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| Foto: Archivo particular

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Candidatas mujeres y los millennials modifican el mapa electoral en Estados Unidos

Estos grupos podrían traer consigo novedades en la elección de medio término en Estados Unidos, la primera prueba de fuego electoral para Donald Trump.

29 de junio de 2018

Una ola nunca vista de candidatas mujeres, así como una generación de votantes de menos de 35 años, cuyo número puede tener un enorme peso electoral, podrían ser capaces de inclinar la balanza en una dirección u otra en la elección de medio término en Estados Unidos, la primera prueba de fuego electoral para Donald Trump desde que llegó al poder.

Las maquinarias partidarias están en marcha y a todo vapor. Este año, como ocurre siempre a mitad del mandato presidencial, se renuevan las 435 bancas de la Cámara de Representantes y los 35 asientos del Senado, que cambia por tercios cada dos años.

A poco más de cuatro meses para esta votación clave, que puede definir el futuro de la era Trump y dar pistas sobre los resultados de la elección presidencial de 2020, los pronósticos están todavía abiertos.

Los encuestadores hacen cálculos sin alcanzar certezas y se apoyan en la historia norteamericana para decir que la oposición demócrata puede recuperar el control de las dos cámaras del Congreso, ya que “por costumbre el partido gobernante pierde bancas en las legislativas de medio término”, según afirmó John Zogby, fundador de la firma de encuestas Zogby International, en una charla con periodistas.

Los sondeos respaldan esta percepción, con una leve ventaja de seis puntos (45% contra 39% en intención de voto), según la última medición del diario USA Today y la Universidad de Suffolk.

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Pero esos mismos analistas admiten que hay variables como el nivel de participación, la movilización de los jóvenes y el efecto de una economía en auge, los cuales pueden incidir en el resultado.

Sobre todo, destacan que hay una oferta electoral inédita, que agrega una cuota más de incertidumbre. Más de un centenar de mujeres en todo el país ganaron la nominación en las elecciones primarias y ahora buscan acceder por primera vez a una banca en el Congreso. Muchas de ellas son claras favoritas o cuentan con muy buenas posibilidades de ganar.

La gran mayoría, además, pertenece al opositor Partido Demócrata, como la jueza Verónica Escobar en Texas, Deb Haaland en Nuevo México, la exmaestra Chrissy Houlahan en Pensilvania o Kathy Manning en Carolina del Norte. Y a ellas se sumarán otras, ya que las internas partidarias están en pleno proceso.

El efecto electoral puede ser crucial para el nuevo reparto de fuerzas ya que, como explicó a la Agencia Anadolu Erick Langer, profesor de Historia de la Universidad de Georgetown, un 56% de los votantes estadounidenses son mujeres y “si hay más candidatas mujeres en las listas es más probable que ellas apoyen a estas candidatas” y no a sus rivales masculinos.

Así, lL composición de las cámaras podría cambiar radicalmente, tanto en el equilibrio de género como en sus mayorías, lo que hace a esta elección única e impredecible.

Según Zogby, los demócratas podrían controlar 219 de las 435 bancas en la Cámara de Representantes, contra 216 de los republicanos.

El efecto millennial

A este fenómeno se añade otro dato interesante: los millennials son el grupo etario más grande del país, por encima de los baby boomers de la posguerra. En números son 75,4 millones contra 74,9 millones de personas, según el censo de 2015. Y se incorporan al voto millones de centennials, la llamada “generación z”, nacida hacia fines de la década del noventa y cuyo ingreso a la vida política estuvo marcado por un hecho traumático, que les dio gran protagonismo y visibilidad en el último año: la masacre escolar de Parkland, en Florida, que puso sobre la mesa el debate sobre la seguridad y el control de armas.

A partir de esa tragedia, que caló hondo en la sensibilidad estadounidense y “definió a los millennials como generación”, dijo Zogby, miles de jóvenes en todo Estados Unidos asomaron a la militancia política con una agenda que combina el rechazo total a la tenencia irrestricta de armas y la conciencia de su enorme poder de convocatoria y movilización a través de las redes sociales.

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¿Cómo se van a comportar en las urnas? En principio, nada de esto parece jugar a favor del Partido Republicano, pero la gran incógnita en un país donde el voto no es obligatorio es qué grado de participación van a tener estos jóvenes en noviembre. ¿Acudirán masivamente a votar por los candidatos dispuestos a impulsar su agenda antiarmas y, por ende, anti-Trump?

Para Zogby, el buen momento que atraviesa la economía, con un desempleo que descendió a un bajísimo 3,8%, puede moderar en cierta medida el rechazo al actual presidente.

Pero Langer cree que el beneficio electoral que la economía puede reportarle al mandatario puede ser de corto aliento. “Este momento puede durar poco por la guerra comercial que emprendió Trump con China y con varios países aliados”, señaló. 

Más allá de la economía, Zogby identifica igualmente una “crisis” en el Partido Republicano, que “no atrae a los jóvenes de menos de 35 años”.

Entre los republicanos, indicó el encuestador, el principal tema de preocupación es la inmigración. El 73% se inclina en ese sentido. Por eso Trump insiste en la agenda antiinmigrante y en su política de “tolerancia cero” con los ingresos ilegales a lo largo de la frontera sur. Criminalizar a los inmigrantes le sirve para cohesionar a su base partidaria. Pero esta agenda puede no ser suficiente. 

Zogby ofreció un dato adicional, que sirve para valorar el cambio demográfico y generacional de las últimas décadas en Estados Unidos: 61% de los millennials no se identifican como blancos, y tampoco lo hace el 52% de los centennials. Mientras mayor sea el número de quienes no se identifican como blancos, más votos obtendrá el Partido Demócrata, observó el encuestador. “Por eso su nivel de participación va a ser determinante”, sostuvo.

Históricamente, sin embargo, los jóvenes han tenido poca participación electoral en Estados Unidos. “Ni siquiera en los años sesenta o setenta, de gran movilización juvenil, tuvieron mucho peso en las urnas”, dijo Langer. Claro que entonces no existían las redes sociales.