cercano en la escena política brasileña. Aunque, hay que tener en cuenta que, por los cargos que se le imputaron, Lula no podrá lanzarse a la política en los próximos ocho años. Así que su impacto será a través de otros, por ahora. 

SEMANA: ¿Quiénes fueron los votantes de Bolsonaro, por qué se decantaron por la extrema derecha después de años del Partido de los Trabajadores en el poder?

R.G.: El voto evangélico popular aseguró la victoria electoral de Bolsonaro en 2018. Resulta que los bolsillos de la política no pueden mejorar las condiciones de vida de la población más pobre y han aumentado la concentración de ingresos y las desigualdades sociales. Por eso, la popularidad del presidente se ha desplomado desde las elecciones. Por supuesto, Bolsonaro no sacó a las personas de la pobreza, como ellos esperaban. No me parece razonable que solo la agenda conservadora en aduanas pueda garantizar la lealtad de la población más pobre al gobierno federal.

"Bolsonaro es un político históricamente vinculado a los grupos paramilitares."

SEMANA: ¿En qué van las investigaciones por corrupción en el país? ¿Ha impulsado Bolsonaro investigaciones nuevas por el caso Lava Jato y Odebrecht?

R.G.: Bolsonaro es un político tradicional que se ha vendido a sí mismo como anticorrupción, pero está atrapado en un escándalo muy grave de corrupción él mismo, de apropiación de dinero público (el llamado escándalo "Crack"). Las investigaciones de lavado siguen los procedimientos habituales. De hecho, los hijos de Bolsonaro están siendo investigados por varios cargos de corrupción, tráfico de influencias, entre otros. 

SEMANA: Finalmente, lo medios señalan que ha aumentado la delincuencia común y los grupos paramilitares en las favelas, porque el presidente, de alguna u otra manera, los incentiva. ¿Es eso cierto?

R.G.: Bolsonaro es un político históricamente vinculado a las milicias de Río (grupos paramilitares). Notoriamente, toda su familia está compuesta por políticos de la "Milicia". Es decir, que representan los intereses de estos grupos. El principal asesor de la familia Bolsonaro, el secretario Queiroz, es el jefe de la poderosa milicia de Río das Pedras en Río. Ronie Lessa, una asesina confesa de la concejal de Río Marielle Franco, es vecina de Bolsonaro. Es natural que la llegada de este grupo de milicianos a la presidencia fortalezca a los paramilitares, legitimando sus acciones ilícitas y la violencia que ejercen en las periferias de las ciudades brasileñas.