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Cambio de odios

Terminado el enfrentamiento entre la Otan y Rusia, antiguo archienemigo de la organización, ¿cuál será su objetivo?, 50899

2 de junio de 2002

"Dos antiguos enemigos se unen hoy como amigos, superando 50 años de división y una década de incertidumbre”, dijo el presidente estadounidense George W. Bush este 28 de mayo durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) en la base aérea italiana de Pratica di Mare.

Acababa de firmar, junto con el presidente ruso, Vladimir Putin, y los otros 18 mandatarios miembros de la Otan, un acuerdo para crear el consejo de cooperación Otan-Rusia. Por medio de dicho convenio Rusia entraría a participar en la organización en calidad de miembro júnior. En adelante sería consultada para temas tan sensibles como estrategias de no-proliferación de armas nucleares, manejo de crisis, defensa antimisiles y contraterrorismo. También participaría en ejercicios conjuntos militares y operaciones de pacificación y de búsqueda y rescate.

El hecho no dejó de ser paradójico. Rusia era ahora parte de una organización de asistencia militar que se creó hace 53 años justamente para atajar la expansión soviética hacia Occidente. El cambio histórico fue alabado por el presidente ruso, quien se declaró satisfecho con la meta lograda: “Hemos avanzado un gran camino desde la confrontación hacia el diálogo y del diálogo a la cooperación”, declaró entusiasmado. Sin embargo parece que las suspicacias entre los antiguos enemigos no se han desvanecido del todo.

Por un lado, la Otan no quiso darle a Rusia una completa participación en la organización. Así, el nuevo miembro no tendrá facultad de veto ni hará parte del tratado de asistencia conjunta en caso de ataque a uno de los miembros, que es el alma de la organización. Estos límites impiden que la oposición que manifestó Rusia frente a una mayor expansión de la Otan sea tenida en cuenta. Por eso lo más probable es que en un futuro cercano se cumpla el deseo de los otros miembros de aceptar en su seno a otros siete países. Entre éstos se pueden encontrar antiguas repúblicas soviéticas que hoy son percibidas como una amenaza por Rusia. Según el diario The New York Times lo que sucede es que los miembros de la Otan aún no están convencidos de que la experiencia democrática y capitalista de Rusia sea irreversible.

Por otro lado, en Rusia la noticia del acuerdo no fue recibida con el mismo entusiasmo manifestado por los mandatarios. El titular del diario electrónico Gazeta.ru decía: “Rusia capitula a la Otan” como si con el acuerdo el país hubiera perdido la posibilidad de llegar a ser un verdadero miembro. Así mismo, el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores Alexander Yakovenko también manifestó dudas con respecto al hecho. Para el funcionario es difícil saber de quién va a defender a sus nuevos miembros la Otan cuando todas la partes aseguran que ya no son enemigos sino socios. En el conjunto de la población rusa la aceptación tampoco era unánime según un sondeo de la firma encuestadora local Romir, que reveló que el 24,5 de los rusos consideran que el acuerdo con la Otan amenaza la seguridad nacional de su país. Por último, el diario Kommersant interpretó la decisión como un síntoma de una pérdida de identidad de la Otan que hace dudar de la necesidad de su existencia y le augura una muerte lenta.

Pero, a pesar de las dudas, el hecho revela que después del 11 de septiembre se acentuó el cambio en las prioridades políticas de las potencias occidentales. Si durante la Guerra Fría el enemigo era el comunismo internacional, y más tarde pasó a ser el narcotráfico, ahora todos los esfuerzos se dirigen hacia amenazas como el terrorismo y las armas de destrucción masiva. El secretario general de la Otan, lord George Robertson, explicó que el acuerdo apuntaba a unir los esfuerzos de Moscú y la Otan en la lucha contra el terrorismo. “El 11 de septiembre trajo el siguiente mensaje: busquen soluciones y búsquenlas juntos. Hay un nuevo enemigo allá afuera y el hombre y la mujer de la calle lo saben y esperan que nosotros lo enfrentemos”, dijo. Como un avance de lo que significa el cambio de norte de la acción de la Otan, Robertson también se refirió a la necesidad de disuadir a las partes del conflicto entre India y Pakistán, que se ha convertido en una constante amenaza nuclear de la posguerra fría (ver recuadro).

Con el acuerdo Otan-Rusia y la firma del tratado conjunto entre Bush y Putin para reducir en dos terceras partes el arsenal nuclear de ambos países la amenaza a la seguridad mundial ha dejado de ser el enfrentamiento entre grandes potencias. Ahora los asuntos que preocuparan a la Otan serán la existencia de grupos terroristas en el mundo y los conflictos étnicos entre actores o Estados con acceso a armamento nuclear, químico o biológico.