CAMBIO DE GUARDIA?

EL ENFRENTAMIENTO LLEgó al tope la semana anterior. En medios políticos italianos era ya conocido el contrapunteo entre el presidente de la República, Francesco Cossiga, y el primer ministro demócrata-cristiano Giulio Andreotti. Terminaba de esa forma el gobierno número 49 desde cuando se inició la República.

Sin que se supiera aún si Cossiga encomendaría -según la costumbre- al propio Andreotti para que trate de formar un nuevo gobierno de coalición, los italianos intentaban dilucidar las verdaderas causas de la crisis que llevó a la disolución del gobierno. Las razones aparentes apuntaban a las discrepancias existentes entre los miembros de la coalición gubernamental pentapartidista sobre varios temas. Los problemas incluían la estrategia en la batalla contra la mafia, la reducción del déficit presupuestario y, sobre todo, la reorganización del Estado. Sobre este tema, el punto de controversia se centraba sobre el proyecto del ex ministro socialista Bettino Craxi, quien aspira a convertir el actual régimen parlamentario por uno presidencialista.

Algunos señalaron la existencia de una pugna personal entre Andreotti y su compañero de partido Cossiga, e incluso que el primer ministro se reunio con Achille Ochetto, secretario general del PDS (antiguo partido comunista), para tratar la posible salida del ejecutivo. Algunos de los diarios más influyentes de Roma opinaron que la situación podría llevar a anticipar las elecciones de 1992.